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Expertos chinos vislumbran el inicio de un nuevo ciclo político en América Latina

Actualizado a las 27/04/2016 - 15:10
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El Senado brasileño estableció este lunes una Comisión Especial para debatir si da o no luz verde a la continuidad del proceso para la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

El "impeachment" que afronta la mandataria refleja, en cierta medida, las dificultades que enfrenta el izquierdismo en América Latina, teniendo en cuenta que Brasil ha sido desde 2003, cuando Luiz Inacio Lula da Silva asumió el poder, testigo e impulsor de la prosperidad de esa tendencia política en el siglo XXI.

Expertos consultados por Xinhua coincidieron en que el panorama político de la región latinoamericana está experimentando profundos cambios y que la corriente izquierdista, que se ha impuesto durante más de una década, se encuentra en un punto de viraje, en tanto la derecha política recupera su fuerza.

Esta serie de cambios implicarían el advenimiento de un nuevo ciclo político en América Latina, apuntaron.

LA BAJAMAR DE LA IZQUIERDA

El pasado 17 de abril, la Cámara de Diputados brasileña aprobó por más de dos tercios de votos a favor el juicio político contra la presidenta Rousseff, el cual ahora se debate en el Senado.

Si la cámara alta aprueba el proyecto, también por dos terceras partes de los senadores, Rousseff, que tiene mandato hasta 2018, será destituida definitivamente de su cargo.

El director ejecutivo del Centro de Estudios Brasileños del Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales de China (CASS, siglas en inglés), Zhou Zhiwei, opinó que la desintegración de la alianza gobernante y la "deserción" de los partidos pequeños y medianos han dejado a Rousseff poco espacio para maniobrar en el Senado.

El gobierno del Partido de los Trabajadores, que ha estado en el poder durante 13 años consecutivos, se halla virtualmente en un "desplome", agregó.

Si es destituida Rousseff, Brasil será otra prueba en el "giro hacia la derecha" que presenta la arena política latinoamericana.

En noviembre pasado, la gobernante alianza izquierdista "Frente para la Victoria" perdió las elecciones generales argentinas, poniendo fin a 12 años de gobierno de izquierda.

Pocos días después, la oposición venezolana de derecha derrotó por primera vez en 16 años al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), logrando el control de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral). Ahora está procurando realizar un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.

En febrero último, un referendo boliviano rechazó el proyecto de enmienda constitucional que permitiría al presidente Evo Morales buscar su cuarto mandato.

Esta derrota en el plebiscito constituyó un revés inusual en los 10 años de gobierno de Morales, quien goza de un apoyo de hasta el 70 por ciento.

Por mencionar el caso más reciente, dos candidatos presidenciales de derecha, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, ganaron el primer y segundo lugar, respectivamente, en los comicios peruanos del 10 de abril, para entrar en la segunda vuelta.

Quienquiera de ellos gane, habrá un gobierno de derecha en Perú en junio próximo.

Para la investigadora del Instituto Latinoamericano de la CASS, He Shuangrong, se ha acabado prácticamente el ciclo político de "giro hacia la izquierda" en América Latina, pues países de gran soporte del movimiento izquierdista como Venezuela y Brasil actualmente están ocupados con crisis internas, dejando que esta tendencia pierda a alguien que lo lidere.

LAS CAUSAS DETRAS DEL FENOMENO

Para Sun Yanfeng, director asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China, los importantes cambios en la arena política latinoamericana se atribuyen al languidecimiento de la economía regional, el estallido interminado de las crisis políticas y el empeoramiento de la tensión social, entre otros factores.

Desde el fin del "superciclo" de las materias primas en 2013, varios países de la región se encontraron ante un embotellamiento en su desarrollo, con drásticas reducciones de las ventas al exterior, el fuerte desequilibrio de las cuentas corrientes, el agotamiento paulatino de las divisas acumuladas en los diez años del "carnaval de las commodities", entre otras dificultades.

De acuerdo con cifras divulgadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el conjunto de las economías de la región se contrajo el 0,4 por ciento en 2015. Este es el primer crecimiento negativo de la región desde 2009, cuando estalló la crisis financiera global. Se prevé que este año se contraerá un 0,6 por ciento.

A causa del desempeño económico débil, algunos países izquierdistas sufrieron la devaluación de la moneda nacional, la subida drástica de la inflación y el aumento del desempleo, con un incremento de las protestas sociales que se traduce en desconfianza en la capacidad del gobierno.

Además, los fallos de los gobiernos izquierdistas en las políticas macroeconómicas y de bienestar social también han sido un importante factor por el que han perdido gradualmente popularidad.

Algunos de esos gobiernos no han podido aprovechar las oportunidades para ajustar la estructura económica, asignando demasiados recursos fiscales para implementar políticas populistas.

Sin embargo, a medida que los ingresos fiscales descendían, los gobiernos izquierdistas se han visto obligados a reducir la implantación de políticas de bienestar social, haciendo que numerosos seguidores pasasen a ser opositores.

Mientras tanto, los medios de comunicación de dominio derechista propagaron rumores sobre la corrupción de dirigentes izquierdistas, insinuando su culpabilidad incluso antes de ser juzgados. Esa práctica ha causado la drástica caída de la popularidad de algunos dirigentes izquierdistas.

PERSISTEN LAS BASES

Según el investigador del Instituto Latinoamericano de la CASS, Zhang Fan, en el proceso del desarrollo político de América Latina, existe un notable fenómeno de "péndulo político".

Explicó que, en función de la fluctuación del ciclo económico, las fuerzas políticas izquierdista y derechista se alternan, lo que refleja la división de los estratos de la sociedad latinoamericana y las divergencias en torno a la justicia y la eficiencia.

El "giro hacia la izquierda" que ha vivido la política latinoamericana desde finales del siglo pasado no sólo correpondió a la fuerte demanda de redistribución de la riqueza, sino que también redujo, mediante una serie de políticas sociales, la tasa de pobreza y fortaleció a la clase media.

Durante el periodo 2002-2012, la tasa de la pobreza en la región se redujo en 15,7 puntos porcentuales, del 43,9 al 28,2 por ciento.

No obstante, debido al empeoramiento de las circunstancias económicas internas y externas, el problema de la pobreza de la región repuntó. En 2015, la población en situación de pobreza e indigencia aumentó en siete millones y cinco millones, respectivamente, es decir, un 1 y un 0,6 por ciento.

Además, América Latina sigue siendo la región donde se registra la mayor brecha entre ricos y pobres. De acuerdo con la CEPAL, en 2014, los ricos, que representaban el 10 por ciento de la población regional, contaban con el 71 por ciento de la riqueza total.

Wu Baiyi, director del Instituto Latinoamericano de la CASS, indicó que como en América Latina está lejos de formarse una sociedad en forma de "balón de rugby" similar a los países desarrollados, las bases sociales de la izquierda latinoamericana, engrosadas principalmente por la población de menos recursos, no han registrado cambios fundamentales.

Aunque la izquierda latinoamericana experimenta una bajamar y la derecha vuelve al poder en medio del difícil momento económico, la primera tiene una gran posibilidad de recuperar el terreno perdido si los gobiernos de derecha no pueden hallar la receta para zafarse del invierno económico y manejar bien el equilibrio entre eficiencia económica y justicia social, concluyó Wu.

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