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Xi Jinping: Líder de la gran revitalización de China

Actualizado a las 14/03/2017 - 16:59
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BEIJING, 13 mar (Xinhua) -- ¿Podrá lograrlo China? Esa es la pregunta clave para el mayor y más valiente experimento económico, político y social del mundo.

La clave para entender la perspectiva del país asiático reside en la filosofía de gobernanza de su líder, Xi Jinping.

Xi está liderando a más de 1.300 millones de personas en la marcha hacia el Sueño Chino -- la revitalización de una nación que ha cosechado sorprendentes progresos en la creación de la prosperidad.

La experiencia, el compromiso, la determinación y la habilidad para gobernar y dirigir de este reformista de 63 años, que tiene al pueblo como su primera preocupación, constituyen algo un poco raro en el escenario político global, especialmente después de un 2016 lleno de turbulencias.

Hacia finales de 2017, el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) elegirá un nuevo grupo directivo para otro mandato de cinco años, un periodo clave para hacer de realidad varias metas antes de que el PCCh celebre su centenario, en 2021.

Los planes del gobierno son que para 2020 el Producto Interno Bruto sobrepase los 90 billones de yuanes (13 billones de dólares) y la población de clase media esté cerca de los 400 millones de personas, un enorme mercado para el mundo.

La meta se aproxima rápidamente, pero lograrla depende de que los funcionarios a todos los niveles puedan alinear su pensamiento con el del grupo directivo central y seguir la gran causa de las "cuatro integrales" del proyecto estratégico de Xi: una piedra angular de la prosperidad, la reforma, el estado de derecho y la gobernanza estricta del Partido. Esta estrategia tiene como fin llevar a la nación hacia la modernización y situarla en el centro del escenario mundial.

Esta es la historia propia de China, no ha sido copiada de ningún otro país ni tampoco será impuesta por China a nadie.

En las "dos sesiones" del Legislativo nacional y el máximo cuerpo asesor político, que por estos días se celebran en Beijing, Xi manifestó su confianza.

"Siempre y cuando reunamos la sabiduría y energía de los más de 1.300 millones de chinos, no podrá haber ningún límite para el éxito de nuestra causa", declaró el mandatario.

NUEVOS PENSAMIENTOS, NUEVAS ACCIONES

Desde joven jefe de un poblado pobre del noroeste del país, pasando a jefe del Partido en las regiones desarrolladas del este, hasta líder de la nación, Xi ha mostrado su gran entendimiento de la gobernanza de Estado, evidente en la reforma económica y social, los asuntos exteriores y la transformación militar.

En el terreno económico, Xi ha llevado a China a conseguir un crecimiento notable, mientras otras grandes economías se tambalean. Actualmente China aporta más del 30 por ciento del crecimiento económico mundial.

Xi denomina a la actual fase la "nueva normalidad", frase que se refiere al surgimiento de una economía más sostenida e inclusiva.

Para garantizar el éxito de este reequilibrio, Xi puso en marcha la receta de la reforma estuctural por el lado de la oferta.

Fundamentalmente diferente de las economías del lado del suministro de Occidente, la política de Xi supone una postura rígida contra las industrias anticuadas e ineficientes, poniendo en su lugar sistemas de trabajo y producción innovadores, respetuosos con el medio ambiente y resistentes a eventuales nuevas crisis financieras de alcance global.

China aspira a lograr este año una expansión económica de alrededor del 6,5 por ciento. A ese ritmo, el país producirá más que en tiempos de su crecimiento a doble dígito.

Xi está al volante de un gigante de la reforma, revitalizando y renovando casi cada aspecto de la economía y la sociedad, desde el sector financiero hasta la atención en salud. Cambiar la vida de varios cientos de millones de personas supone abandonar lo que ya ha dejado de ser relevante, como la política de "un hijo por pareja" y la "reeducación vía labor", una medida que se empezó a aplicar más de 50 años atrás a quienes cometían infracciones pequeñas.

Xi enfatiza el estado de derecho y la supervisión del poder, como lo demuestra su decisión de crear una comisión nacional de supervisión. Los legisladores chinos están preparando un código civil para proteger mejor los derechos de la gente.

La lucha contra la corrupción, una amenaza que, según el propio Xi, podría destruir el Partido y provocar la caída del Estado, ha alcanzado ya un "ritmo arrollador". Desde el XVIII Congreso Nacional del PCCh, en noviembre de 2012, al menos 240 altos funcionarios y más de un millón de funcionarios de nivel inferior han sido investigados.

Al tiempo que hombres de negocios, turistas y estudiantes chinos llegan a casi todos los rincones del planeta, Xi ve a China no sólo como un beneficiario de la globalización sino también un contribuyente a la misma. Como jefe de Estado, ya ha visitado alrededor de 50 países en su empeño por cumplir con su misión de construir "una comunidad de futuro compartido".

