Las autoridades cubanas dan los toques finales para el inicio de la zafra azucarera 2015-2016, cosecha que comenzará el próximo 25 de noviembre y que está considerada como "especial" por realizarse en medio de una severa sequía.
"Esta será una zafra azucarera especial", señaló recientemente el representante de Azcuba, grupo empresarial estatal que sustituyó al Ministerio del Azúcar en 2011, Dyonis Pérez.
El experto expresó que la isla cuenta con menos caña que la esperada debido a la intensa sequía que azota al país desde hace meses, considerada como la más grave de los últimos 115 años.
Azcuba no renuncia, sin embargo, a los planes de producción del dulce, que en la actualidad vive un repunte de precios en el mercado internacional.
A su vez, el vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura dijo que "lo que se deje de producir en el campo por la sequía, lo podremos recuperar en la industria con mejor organización y mayores niveles de eficiencia".
"Bajo ningún concepto vamos a renunciar a producir mayores cantidades de azúcar y derivados", subrayó Machado Ventura en septiembre pasado durante una reunión con 250 directivos de empresas vinculadas al sector.
En la zafra que comenzará en unos días y de manera gradual hasta diciembre, trabajarán 33 centrales azucareras hasta completar 50 ingenos.
La entidad puso en funciones durante el presente año un ingenio más con relación a la cosecha anterior.
El grupo empresarial estatal espera alcanzar 76 por ciento de la molida y obtener un rendimiento industrial de 10,6 toneladas del dulce.
Durante la anterior cosecha (2014-2015), la producción de azúcar creció 18 por ciento con relación a las 1,6 toneladas refinadas en la zafra 2013-2014.
Los resultados de la cosecha anterior son considerados por Azcuba como los mayores de los últimos 11 años, aunque el plan previsto se alcanzó sólo en 96 por ciento.
El sector azucarero cubano, que por décadas fue la principal industria de la isla, sufre de una severa descapitalización y representa ahora alrededor del 5 por ciento del ingreso de divisas de la nación isleña.
La cosecha se mantuvo estable hasta la zafra 1993-1994, cuando se produjo un descenso en los índices de producción como consecuencia del llamado Período Especial.
Así se denomina en la isla a la crisis generada por la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el frente socialista.
Entre 2002-2003 se desplomó el índice de superficie cosechada, como reflejo del desmantelamiento de centrales y el desmontaje de la industria azucarera.
Se rompió "con una tradición de cuatro siglos que había hecho de la producción azucarera la locomotora de la economía nacional".
En esos años se desmontaron muchas refinerías, que disminuyeron de 156 a 61, desaparecieron decenas de miles de puestos de trabajo y la superficie de cultivo se redujo de 2 millones de hectáreas a unas 750.000.
A partir de 2010, las autoridades buscan la reanimación del sector ante la evidencia de lo drástico de las medidas tomadas casi una década antes y la valoración de las potencialidades económicas de los derivados de la caña.
El actual plan de reformas económicas en el país señala como objetivos prioritarios de esta industria el incremento sostenido de la producción de caña, el perfeccionamiento de la relación entre el central azucarero y los productores cañeros, así como la diversificación.
La central azucarera espera revertir un largo declive en la producción local desde 8 millones de toneladas en 1990.
Considerada en otros tiempos como la "locomotora" económica del país, la industria azucarera cubana tocó fondo en la cosecha 2009-2010, cuando registró una producción de 1,1 millones de toneladas, la peor en 105 años.
La isla consume entre 600.000 y 700.000 toneladas de azúcar anuales.
Cuba vende, además, unas 400.000 toneladas a China y el resto a otros mercados.