Las bodas entre chinos y extranjeros traen alegrías y dolores de cabeza
Tianjin,01/08/2016 (El Pueblo en Línea) - Una boda es tanto una celebración de la cultura como una celebración del amor, por lo que cuando yo, un hombre escocés y mi novia Shelley, una mujer china, decidimos casarnos en Tianjin, quisimos honrar nuestras tradiciones nacionales y tener una mezcla de ambas en nuestra boda. Esto, sin embargo, resultó mucho más difícil de lo que pensamos. Puede que las culturas viajen y que casi todo esté a la venta en la China moderna, pero existen límites. Incluso cuando casi todo está fácilmente disponible, siempre se presentaban dificultades inesperadas.
Nos mudamos a Tianjin en agosto después de conseguir trabajo allí y planeamos casarnos el 1 de mayo del año siguiente. Quedamos con varias agencias que organizan bodas para tener una idea de lo que le gustaba o disgustaba. Queríamos una ceremonia cristiana con un pastor de una iglesia local, ya que Shelley es creyente.
Queríamos también que hubiese un baile escocés, algo tradicional después del convite y el brindis. No queríamos nada demasiado ostentoso, como fuentes de champagne o máquinas de burbujas. Nuestro objetivo es que fuera algo simple y divertido, para nosotros y para los invitados. Por lo tanto, al ser nuevos en la ciudad, exploramos todos los lugares adecuados para la celebración.
Pero rápidamente llegó el primer problema. Ninguno de los hoteles estaba equipado para organizar el baile. Todos ellos tenían grandes salones, pero ninguno era adecuado para el baile. Finalmente nos decidimos por el Hotel Astor, con vistas al río Haihe. Era muy elegante y tenía una sala para la ceremonia y las fotos, además de un comedor que al terminar el convite se vaciaba y re-decoraba para el baile, por lo que pagamos un depósito y continuamos con los demás preparativos.
Pero dos meses más tarde, una llamada telefónica del Hotel Astor nos daba la mala noticia de que el hotel estaría cerrado por renovación en la fecha de nuestra boda, por lo que no podíamos celebrar nuestra boda allí.
Tuvimos que reanudar nuestra búsqueda. Pronto encontramos con un hotel cercano, también con vistas al Haihe. Tenía un salón muy grande, donde se podían recoger las mesas para el baile aunque varias columnas gigantes de mármol entorpecerían a la gente durante el baile. Sin embargo, fue lo mejor que pudimos encontrar, por lo que de nuevo pagamos un depósito, con la esperanza de que todo quedase solucionado.
Con la misma mala suerte, un mes más tarde, la encargada de eventos agradables nos llamó para decirnos el hotel iba a cerrar, pero no su restaurante: ¿os gusta que os devuelvan el depósito en vales para el restaurante? No gracias, preferimos efectivo.
En un momento de desesperación tuvimos que reanudar nuestra búsqueda, pero ya estábamos desesperados. Un director de eventos de un hotel intentó ofrecernos una sala de conferencias de negocios, con alfombras grises y paredes de cristal, y nos daba la posibilidad de instalar un suelo de madera si queríamos organizar un baile, sólo por 5.000 yuanes (753 dólares). Que cara más dura. Finalmente, encontramos el Hotel Tianyu, y después de comprobar con ellos las fechas varias veces, decidimos reservar el lugar.
A continuación tuvimos que conseguir un organizador de bodas. Uno de los compañeros de Shelley nos recomendó una empresa: sin conocer nada mejor, llegamos a una oficina muy pequeña, sin nada que nos hiciese ver que se trataba de una agencia de organización de bodas. Esto fue la alarma de menor importancia, pero hablamos con ellos de todos modos, pasando por una lista de lo que queríamos y cómo lo queríamos. Ellos entonces nos enviarían una lista detallada y un presupuesto.
Cuando llegó, nos dimos cuenta rápidamente de que nos querían estafar. No tenían ningún material propio, por lo que debían contratar a terceras personas y cobrarnos un 20% más por ello. La tarta de boda de tres niveles nos costaría 4.000 yuanes. Los trajes de boda, decoraciones y mano de obra estaban igualmente inflados. Nos sentimos como que nos están tomando por tontos. Curiosamente, cuando rechazar la oferta, los precios caen al instante.
Así que buscamos otros organizadores de bodas de Tianjin hasta que encontramos uno que nos aseguraba que todo el material y equipos eran de su propiedad.
Llegado el día, todo funcionó sin problemas pero organizar una boda escocesa en Tianjin y depender de otras personas para que todo salga bien es una tarea mucho más complicada. Tal vez debería haber aceptado que en China, las bodas deben ser al estilo chino, pero como a los invitados les gusta el whisky, el baile, las faldas escocesas y la música, no puedo sentirme más orgulloso de que hay una parte de Tianjin que siempre será Escocia.
(Editor: Elena G.,Rocío Huang)