En Pekín urge imponer una tasa de congestión
Atasco de tráfico en Beijing, China. [Foto: IC]
Pekín, 07/12/2015(El Pueblo en Línea)- A raíz de las sucesivas alarmas por la alta contaminación ambiental que se han estado registrando en Pekín, las autoridades acaban de informar que es muy probable que entre en vigor una tasa de congestión para los automóviles.
Por desgracia, tal afirmación es poco más que un consuelo, ya que esta no es la primera vez que la posibilidad de imponer una tasa de congestión llega a la agenda del gobierno de Pekín.
La capital china alberga más de 20 millones de habitantes y en sus calles ruedan alrededor de 6 millones de automóviles. Desde el 2010, Pekín comenzó a considerar establecer tasas de congestión. En su último plan quinquenal para el control de las emisiones de los vehículos automotores, la ciudad planea este año introducir una tasa de congestión para la zona centro.
Esta medida administrativa no es nueva en el planeta. Por ejemplo, las tarifas de congestión de Londres (en inglés: London congestion charge) son un peaje urbano que funciona como tasa que se aplica a determinados conductores que circulan en la zona central de Londres y está fundamentado en el concepto económico de tarifas de congestión. La capital británica es la ciudad más grande del mundo que ha implantado este modelo. La tasa diaria debe ser pagada por el dueño de un vehículo que entra, sale o se desplaza por la zona delimitada en un horario determinado. No pagar la tasa supone multa y otras penalidades.
Sin embargo, a pesar del hecho de que Pekín sufre una grave contaminación del aire e interminables atascos en la circulación cotidiana, las autoridades locales todavía están “estudiando” la posibilidad de imponer una tasa de congestión.
El éxito de una política de este tipo, vigente en muchas otras capitales extranjeras, no garantiza el carpetazo a los problemas del tráfico y la contaminación. Hoy Pekín, sin dudas, tiene que establecer una tasa de congestión para ayudar a mejorar su insostenible situación actual.
Por otra parte, para lograr una evidente descongestión el gobierno municipal de Beijing tiene que lograr una integralidad en la gestión. Esto se traduce en ampliar el servicio de transporte público subterráneo (metro) y, de forma gradual, rediseñar la ciudad para que los residentes tengan que desplazarse lo menos posible desde el hogar al centro de trabajo.
Siempre hay reticencias a la hora de cerrar filas y tomar medidas, si éstas implican nuevos costos para los residentes, pero si se quiere cortar por lo sano y solucionar los terribles problemas del tráfico y la contaminación en Pekín, a las autoridades locales no les puede temblar la mano. Hay que implementar medidas drásticas, tan pronto como sea posible.
La gravedad de los problemas del tráfico y la contaminación de la ciudad no permite ya que los políticos sigan posponiendo aquello que les toca hacer: imponer una tarifa de congestión. Puede ser una medida impopular, pero es un requisito necesario para comenzar a erradicar estos graves problemas que padece la capital del país y lograr que los atascos y la contaminación no se salgan de control.
(Editor:Elena G.,Rosa Liu)