Por Charles Gray
Beijing, 25/04/2017 (El Pueblo en Línea) - Una reciente noticia sobre comentarios expresados por Neil Gorsuch, juez de la Corte Suprema de Estadosa Unidos, ha creado una tormenta en Internet, debido a su resonante denuncia del extremismo islámico y la promesa de prohibir que las escuelas estadounidenses no hagan otra cosa que enseñar a los niños a detener el "Islam radical”.
¿Dónde está el problema en la declaraciones del juez Neil? Está en un pequeño detalle: la "noticia" es completamente falsa. Pero, como ocurre en otras noticias similares, el contenido ideológico está lejos de ser una diversión inofensiva. De hecho, muchas logran crear un verdadero daño que forman el colchón subconciente de muchos conflictos étnicos, religiosos y de las turbas enfurecidas que buscan "justicia" por hechos que -de hecho- jamás se han verificado que han ocurrido.
Mientras que algunos ejemplos de "noticias falsas", como las promovidas por el conocido sitio web satírico Onion, son obviamente falsas y sólo tienen el propósito de causar hilaridad, otros tipos de falsas "noticias" no son para nada divertidas. En muchos casos, ese segundo tipo de "noticias" falsas se hacen para que funcionen como legítimas, al menos en superficiales lectores. Por ejemplo, la historia que mencioné apareció en un sitio web con un anuncio de responsabilidad, pero colocado de tal manera que los lectores podían fácilmente obviar ese crucial detalle: la noticia es falsa.
En muchos países, las "noticias" falsas han logrado aumentado drásticamente las tensiones entre los grupos étnicos. Las falsos relatos aparentemente “objetivos” que afirman que China ha utilizado la guerra biológica contra los cultivos de Indonesia han deteriorado aún más la ya tensa relación entre la minoría china y la mayoría musulmana que residen en ese país insular.
Por supuesto que las noticias falsas no son exclusivas de nuestra era. De hecho, uno de los ejemplos más famosos de noticia falsa ayudó a Estados Unidos a entrar en la guerra hispanoamericana. La prensa de la época culpó a España del hundimiento del buque USS Maine, que estaba anclado en La Habana. A pesar de la falta de pruebas que evidenciarian cualquier acción hostil y aunque el hundimiento del Maine no fue la causa directa de la confrontación, sirvió como un catalizador combustionado por la prensa para precipitar el desarrollo de los acontecimientos. De hecho, el término "Prensa Amarilla" se ha asociado durante mucho tiempo con las historias infundadas y exageradas que fueron tan populares entre la prensa de finales del siglo XIX y principios del XX.
Pero hoy en día, las "noticias" falsas son mucho más difíciles de combatir. Por todos los beneficios que ha traído al mundo, Internet se ha convertido en la plataforma ideal para la propagación de "noticias" falsas, ya sea por el interés de generar miles de lectores que se traducen en copiosos ingresos publicitarios o para tratar de agitar luchas religiosas, políticas y étnicas. Con relativamente poco esfuerzo y costo, cualquier persona puede hacer que una página web parezca un sitio de noticias serio, utilizándolo para promover cualquier información falsa que deseen. A menudo, las redes sociales se utilizan para difundir mentiras y rumores, hasta tal punto que una noticia falsa puede tomar rápidamente vida propia y trascender la fase de chismes y rumores. Además, las redes sociales como Facebook y Twitter se centran en mensajes cortos, con poco análisis y casi ningún comentario profundo, lo que la convierten en canales idóneos para difundir noticias falsas o hacer inclinar la balanza hacia ellas.
Además, el rápido aumento del número de personas con acceso a Internet ha creado un ambiente donde muchos lectores se dejan enredar en falsas noticias creadas al estilo “oficial”, especialmente si ellos están de acuerdo a priori con las afirmaciones o negaciones que expresan. Alguien que desconfía de los musulmanes o de los extranjeros es un ser muy vulnerable que aceptará sin demasiada reticencia el contenido de una noticia falsa de este tipo...¿Por qué? Porque sencillamente la falsa noticia alimenta y reafirma sus preconcebidas ideas. En este caso, la honestidad y la indagación del lector son virtudes esenciales para no permitir que una “cómoda” falsa noticia manipule su consciencia social y lo anule como el ser pensante y responsable que debe ser ante la realidad que le están contando.
Dada la amenaza real que representan estas falsas noticias, ¿cuál sería la solución? Una posibilidad es hacer que los proveedores de Internet sean muchos más responsables a la hora de administrar el acceso a sitios que han sido identificados previamente por la promoción de noticias falsas, especialmente si tienen el potencial de llamar a la violencia. Sin embargo, muchas naciones tienen barreras legales contra tales leyes. De hecho, la naturaleza desestructurada e hiperconectada de Internet indica la posibilidad de que el verdadero perpetrador de la falsa noticia esté fuera del alcance de un castigo legal concreto.
A largo plazo, creo que la mejor solución sería alentar una campaña educativa, que capacitara a la gente a mantener un saludable escepticismo con respecto a las numerosas noticias que circulan en las redes sociales. Dado que la mayoría de las falsas noticias son relativamente fáciles de desmentir, un público bien informado, educado y escéptico estaría bien preparado para discernir el hecho o dato objetivo de las falsas apreciaciones y juegos que manipulan la información. Para aquellas personas que buscan ganar dinero con falsas y dañinas noticias, una fuerte campaña contra sus anunciantes podría ayudar a eliminar sus ingresos publicitarios, cortándoles de cuajo el incentivo para negociar con la desinformación.
Las noticias falsas ya no son divertidas. Plantean un claro riesgo para el cotidiano de las sociedades modernas y su apreciación de la realidad objetiva endógena y circundante. Únicamente frenando esta ascendente tendencia es que Internet podrá seguir siendo una hábil plataforma para distribuir información fidedigna, en lugar de convertirse en una herramienta para el que busca engañar en “tiempo de noticias”.
El autor es un analista que reside en California, Estados Unidos.
(Web editor: Elena G., Rocío Huang)