El arbitraje respecto a la disputa del Mar Meridional de China promovido de manera unilateral por el anterior gobierno filipino de hecho es una celebración entre los árbitros sin escrúpulos, quienes han ocultado sus motivos egoístas bajo el disfraz del Estado de derecho.
En 2013, la administración de Aquino III presentó un caso de arbitraje respecto a su disputa con China sobre el Mar Meridional de China, lo que provocó la creación de un tribunal de arbitraje ad hoc de cinco miembros.
Con esta acción, Filipinas violó su acuerdo permanente con China para solucionar sus disputas mediante la negociación bilateral. El país violó también el derecho de China a decidir sus propios medios de solucionar disputas como una parte Estado ante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos, por sus siglas en inglés).
El martes pasado, el tribunal emitió un llamado fallo final, que niega los derechos históricos de mucho tiempo de China en el Mar Meridional de China.
El gobierno chino dijo en un libro blanco que como el arbitraje no tiene jurisdicción sobre este caso en particular, los fallos decididos por él son nulos, sin efecto legal y no tienen una fuerza vinculante.
"La soberanía territorial y los derechos e intereses marítimos de China en el Mar Meridional de China bajo ninguna circunstancia deben verse afectados por esos fallos. China no acepta ni reconoce esos fallos. China se opone y jamás aceptará ningún señalamiento o acción basada en esos fallos", indica.
TRIBUNAL PARCIAL
La mayoría de los miembros del tribunal ad hoc fueron elegidos por Shunji Yanai, entonces presidente del Tribunal Internacional del Derecho del Mar y ex embajador japonés en Estados Unidos.
Yanai presentó un informe ante el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en el que pidió el levantamiento del veto a la capacidad de Japón para enviar a su ejército al extranjero en un papel de combate, algo que iría en contra de su Constitución.
Se cree que la creación del tribunal de arbitraje de Yanai fue parcial porque inicialmente eligió al juez Chris Pinto de Sri Lanka, cuya esposa es filipina, como uno de los jueces del tribunal.
Pinto fue sustituido después por el juez Thomas A. Mensah de Ghana, quien estudio mucho tiempo en Reino Unido y Estados Unidos.
Los otros cuatro miembros son los jueces Jean-Pierre Cot de Francia, Stanislaw Pawlak de Polonia, el profesor Alfred Soons de Holanda y Rudiger Wolfrum de Alemania.
Cuatro miembros tienen una experiencia amplia en arbitraje. Mensah participó en cinco casos de arbitraje por disputas marítimas y Wolfrum, en tres.
Sin embargo, algunas posturas de los miembros en casos pasados son cuestionables pues han sentado precedentes para ampliar la jurisdicción del tribunal a voluntad e ignorar los asuntos de soberanía.
Wolfrum, quien fue designado por Manila para el caso del Mar Meridional de China, participó en un caso de arbitraje respecto a una disputa por el archipiélago Chagos entre Reino Unidos y Mauricio de diciembre de 2010 a marzo de 2015. Fue un arbitro designado por Mauricio en el caso.
Reino Unido sostuvo que el tribunal no tenía jurisdicción sobre el caso dado que éste tocaba asuntos de soberanía. Sin embargo, Wolfrum, junto con otros árbitros, rechazó el llamado de Reino Unido.
Cuando Holanda demandó a Rusia después de que la Armada rusa abordó y detuvo a la tripulación de un barco holandés en aguas de la costa de Rusia en 2013, Moscú afirmó que el tribunal no tenía jurisdicción en el tema y se negó a participar en las audiencias.
Wolfrum, que no fue árbitro en el caso ruso, emitió una opinión con otro juez, en la que criticaron duramente la postura de Rusia.
Expertos en derecho internacional señalan que la vieja opinión que un árbitro sostiene en algunos tipos de disputa puede influir en su juicio sobre otros casos, llevándolo a tomar una determinada decisión y afectando la imparcialidad del arbitraje.
Shunji Yanai conoce esto demasiado bien. También sabe que fácilmente podía crear un tribunal prejuicioso contra China al elegir algunos árbitros más inclinados a ignorar los asuntos relacionados con la soberanía.
Por supuesto, los árbitros parciales no son suficientes. El papel de Estados Unidos como policía global fue clave.
La evidencia muestra que Estados Unidos ha estado instigando y manipulando a Filipinas para actuar en un llamado frente legal.
Expertos indican que sin la cuidadosa planificación de Estados Unidos, Filipinas por sí sola no habría sido capaz de presentar el caso de arbitraje.
El equipo legal de Estados Unidos no sólo apareció antes del tribunal ad hoc, sino que también se encargó de la redacción del documento legal de varias miles de páginas.
Pero el mérito más importante del equipo legal, comentan los expertos, es su inextricable conexión con el tribunal.
El abogado estadounidense Bernard Oxman, quien representó a Filipinas en el arbitraje, previamente había trabajado con Shunji en varias ocasiones.
Oxman también tiene cercanas relaciones con el gobierno de Estados Unidos. Fue Asesor Legal Adjunto en Temas de Océanos, Medio Ambiente y Asuntos Científicos del Departamento de Estados de Estados Unidos de 1968 a 1977.
Oxman también fue vicepresidente de la delegación estadounidense en la tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos III) y uno de los coordinadores del grupo del idioma inglés de los comités de redacción de la Conferencia. Esto a pesar del hecho de que Estados Unidos aún no era miembro de Unclos.
Los expertos apuntan al hecho de que las complicadas e inextricables conexiones entre los árbitros y los gobiernos de Japón y Estados Unidos así como el de Filipinas, ha constituido una enorme red de intereses políticos, que pisotearon la justicia al abusar del derecho y del orden internacional.
(Editor:Rosa Liu,Rocío Huang)