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ENTREVISTA: "La literatura china ha sido la llave de la felicidad de mi vida", dice la experta Alicia Relinq

Actualizado a las 15/11/2018 - 14:54
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Por Javier Ureta y Guo Qiuda

GRANADA, España, 14 nov (Xinhua) -- La literatura china y el estudio de ese idioma han sido "la llave de la felicidad" en la vida de Alicia Relinque, profesora y traductora que imparte clases relacionadas con la cultura de China en la Universidad de Granada y directora del Instituto Confucio en esa ciudad del sur de España.

"Para mí ha sido la llave de mi felicidad. Empecé a estudiar chino y me gustó muchísimo, pero cuando conocí la literatura pensé que algo que era muy injusto que sólo yo fuera a compartir, porque entonces en España casi no había nadie que leyera nada de la literatura china. Así que ha sido un placer dedicarme a ella, dedicar horas. A veces de sufrimiento por el trabajo que supone traducir, pero también de disfrutar y de intentar que otras personas la gocen", afirmó la experta en entrevista con Xinhua.

La atracción de Relinque, nacida en Madrid en 1960, por China comenzó mientras veía películas de artes marciales de Bruce Lee y se consolidó con las palabras de una profesora de literatura que tuvo en la adolescencia, que sentía fascinación por el país asiático.

"Me marcó tanto que decidí comenzar a estudiar chino en el año 1976. Desde el primer día me pareció precioso. Eramos solamente once matriculados. El profesor nos decía que nunca íbamos a aprender porque era muy difícil", reconoce entre risas.

Después terminó su carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, aunque dedicaba más tiempo al estudio del chino, y tras completar sus estudios en la Universidad de París y trabajar como traductora de chino para una empresa, le otorgaron una beca para viajar a China en el año 1985.

"Llegué a Beijing el 15 de agosto. Lo recuerdo porque antes había trabajado como intérprete para una delegación china que hacía negocios con una empresa española. Uno de ellos me acogió al presentarme allí en China", recuerda.

Los inicios fueron duros pero presididos por una sensación de "felicidad absoluta" y tras el proceso de aclimatación lógica, inició una etapa "maravillosa" de formación que la tuvo en China hasta el año 1989.

"Yo, culturalmente, me sentía en casa. Parece que no, pero los españoles no estamos tan lejos en ese sentido de los chinos. A nosotros, como a ellos, nos gustan dos cosas: comer y charlar. También tienen un concepto de relación familiar muy similar", reflexiona.

De hecho, recuerda cómo le acogió la hispanista Duan Ruochuan, a la que la madre de Relinque abordó mientras daba una conferencia en Madrid para que cuidase de ella.

"Un día estaba en mi habitación y llegó ella. Me dijo que esa noche cenaba en su casa y que cogiese mis cosas. Desde ese día me convertí en su hija adoptiva", asegura Alicia al recordar una relación que aún perdura y que, dice, demuestra la hospitalidad del pueblo chino.

Después volvió a Madrid para trabajar como profesora, como había hecho con ella su antigua maestra, Feng Zhumei, que le inculcó el amor por la poesía.

"Entonces pensé que tenía la urgencia de que más gente conociera sobre esa rama porque era preciosa. Nadie sabía nada de literatura china", rememora.

Se matriculó para hacer su doctorado, entonces la única forma de impartir clase, en la Universidad Complutense de Madrid, pero se enteró de que en la Universidad de Granada estaba comenzando una cátedra en estudios asiáticos y emigró a la ciudad andaluza en 1994, donde aún permanece.

Desde ahí ha impartido Literatura clásica, Teoría y Crítica Literaria china, Teatro y Cine chino y Teoría General de la Literatura y Lengua china en la Universidad de Granada y es directora del Instituto Confucio de la ciudad.

También ha desarrollado un enorme prestigio como traductora al llevar del chino al español antologías de poemas y obras como "El corazón de la literatura y el cincelado de dragones", de Liu Xie, "Historia del ala oeste", de Wang Shifu, "Jin Ping Mei" de Lanling Xiaoxiao Sheng o "El Pabellón de las Peonías", que le valió el codiciado Premio de Traducción Marcela de Juan.

"Es una obra de teatro del siglo XVI de Tang Xianzu, un autor muy importante contemporáneo de Cervantes y Shakespeare, murieron todos el mismo año, en 1645. Es una historia de amor, de la frontera entre la vida y la muerte y cómo el amor logra superar esas frontera", relata.

En su romance con la literatura china, destaca la profundidad de los personajes, la intensidad de los sentimientos, la belleza que por lo general destacan los cientos de obras que ha leído a lo largo de su carrera.

"Intento que mis alumnos perciban esa complejidad que domina prácticamente toda la literatura que nos ha llegado desde China. Espero que les pueda contagiar la misma felicidad que me ha trasladado a mí", comenta.

Fuera de las aulas de la Universidad de Granada y de su trabajo como traductora, intenta transmitir el chino desde la dirección del Instituto Confucio.

"Es una institución bicéfala. Me gusta mucho el espíritu de colaboración entre los dos países que propone este ente", resalta.

Desde todos estos frentes lucha por concienciar a los más de 3.000 alumnos a los que enseña cada año contra los clichés y estereotipos que en muchas ocasiones abundan en este tipo de relaciones bilaterales.

"Quiero enseñarles que pese a la lejanía, los chinos no son cerrados, sino enormemente acogedores. No me gusta nada tampoco el exotismo con el que a veces vemos China porque falsea la realidad de un país tan heterogéneo", señala.

Actualmente, más de 40.000 personas están aprendiendo chino en toda España y más de 8.000 participan anualmente en la prueba oficial de nivel de chino HSK, lo que sitúa al país del sur de Europa en el primer lugar entre los demás estados miembros de la Unión Europea.

Mientras intenta hacerles ver a sus discípulos las enormes posibilidades entre las dos naciones a través de la literatura, destaca que el repaso que esta hace por la Historia desarrolla un pensamiento crítico necesario en el momento actual.

"A mí me gustaría que comprendieran la importancia del pasado. Cómo el pasado está absolutamente presente, cómo gracias a que comprendemos que en el pasado se han hecho, hoy podemos comprender cómo se mueve el mundo. E intentar que los alumnos disfruten, que capten, que se despierte en ellos la ilusión por descubrir cosas nuevas", observa.

"Europa es un perezoso dormido que se desplaza muy lentamente. China es el cambio. No puedo quedarme con ningún proceso concreto porque cada vez que voy me encuentro prácticamente con un país nuevo", resalta.

Comenta el crecimiento adquisitivo de las clases medias, los avances en educación, la potencia tecnológica de las grandes urbes y el poderío de su economía, pero Relinque tiene claro lo que más le gusta y lo primero que hace al llegar a China.

"Nada más viajar del avión, llamo a mi padre adoptivo y me voy a su hogar a tomar una auténtica y deliciosa comida casera china", concluye.  

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