Su firme defensa del libre comercio y sus advertencias de que el proteccionismo equivale a "encerrarse en una habitación oscura" han sorprendido y entusiasmado a los observadores.

En la actualidad, la relación comercial China-EE. UU. "respalda los empleos de cerca de 2,6 millones de personas en Estados Unidos en un amplio rango de industrias", según un informe publicado en enero por el Consejo de Negocios China-EE. UU., con sede en Washington.

La iniciativa de la Franja y la Ruta, presentada por Xi en 2013, está conectando de nuevo a Asia con Europa y África. En estos tres años, los negocios de China han ayudado a construir 56 zonas de cooperación económica y comercial en 20 países a lo largo de la Franja y la Ruta, con una inversión total superior a 18.000 millones de dólares. Dichas zonas han ayudado a generar más de 1.000 millones de dólares en ingresos tributarios y a crear más de 160.000 empleos para esos países.

El compromiso de China con el Acuerdo de París sobre el cambio climático es reconfortante e inquebrantable.

CÓDIGO DE ÉXITO

Construir un gran país requiere de un liderazgo fuerte y competente dedicado a los intereses fundamentales del pueblo.

"Los éxitos más importantes de China residen en la planificación estratégica y en la toma de decisiones por parte de la dirección central", señaló Zhang Weiwei, director del Instituto de Estudios de China de la Universidad de Fudan (Shanghai).

A diferencia de las democracias occidentales, que parecen cada vez más obsesionadas por el espectáculo y las elecciones a corto plazo, el liderazgo de China tiene un objetivo a largo plazo y está más inclinado a planear para la próxima generación y más allá.

El alivio de la pobreza es un ejemplo. Éste ha sido incluido en los planes de trabajo de los dirigentes chinos de cada generación durante décadas.

Fundamental para una sociedad acomodada, el alivio de la pobreza mejoró la vida de 55 millones de chinos entre 2013 y 2016, un número mayor que la población de la República de Corea. El gobierno de China se ha comprometido firmemente a erradicar la pobreza a más tardar en 2020.

Pero la erradicación de la pobreza no es el único asunto a ser atendido. El tiempo es corto. La velocidad y la eficiencia son la esencia. Durante un viaje de trabajo en la ciudad de Fuzhou (este), Xi recordó a los funcionarios su deber de "ma shang jiu ban" --actuar con prontitud--, el estilo de trabajo que el presidente quiere ver en todo el país.

El sistema de gobernanza de China sigue siendo resiliente y sólido debido a la forma de cómo selecciona y moviliza a los funcionarios. Un cuadro solo puede ser promovido después de que él o ella ha servido en diversos puestos de base y ha adquirido suficiente experiencia. ¿Cuántos empleos ha creado un funcionario? ¿Dónde están los resultados tangibles del desarrollo económico y social? ¿Está el medio ambiente más limpio o más contaminado? Estos factores clave son considerados para cualquier promoción. Aquellos que resultan ineficaces son degradados y, en algunos casos, castigados.

El más reciente plan quinquenal ha puesto sobre los funcionarios locales la responsabilidad por los daños ambientales que causen, incluso si éstos se descubren después de haber dejado el cargo.

China hace hincapié en la unificación del liderazgo del Partido con el hecho de que el pueblo es el dueño del poder y el imperio de la ley. El enfoque chino ha mostrado su ventaja sobre el llamado "modelo occidental", sostuvo Zhang.

HACIENDO HISTORIA

Las "dos sesiones", entre los eventos políticos más importantes de China, están preparadas para apoyar la próxima ronda de reformas. Miles de legisladores y asesores políticos han formulado sugerencias sobre el desarrollo. Crucialmente, las sesiones han reunido un consenso nacional para unirse más estrechamente alrededor del Comité Central del PCCh con Xi como núcleo.

"La posición núcleo de Xi vino a través de su liderazgo en el impulso de la gran causa del Partido", dijo el profesor Dai Yanjun, de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh.

El mayor movimiento de modernización en la historia de la humanidad tiene un partido político con 88 millones de miembros unidos alrededor de un líder central, trayendo mejoras a la vida de más de 1.300 millones de personas.

Este sueño común no sólo beneficia a los chinos, sino también a todo el mundo.

La verdadera prueba, sin embargo, está adelante.

Xi y sus colegas se enfrentan a una serie de desafíos. Pocos países en vías de desarrollo, por ejemplo, han evitado la "trampa del ingreso medio".

Sin importar cuán arduas puedan ser las dificultades, en opinión de Xi, "la historia es creada por los valientes".


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