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Kouji: el arte tradicional chino de la imitación vocal

Pueblo en Línea  2017:03:20.16:08

Kouji: el arte tradicional chino de la imitación vocal

Zhang Kui cultiva el arte tradicional Kouji. (Foto: proporcionada)

Beijing,20/03/2017 (El Pueblo en Línea) - Cuando era un niño, Zhang Kui descubrió que podía imitar perfectamente sonidos de animales y aves, pero al principio su talento sólo le causó problemas.

"Cierta vez, cerca de la medianoche, imité a un gallo y desperté a los vecinos", recuerda Zhang. "Mis padres me regañaron".

Sin embargo, ya con 29 años, Zhang es un gran artista del Kouji (literalmente "habilidad vocal"), una disciplina artística china que tiene mínimo 2.000 años.

El Kouji combina imitaciones de sonidos con canciones y bromas. En el 2011 fue incluida en la lista del Patrimonio Cultural Intangible de China.

"Mientras persigues tu sueño, a veces te puede parecer inalcanzable", confiesa Zhang, quien ha trabajado como camarero, portero y constructor, antes de lograr ser un profesional del Kouji.

Cuando Zhang tenía 15 años perdió a su padre. Entonces, decidió abandonar la escuela y unirse a la compañía de teatro de su tío en Changsha, capital de Hunan, donde descubrió que su talento y habilidades eran las adecuadas para el Kouji.

Como la compañía no tenía ningún imitador vocal, Zhang compró discos de audio para estudiar autodidacta los sonidos de los instrumentos musicales y los animales. Poco después, hizo su debut en un pequeño teatro de Changning, en Hunan.

"Aunque no era tan hábil como ahora, recibí muchos aplausos", recuerda.

El positivo inicio de su carrera se detuvo cuando la compañía teatral de su tío se declaró en bancarrota. Ante el fracaso, Zhang se trasladó a Guilin, una ciudad turística de la región autónoma de Guangxi Zhuang, donde comenzó a trabajar como camarero en un bar karaoke.

Una noche, el bar karaoke organizó un espectáculo de Navidad con Kouji dentro del programa. Cuando los artistas contratados ensayaban, Zhang –que en ese momento barría el suelo- imitó a un perro ladrando. Su habilidad asombró al anfitrión, un animador llamado Abin, quien decidió darle una oportunidad en el escenario.

En 2005, Zhang siguió a Abin a Guangdong y se desempeñó como imitador fuera de los supermercados promoviendo una marca de champú.

"El salario eran postas de pollo, así que tuve que actuar en los bares por la noche para ganar dinero. Los bares pagaban más, pero no me llamaban con frecuencia", detalla Zhang.

Su gran oportunidad llegó en el 2007 cuando regresó a casa y encontró un nuevo trabajo como camarero. Después de preparar té de frutas y fregar vasos durante un año, encontró en Internet a Niu Yuliang, maestro de Kouji residente en Beijing.

Zhang le envió un video y esperó un mes antes de recibir una respuesta de Niu. Uno de sus asistentes le confesó que sus habilidades le habían sorprendido al maestro.

Su alegría pronto se esfumó cuando se dio cuenta de que no tenía suficientes recursos para vivir en Beijing. Además, su madre no lo apoyaba.

"No puedes vivir de hacer ruidos", le reclamaba la madre. Además, algunas facturas médicas de su difunto padre se adeudaban.

Con sólo 5.000 yuanes (720 dólares) que pidió prestado, Zhang partió hacia Beijing y alquiló una pequeña habitación en un sótano. Comenzó a trabajar como portero para pagarse el diario. En aquel entonces, se obligaba a levantarse antes de las seis de la mañana para practicar sus habilidades vocales antes de comenzar a trabajar. Incluso con menos 10 centígrados, no dejaba de salir a un parque a perfeccionarse. Los fines de semana y los días feriados recibía clases del maestro Niu.

Bajo la guía de Niu, las habilidades de Zhang mejoraron notablemente y desde entonces ha sido seleccionado para actuar en más de 20 programas de televisión, incluyendo la Televisión Central de China y la Televisión de Hunan.

En septiembre del 2013, fue invitado a Suiza como parte de un programa de intercambio cultural.

Un año después, junto a la compañía acrobática provincial de Hunan, Zhang se presentó en África, Europa y América del Norte. En el Caribe, sorprendió por su magnífica imitación de las olas del mar.

Zhang ahora trata de revitalizar el arte del Kouji. El año pasado, realizó un cortometraje que considera la primera película sobre este tema. El filme se estrenará este año. También planea ofrecer charlas en las universidades.

"Hasta ahora, apenas puedo ganarme la vida con el Kouji, pero no lo dejaré", asegura Zhang.

Su gran sueño es que el Kouji logre renombre y aceptación en todo el mundo.

Zhang y su maestro Niu Yuliang, un maestro kouji de Beijing. 

(Web editor: Elena G., Rocío Huang)

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