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¿Quién está gobernando realmente al EE. UU. entusiasta de la guerra?

Por Xinhua | el 11 de abril de 2023 | 08:52

Estados Unidos está lanzando guerras en el exterior o bien lleva camino de hacerlo, dejando centenares de miles de muertos y decenas de millones de desplazados. ¿Entonces quién se beneficia como nadie de las guerras interminables iniciadas por Washington? La respuesta está clara: el complejo militar-industrial estadounidense.

Durante décadas, este complejo integrado por las fuerzas armadas, contratistas de defensa y los políticos ha provocado conflictos de forma continua y originado guerras alrededor del mundo, causando la destrucción de innumerables familias y ocasionando graves desastres humanitarios.

La maquinaria de guerra y el complejo militar-industrial de EE. UU. son quienes realmente están gobernando el país, según los expertos.

PROMOTOR DE GUERRA SIN FIN

El complejo militar-industrial de EE. UU. ha impulsado "guerras para su beneficio propio", sin tener en consideración las consecuencias de los conflictos bélicos porque, mientras las empresas armamentísticas vendan armas, "ellas estarán felices con ello", señaló Daniel Kovalik, un abogado estadounidense que enseña derechos humanos universales en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pittsburgh, durante una entrevista reciente con Xinhua.

La crisis de Ucrania es el mejor testimonio de esta colusión.

Desde la escalada de la crisis, la cantidad total de ayuda militar prometida a Ucrania por EE. UU. ha alcanzado los 30.000 millones de dólares, gran parte de los cuales han ido al bolsillo de los gigantes del complejo militar-industrial. Como resultado, la industria militar estadounidense ha prosperado con muchas fábricas trabajando al máximo de su capacidad.

"La industria de defensa dirige realmente la política exterior de EE. UU. en buena medida porque las empresas son grandes donantes de los políticos a ambos lados del espectro, tanto demócratas como republicanos", apuntó Kovalik. "Por tanto, si las guerras se suceden sin parar, el resultado es perfecto", denunció.

UNA RED QUE DOMINA LA SOCIEDAD DE EE. UU.

Hace 62 años, en su discurso de despedida a la nación, el presidente saliente de Estados Unidos Dwight Eisenhower alertó de que un inmenso establecimiento militar se había entremezclado tanto con la industria privada que la "conjunción" no tenía precedentes ni para el país ni para el mundo.

Y el complejo militar-industrial, como lo denominó Eisenhower, distorsionaría todas las instituciones políticas de EE. UU., amenazando incluso a la propia democracia.

"En los consejos de gobierno, debemos protegernos contra la adquisición de una influencia injustificada, ya sea buscada o no, por el complejo militar-industrial. El potencial para el desastroso aumento del poder fuera del lugar existe y persistirá", declaró en su discurso.

Eisenhower anticipó la gravedad de este asunto, pero subestimó el poder del complejo militar-industrial.

Beneficiario permanente de las guerras, el complejo militar-industrial se ha enriquecido, convirtiéndose en un "monstruo" capaz de ejercer su control sobre toda la sociedad estadounidense. Ha acabado entremezclándose con todo lo que la gente puede llegar a imaginar para conformar una red gigante que alcanza cada rincón de la sociedad.

El complejo militar-industrial tomó forma tras la Segunda Guerra Mundial, para después hacerse más fuerte durante la Guerra Fría, con una mayoría de empresas de Fortune 500, las más ricas, convertidas en contratistas de defensa.

A lo largo de la Guerra Fría, el gasto militar estadounidense sumó 10 billones de dólares, beneficiando directamente a las compañías del complejo militar-industrial. La economía del país se transformó en un "vasallo atado al carro de la guerra", algo de lo que se han dado cuenta muchas personas.

En opinión del exanalista del Pentágono Franklin C. Spinney, la adicción político-económica al gasto en defensa hace menos competitiva a la economía de EE. UU., mediante contrataciones anticompetitivas que incentivan actitudes parasitarias de búsqueda de rentas y corrupción, además de empobrecer la calidad técnica.

UN MAL QUE DISMINUYE LAS FORTALEZAS DE EE. UU.

Manejado por el complejo militar-industrial, EE. UU. sigue inflamando los conflictos y provocando revueltas alrededor del mundo, lo que ha abocado a muchos países al desastre. Al mismo tiempo, también sufre las consecuencias, con miles de soldados muertos y un presupuesto desorbitado que ha terminado siendo un dolor de cabeza para el Gobierno estadounidense.

Desde el comienzo de este siglo, las guerras se han cobrado la vida de más 7.000 elementos militares estadounidenses, además de más de 30.000 suicidios entre sus soldados y veteranos. El gasto del Gobierno federal en guerras ha sobrepasado los ocho billones de dólares y los costes a largo plazo para el cuidado de los veteranos ha excedido los dos billones, según un informe de la Universidad de Brown.

"La manera en que hemos gestionado el final de la Guerra Fría, con la expansión de la OTAN aprobada por una serie de presidentes de EE. UU., estableciendo el Comité para Expandir la OTAN liderado por un vicepresidente de Lockheed Martin Corp, azuzando las revoluciones de colores, particularmente en Georgia y Ucrania, demonizando a nuestros adversarios, todo ello se ha combinado para exacerbar las tensiones", razonó Spinney.

La maquinaria de guerra y el complejo militar-industrial de EE. UU. son quienes realmente están gobernando el país, según el comentarista político estadounidense Jimmy Dore.

"¿Quién se beneficia? Te lo diré ahora mismo. Tu enemigo no es China o Rusia. Tu enemigo es el complejo militar-industrial que esquilma a este país por cientos de miles de millones y billones de dólares", agregó.

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)