El pequeño Xu Mingze contiene la respiración. Está leyendo una historia acerca de una niña de su edad, quien interviene para impedir que un delincuente robe jujubes (frutos) a una anciana ciega.
Cuando el delincuente insulta y golpea a Xiang Ling, la valiente chica, aparecen lágrimas en los ojos de Xu. Cuando se hace justicia y el hombre se disculpa, Xu suspira con alivio.
"Me gusta Xiang Ling", comenta. "Ella es bondadosa y más sensible que algunos adultos".
Incluso este niño de primer grado de Beijing puede encontrar energía positiva en la historia: el poder de la amabilidad. "¿Ves cómo el hombre lamenta lo que hizo y se disculpa?".
La historia "Jujubes Rojos" es sólo una obra de las muchas escritas por el profesor de la Universidad de Beijing, Cao Wenxuan, de 62 años de edad, que el lunes ganó el Premio Hans Christian Andersen 2016 en la Feria del Libro Infantil de Bolonia en Italia. El premio bienal es un medallón de oro que entrega la reina de Dinamarca, y es otorgado a un autor vivo por su "contribución perdurable a la literatura infantil".
La mamá de Xu, Li Meng, compró el libro el año pasado, antes de que el chico pudiera leer solo, debido a que estaba ampliamente recomendado por muchos críticos de libros. "Cuando le di una hojeada al libro, me di cuenta de que su narrativa era simple y animada. Sentí que estaba justo ahí presenciando la escena narrada".
MÁS QUE RISAS
De hecho, la mayoría de los textos de ficción de Cao son historias lacrimógenas con escenarios ampliamente diferentes a la gran ciudad donde Xu y su madre viven.
"Bronce y Girasol", que se reimprimió 170 veces y vendió varios millones de copias, fue recomendado por el periódico británico "The Independent" el año pasado como un libro "para encender la imaginación joven". Se trata de una historia conmovedora de dos niños que ayudan a otro a superar una conmoción a mediados de la década de los 60. Bronce es mudo y sumamente pobre. Girasol es una niña que vive con él. La historia es imperecedera y es una lectura recomendada para adolescentes de escuelas de todo el país.
Patricia Aldana, presidenta del jurado de este año del Premio Hans Christian Andersen, describió a Cao como "un gran ejemplo de que escribir una maravillosa prosa y contar historias sobre chicos valientes que enfrentan tremendas dificultades y desafíos puede atraer a numerosos y comprometidos lectores infantiles". Cao contribuyó a formar una tradición literaria en China que "honra las realidades de los mundos de los niños".
"Pienso que la escritura de Cao es hermosa porque, a diferencia de otros escritores que tratan de imitar el modo de hablar de los niños, él narra en el tono de un adulto y a menudo cuenta historias ubicadas en el mundo adulto", dijo Li Meng.
El mundo adulto en ocasiones está lleno de miseria y tragedia y Cao nunca evita esos temas. "La literatura proporciona mucho más que risas, y las tragedias forman una voluminosa parte de las grandes obras literarias", alguna vez declaró.
DURAS LECCIONES
Nacido en 1954, Cao pasó su juventud en la pobreza. En la secundaria, su ropa a menudo estaba muy gastada y llena de hoyos. "Me avergonzaba tanto que me apoyaba contra la pared o un árbol, temeroso de participar con mis compañeros en cualquier juego".
Cao recuerda la constante carencia de alimentos. "El hambre es como un fantasma que se aferra a ti adonde sea que vayas", escribe. La difícil situación de su infancia le enseñó muchas lecciones importantes y le inyectó fortaleza a su carácter. Ingresó en la Universidad de Beijing en 1974, y se graduó en lenguaje y literatura chinos, y empezó una carrera en la enseñanza y la escritura poco después de su graduación.
Actualmente, Cao es uno de los autores de mayores ventas de literatura juvenil y para adultos en China. Ampliamente aplaudido por los críticos, maestros y por sus lectores, las obras de Cao también les disgustan a algunos padres, particularmente en localidades de clase media, quienes creen que los libros infantiles deben ser anodinos: interesantes más que educativos y alegres en vez de provocativos.
"Ni a mí ni a mi hijo de 14 años nos gusta el trabajo de Cao. Las tramas a menudo son simples e ingenuas. Muchas historias con como propaganda", comentó Zhao Lianyu, un ejecutivo de negocios de Beijing.
"El premio es algo digno de celebrarse, pero eso no significa que todos los niños disfruten de sus libros", escribió en línea una madre identificada como "Kiko". "Desde mi perspectiva, los niños no necesitan ahondar en tanta miseria. ¿Por qué no dejarlos ser felices y despreocupados, como deben ser los niños?".
A pesar de la controversia, el premio Hans Christian Andersen seguramente atraerá a más padres y a sus hijos hacia los estantes de libros, en vez de pasar interminables horas frente a iPads y smartphones, indicó la profesora de una escuela primaria de Beijing, Liu Junqing.
"Aliento a mis estudiantes, la mayoría de quinto grado, a leer ampliamente, y sería muy feliz si ellos leyeran las novelas de Cao en lugar de jugar videojuegos en su tiempo libre", expresó.
En una ocasión Cao rechazó la solicitud de una madre que le pidió escribir una nota diciendo "que la felicidad y las risas estén presentes en cada día de tu vida" en un libro que la mujer había comprado como obsequio para su hija. El escritor dijo "la literatura infantil no debe basarse sólo en ilusiones. Los chicos tienen el derecho a saber cómo es realmente el mundo".
(Editor:Rosa Liu,Rocío Huang)