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Enfrentamiento entre dragón y elefante no tiene por qué ser inevitable

Actualizado a las 22/07/2017 - 10:35
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BEIJING, 21 jul (Xinhua) -- Detrás de la actual situación provocada por el ingreso de tropas indias en territorio chino, se encuentra la noción errónea de que la rivalidad entre el dragón y el elefante ha crecido hasta convertirse en un importante asunto global.

¿De dónde proviene esa idea de confrontación?

La comparación China-India emergió a principios de los años 2000, y fue elaborada por académicos y medios de EEUU y Reino Unido.

El libro "El dragón y el elefante; China, la India y el nuevo orden mundial", escrito por el periodista del Sunday Times, David Smith, presentó al mundo la idea de manera formal. El Financial Times incluso cuenta con una página especial para "la rivalidad dragón-elefante".

Es justo decir que el concepto de China y la India siendo némesis la una de la otra fue creado por Occidente, una inteligente decisión que enfrenta a sus dos principales competidores futuros.

Así que ¿quién saldría ganando en una posible guerra entre India y China?

Al menos nadie en Asia. Obviamente los dos pagarían un alto precio. Incluso Japón, aliado de EEUU, que depende en gran medida del mercado chino, sufriría un revés económico que podría convertirse en una crisis doméstica.

La mayoría de las economías, incluidas las occidentales, se verían negativamente afectadas por una guerra India-China en el mundo globalizado e interrelacionado de hoy en día.

Los únicos beneficiarios, tristemente, serían los oportunistas, políticos nacionalistas cortos de miras que no tienen el interés del pueblo en mente. El sueño de un siglo de Asia se esfumaría.

¿Cuál es la verdadera naturaleza de las relaciones China-India?

Siendo las civilizaciones más antiguas del mundo con una historia honrada por el tiempo y una cultura brillante, China y la India se han involucrado desde hace mucho tiempo en intercambios y aprendizaje mutuo.

Debido a que los dos países son los mercados mundiales más grandes en potencia, cada uno con más de 1.000 millones de personas, podrían desarrollar industrias complementarias y cooperar en la protección de la seguridad común.

Trabajando juntos, China y la India podrían construir algo maravilloso sin precedentes, no solo para ellos, sino para toda la región y el mundo.

El reciente asunto fronterizo entre los dos países pone de manifiesto la falta de confianza estratégica de la parte india. Lo que está frenando a la India no es China, sino los problemas comunes a los que se enfrentan los países en desarrollo, como la corrupción, la falta de educación de calidad, sanidad y reformas.

Tanto China como la India necesitan mejorar la comunicación y nutrir la confianza mutua, primero reconociendo que no han nacido rivales y que albergar animadversión hacia el otro es algo peligroso.

La India debe entender que China desea lo que es bueno para el pueblo indio, y le gustaría ver una India fuerte, trabajando codo con codo con China.

Mientras tanto, al igual que China, la India debe mantenerse sobria y abstenerse de emitir malos juicios y albergar percepciones irracionales.

En vez de ser rivales, la India y China tienen mucho en común, intereses comunes y aspiraciones comunes. Ambos, como países en desarrollo, necesitan trabajar juntos en temas importantes como el cambio climático, el proteccionismo y los privilegios financieros de Washington.

Con suerte, la sabiduría guiará a las dos naciones hacia la prosperidad común. Hay suficiente espacio para que ambas coexistan y se desarrollen en Asia y en el mundo.

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