Lee Kuan Yew: un gigante político de su tiemp
Lee Kuan Yew en Pekín,el 23 de mayo del 2011. [Foto: Xu Jingxing]
Por Tom Plate
23/03/2015(El Pueblo en Línea)- Lee Kuan Yew y sus seguidores, que son mayoría en Singapur, han demostrado al mundo que el crecimiento económico tiene que formular políticas públicas basadas en prácticas más eficientes y en un pragmatismo real, en lugar de amarrarse a esquemas ideológicos.
También dicho crecimiento tiene que compartir su visión con los ciudadanos y trabajadores . Bajo cualquier sistema social, es fundamental que la gente sea atraída y crea en el hacer como la mejor forma de esforzarse.
LKY (como él solía firmar ) convenció a mucha gente que su camino -trabajo duro,política pública científica, monopolio del partido político, gobierno limpio y medios como aliados, funcionaría. Y lo hizo. En su propios palabras, Singapur fue del "tercer mundo" al "primer mundo".
Una vez le ofrecí un criterio del gran Isaiah Berlin, el grande de Oxford que imaginaba el genio político a la manera de Leon Tolstoy. Los grandes eran "erizos" o"zorros". Tener un sentido político multifacético (como el zorro ultra alerta que conoce mil maneras de sobrevivir) o una gran idea transformadora (con poca habilidad para la sobrevivencia, pero dotado de una singularidad sin límites).
Winston Churchill, con todos sus trucos de guerra, era un zorro mientras que Albert Einstein, que apenas podía cruzar la calle sin ayuda, era un erizo.
Lee Kuan Yew, aceptando sólo a regañadientes mi dicotomía Berlín-Tolstoy, insistió en que él era un zorro, no un erizo: "me puede llamar un "utilitario" o lo que sea. Estoy interesado en lo que funciona". Para él, la gobernanza requiere un mapa de rutas múltiples para la gestión futura, así como una administración madura del presente. Sus críticos lo habían menospreciado como un "estadista-niñera", sin embargo en la historia no hubo tantas "niñeras" tan competentes y diligentes como LKY.
El pequeño viaje de Singapur también necesitó de un equipo de colegas afines y de gente talentosa, con una cultura tolerante y confuciana ante un liderazgo singular y excepcionalmente fuerte.
Tal vez sólo su difunta esposa Kwa Geok Cho entendía lo que estaba detrás de ese rostro emblemático que de repente podía ser brusco, frío e intimidante y dos horas más tarde encantadoramente gentil y razonable. Le comenté que me maravillaba lo bien que los singapurenses lo comprend
ían, pero sacudió la cabeza y esgrimió de nuevo: "Creen que me conocen, pero sólo conocen al hombre público ".
Intenté sondearlo con preguntas molestas. Una vez le pregunté si conocía a alguien vivo que fuera como él, a lo que respondió sin pena: "No conozco persona alguna que sea más o menos como yo". Él pudo tener razón, y si así fuera, es mi oportunidad para concederle el honor de ser un erizo político, a pesar de todo.
Para gobernar en estos complejos tiempos , tienes que ser ambas cosas. Y en efecto, el erizo político debe tener dos caras en su ser político. Como Maquiavelo insistió, lo mejorera que el líder, al mismo tiempo fuera temido y amado. Por eso Lee Kuan Yew, que lo tuvo todo, se convirtió en un gigante político de su tiempo.
El autor es un distinguido erudito sobre temas de Asia -Pacífico de la Universidad de Loyola Marymount en Los Angeles. Es autor del libro Conversaciones con Lee Kuan Yew, publicado en la serie Gigantes de Asia.
(Editor:Elena G.,Rocío Huang)