Arqueólogos mexicanos resguardan fragmentos de porcelana china pertenecientes a dinastía Ming

Actualizado a las 09/05/2017 - 16:03

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MEXICO, 8 may (Xinhua) -- Un grupo de arqueólogos mexicanos se ha dado a la tarea de rescatar del suelo de la antigua ciudad de Acapulco un valioso compendio de fragmentos de los mejores tazones de arroz, tazas y platos de porcelana en azul y blanco, creados en los tiempos de Wanli, un emperador de la dinastía Ming (1572-1620), y que ahora se encuentran en un museo.

Estas piezas, que son parte de una cultura milenaria, también pertenecieron a los cargamentos que llegaron hacia fines del siglo XVI y las primeras décadas del XVII, cuando en Acapulco (sur, estado de Guerrero) atracaron los primeros galeones de Manila, en algunas ocasiones amenazados por piratas holandeses, explicó a Xinhua el director del museo Fuerte San Diego, Victor Hugo Jasso, quien además pertenece al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México.

El arqueólogo mexicano detalla que este hallazgo se realizó en las inmediaciones de la catedral del puerto, al que se suma la inspección de zanjas que se han abierto en otras partes del centro de Acapulco, y ha sido una afortunada coincidencia para el equipo del Proyecto de Arqueología Marítima del Puerto de Acapulco (PAMPA) que desde octubre del año pasado realiza excavaciones formales en los parapetos del Fuerte de San Diego.

"Una persona nos avisó que estaban sacando cascajo y me trajo un pedacito de esos, y nos dimos a la tarea de ir a investigar y encontramos una gran cantidad de piezas, aproximadamente 3.000 piezas", dijo.

Después del hallazgo, se resguardó el lugar, se detuvieron las obras "y el INAH, a través del arqueólogo Roberto Junco, fue el que hizo el mapeo del tipo de cerámica que se estaba estudiando y todo parecía suponer que era entre el siglo XVII y XVIII y que era un solo cargamento totalmente destruido (...) De un solo tipo de porcelana en azul y blanco de la dinastía Ming y esto habla de un pasado arqueológico colonial interesante", reconoció Jasso.

El especialista asegura que entre enero y febrero, en lo que ahora se conoce como el Acapulco viejo, se realizaba la Feria de Acapulco que atraía a mercaderes del interior de la Nueva España para surtirse de las especias, alimentos y mercancías que meses atrás habían sido embarcados en Filipinas.

De ahí que la abundancia de restos de porcelana china en esta zona no sea de extrañar, precisó Junco, quien también dirige el Proyecto Galeón de Manila en Baja California, y dijo que estos fragmentos de tazones de arroz, tazas, platos y platones, fueron elaborados en tiempos de Wanli, decimotercer emperador de la dinastía Ming, quien mantuvo el dominio de China durante casi 50 años.

Los arqueólogos han sido capaces de especificar las piezas con sólo observar los diseños que decoran los restos de la cerámica, en los que sobresalen representaciones de pequeños pájaros silvestres, coleópteros, cisnes sobre espejos de agua, aves fénix y venados.

Los fragmentos de vajillas provienen de Zhangzhou, de la provincia de Fujian, en el sureste de China, y también de Jingdezhen, provincia de Jiangxi, nombrada "Capital de la porcelana" por tener una tradición de más de 1.700 años en la elaboración de ésta, detalló Junco.

Añadió que a estos fragmentos de porcelana de distintas calidades se suman trozos de una cerámica más burda que pertenecían a contenedores fabricados en el sureste asiático para transportar provisiones, como especias y líquidos, en los viajes marítimos; comúnmente llamados martabanes.

Jasso, quien considera que es un momento idóneo para que este recinto del INAH se convierta en sede de un proyecto de investigación cuyo objetivo principal es recuperar el pasado del puerto, explica que durante la exploración preliminar realizada hace un año en los parapetos exteriores de dicha fortaleza se localizaron algunos tiestos prehispánicos y sobre todo restos de ollas, platos, jarras, escudillas, cuencos y otros que datan de la época de la colonia, principalmente de los siglos XVIII y XIX, que debieron ser utilizados por los soldados acuartelados en ese bastión.

También se recuperaron fragmentos de porcelana china de las dinastías Ming y Qing, su menor presencia hace suponer a los arqueólogos del INAH que esta cerámica debió ser de uso exclusivo de los mandos y administrativos de la fortaleza.

Después de ello, y al iniciar la primera excavación formal en las trincheras del Fuerte de San Diego, el grupo de arqueólogos sigue encontrando materiales similares en el citado basurero colonial (una acumulación de tierra que abarca de 7,30 por 6 metros).

"El fuerte de San Diego, resguardaba las mercancías de los galeones que traían este tipo de productos, para resguardarlos en contra de los bandidos del mar, los piratas, pero realmente la meca del comercio era en el Zócalo y es donde se encontraron estas piezas. Sin embargo, en el fuerte de San Diego, encontramos también objetos similares que al parecer formaban parte de los encargados del lugar", dijo Jasso.

Este lugar, asegura el especialista, fue sumamente importante en el canje de ideas y mercancías, en la migración de personas y de modos de vida, venidos de los cuatro continentes.

México y China, a pesar de la distancia geográfica que los separa, tienen una larga relación comercial, cultural, social y migratoria que inició con los viajes del galeón conocido como la Nao de China o Galeón de Manila.

Esa nave hacía el recorrido entre el puerto de San Blas, en el actual Nayarit, y posteriormente Acapulco, Guerrero, y las costas de Filipinas y Taiwan.

De acuerdo con académicos el primer encuentro entre México y China fue precisamente cuando el galeón de San Pablo o "Nao de China" arribó a las costas de la entonces Nueva España, proveniente de Manila.

Los descubrimientos de rutas marítimas que conectaban a Europa con otras partes del mundo durante los siglos XV y XVI abrieron la puerta a un intercambio global sin precedentes en la historia, no sólo de mercancías sino también de índole cultural.