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OPINIÓN DE INVITADO: China y América Latina escribirán una nueva página de cooperación con la visita de Lula a China

Por Xinhua | el 12 de abril de 2023 | 08:18

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, habla durante un desayuno con periodistas en el Palacio de Planalto, en Brasilia, Brasil, el 6 de abril de 2023. (Xinhua/Lucio Tavora)

Por Luís Antonio Paulino

La visita del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a China podría abrir un nuevo capítulo de los lazos bilaterales entre Brasil y China, contribuyendo a elevar, a su vez, las relaciones entre China y América Latina a un nuevo nivel.

La visita oficial de Lula, entre los días 12 y 15 de abril, se enfocará en buscar ampliar y fortalecer la cooperación tanto en áreas profundamente conectadas como las nuevas entre Brasil y China, y allanará el camino para un nuevo salto en las relaciones bilaterales que acarreará indudablemente la rápida formalización de la adhesión de Brasil a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

En realidad, el encuentro personal entre Lula y el presidente chino, Xi Jinping, se traducirá en un mayor fortalecimiento de los lazos de cooperación y amistad entre los dos países, principalmente porque, en muchos aspectos, la visión del mundo de Lula está enteramente en línea con lo que ha planteado el presidente chino en foros internacionales.

La adhesión de Brasil a la iniciativa propuesta por China no solamente implicaría a una nueva ola de inversiones chinas en Brasil, sino que también consolidaría definitivamente la asociación China-América Latina, representando el entierro simbólico de la infame Doctrina Monroe, según la cual la región debe ser subordinada para siempre a la influencia política y económica de Estados Unidos, que considera a la región su patio trasero.

Durante siglos, el desarrollo de América Latina ha quedado sujeto a los intereses geopolíticos de Estados Unidos en el hemisferio, lo que, por diversas razones, se ha convertido en un obstáculo para superar el atraso económico y social que ha caracterizado a la región desde la época colonial.

La historia cuenta con contundentes registros de los múltiples momentos en que las élites locales, con el apoyo explícito de Estados Unidos por motivos geopolíticos e ideológicos, han frustrado a los países de la región a encontrar una alternativa de desarrollo.

La búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo es justamente una aspiración de las fuerzas progresistas de la región comprometidas con la soberanía nacional y el bienestar de los pueblos.

En este sentido, China ofrece una alternativa viable, al haberse adaptado correctamente a las condiciones y realidades locales, y puede representar el comienzo de un nuevo capítulo en la historia de América Latina, incluido Brasil.

La asociación entre China y América Latina podrían marcar la diferencia para el futuro de la región, teniendo en cuenta el papel ejemplar de China y las acciones concretas en base del principio de ganar-ganar.

Entre las innumerables posibilidades económicas a futuro sobresalen la economía verde y las tecnologías de punta.

En el ámbito ambiental, una asociación entre Brasil y China podría romper con el actual impasse entre el deseo de desarrollo del país sudamericano y la presión que recibe de Estados Unidos y la Unión Europea para resignarse al estatus de reserva ambiental del planeta.

La cooperación entre Brasil y China en defensa de la selva amazónica podría abrir una nueva vía que combinaría el uso económico de los recursos de la región, en beneficio del país y de las poblaciones locales, con la preservación de la selva, gracias a las tecnologías y experiencia que viene desarrollando China.

China, mejor que nadie, sabe de la importancia del desarrollo y la preservación del medio ambiente. Y la cooperación tecnológica, económica y financiera en este ámbito podría ayudar a Brasil y a los países de la región a encontrar el balance necesario entre el desarrollo y la preservación de su entorno ambiental.

En cuanto al terreno tecnológico, la cooperación bilateral también podría abrir un nuevo sendero para la inserción de Brasil y otros países de la región en las cadenas globales de suministro de bienes industriales y tecnológicos de mayor valor agregado.

Tras la pandemia de la COVID-19, se ha hablado mucho sobre la reorganización de las cadenas globales de suministro que, en teoría, podrían beneficiar a la región, pero prácticamente nada ha sucedido hasta ahora. No es del interés de las grandes multinacionales occidentales de tecnología de punta, como las de semiconductores y las farmacéuticas, trasladar actividades productivas de mayor valor agregado a la región.

Los acuerdos a firmarse entre Brasil y China en estos campos durante la visita de Lula a China demostrarán que hay un mundo de posibilidades que podrían ser mejor exploradas y que podrían conducir tanto a la reversión del proceso de desindustrialización, por el que atraviesan Brasil y otros países de la región, como a la entrada de la región a la llamada Cuarta Revolución Industrial, donde América Latina no sólo sería proveedora de materias primas sino también productora de bienes de tecnología y de mayor valor agregado.

(El autor es profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Universidad del Estado de Sao Paulo en Brasil)

(Las opiniones expresadas en este artículo son del escritor y no necesariamente reflejan las posturas de la Agencia de Noticias Xinhua y Diario del Pueblo digital)

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)