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Alta participación en elecciones regionales de Venezuela dan nueva oportunidad al chavismo

Actualizado a las 17/10/2017 - 09:11
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CARACAS, 16 oct (Xinhua) -- Los resultados de las elecciones regionales en Venezuela, en las que el oficialismo obtuvo 17 de 23 gobernaciones, echaron también abajo las previsiones de un alto abstencionismo, y representan una nueva oportunidad para el chavismo.

En los comicios de 2012 votó el 53,9 por ciento del electorado, mientras que en los del domingo el Consejo Nacional Electoral (CNE) reportó una participación de 61,14 por ciento, lo cual la convirtió en una de las de mayor afluencia en los últimos años.

La hipótesis de una alta abstención se sustentaba en un evidente descontento de la población venezolana con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, producto de la situación política y económica que ha conllevado a la inestabilidad del país en un amplio sentido.

Pero sobre todo, esta versión se sostenía dada la creciente decepción de la población opositora con el bloque de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cuya agenda de calle se ha distanciado de la solución de los problemas y, en cambio, ha deparado en su mayoría en acciones de violencia sin un resultado concreto ni favorable.

Triunfar sobre la abstención pudo estar determinado por la capacidad que tuvo, en gran parte, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), vencedor en los comicios, para desplegar su maquinaria electoral y captar el voto de las personas históricamente chavistas independientemente del descontento.

Pero además del conocido "voto duro", el chavismo supo vender tras las protestas opositoras que dejaron al menos 121 fallecidos, la idea de solucionar las diferencias políticas a través del voto, es decir por la vía pacífica.

No sucedió de la misma forma con la alianza de la MUD, según sugiere en entrevista con Xinhua, Humberto Rojas, experto en temas de política nacional, quien sostiene que el bloque opositor tiene, al igual que el PSUV, un "voto duro" pero que no han podido canalizar por diversas razones.

En opinión de Rojas, puede hacerse la lectura de que "la oposición fue dividida" a las elecciones regionales.

Ejemplo de ello es que partidos como Vente Venezuela, de la ex diputada María Corina Machado, se opusieron a participar en la contienda y por ende anunciaron su rompimiento con la MUD.

Un sector de la oposición no creía en las elecciones, puesto que la consideraban "una trampa" del oficialismo para relegitimarse y, en cambio, abogaban por salidas más insurreccionales, también rechazadas por la población opositora.

No obstante, para Rojas no dejan de ser "sorprendentes" los niveles de participación anunciados por el CNE, al igual que el apoyo reflejado por el electorado participante al oficialismo, pese a la compleja situación que atraviesa el país.

"La misma situación política económica del país auguraba un avance grande de la oposición, y no fue tan así. La población le está diciendo, por un lado al gobierno, que lo sigue apoyando pero creo que también le está dando una nueva oportunidad para que reflexione sobre la manera en que están tomando las decisiones", agregó.

Pero más allá de la participación y la mantenencia del liderazgo chavista, una lectura ineludible pasa por entender la importancia de las regiones ganadas y perdidas por el oficialismo, las cuales pintarán un nuevo escenario político.

Los estados de Miranda (norte) y de Lara (centro-oeste), de gran concentración poblacional votante, fueron recuperados por el PSUV luego de casi una década de estar controlados por la oposición.

Esto puede deberse a la capacidad que tuvieron campañas como la del candidato Héctor Rodríguez, ahora gobernador electo de Miranda, de acercarse a los problemas de una población cuya cotidianidad enfrenta no sólo los problemas macros de inflación y escasez, sino también dificultades producto de ineficientes gestiones locales.

Estos dos estados resultan interesantes para el análisis, puesto que los líderes de oposición que los gobernaban, Henrique Capriles (Miranda) y Henry Falcón (Lara) tenían perfil presidencial de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

"Dos candidatos de la oposición, con proyecciones presidenciales, ya pierden su opción presidencial, porque si no son capaces de repetir en las gobernaciones en donde ellos representaban, menos van a tener la capacidad de movilizar al país", explica a Xinhua el director de la encuestadora Buró Consulting, Emiro Romero.

No obstante, el partido de gobierno perdió los estados occidentales de Mérida, Zulia,y Táchira, los dos últimos fronterizos con Colombia, además de las entidades oriental e insular de Anzoátegui y Nueva Esparta, ambas con salida al Caribe.

Este constituye un aspecto de vital importancia al momento de analizar la gobernabilidad futura del país, si se toma en cuenta fenómenos actuales como el contrabando extractivo, uno de los elementos que el gobierno señala de ser causante de la "guerra económica".

"La oposición se alza con cinco gobernaciones que están en las áreas fronterizas y que están en conexión con el Caribe; eso estratégicamente es muy importante, y debe llamar a la reflexión por parte de la propuesta del presidente Maduro sobre cómo manejar ese escenario", añade Romero.

Los resultados electorales reflejan dos situaciones contrarias: en primer lugar, que la población más allá de votar por la propuesta política nacional, lo hace por un gobernante local dependiendo de cómo evalúe o imagine su desempeño en la gestión pública sin importar su condición política.

En segundo, que la población votó por el oficialismo porque aún confía en que puede resolver los problemas del país, lo cual sería una suerte de "oportunidad" que le toca aprovechar al PSUV para atender los problemas que aquejan a los venezolanos.

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