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ESPECIAL: Cuba ha sido víctima de las mentiras de EE. UU. durante más de seis décadas
Las acusaciones de que Cuba hizo un pacto secreto con China para espiar a Estados Unidos es apenas la última de una cadena de mentiras lanzadas por Washington contra la isla en poco más de seis décadas.
"Estamos frente a una nueva operación de desinformación, como muchas otras que se han generado en Estados Unidos en su larga historia de hostilidad contra nuestro país", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en una declaración oficial transmitida por la televisión local.
Rodríguez reaccionó así a las afirmaciones del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, sobre la presencia en la isla de una base china para espiar a Estados Unidos, que se hizo eco a un reporte de la semana anterior en el diario Wall Street Journal.
"Calumnias de ese tipo se han fabricado con frecuencia por funcionarios de Estados Unidos, aparentemente familiarizados con información de inteligencia", aseguró antes el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossío.
El vicecanciller aseguró que "son falacias promovidas con la pérfida intención de justificar el recrudecimiento sin precedentes del bloqueo, la desestabilización y la agresión a Cuba y de engañar a la opinión pública de Estados Unidos y del mundo".
A pesar del desmentido, también un anónimo funcionario de la Administración de Joe Biden dijo el sábado que China había estado espiando desde Cuba durante algún tiempo y que en 2019 había mejorado las instalaciones de recolección de inteligencia en la isla.
"¿No sienten vergüenza a cada rato?", preguntó por su parte en la red social Twitter el ex embajador cubano en Washington José Ramón Cabañas, quien recordó la sarta de mentiras estadounidenses para demonizar a Cuba.
Cabañas se refirió así a falsedades como los supuestos ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses en La Habana, que la Administración de Donald Trump utilizó para recrudecer, con más de 240 medidas adicionales, el bloqueo que mantienen contra la isla desde hace más de medio siglo.
Sin embargo, a inicios de marzo último, el diario The Washington Post informó que cinco agencias de inteligencia de Estados Unidos descartaron que las dolencias reportadas en 2016 por diplomáticos estadounidenses acreditados en La Habana se debieran a ataques de un adversario extranjero.
"Hay un modus operandi del establishment para desde los medios denigrar a los países que adversan a Washington", dijo a Xinhua el analista político y profesor universitario cubano Luis René Fernández.
Cuatro años atrás, el Gobierno cubano también tuvo que desmentir una supuesta presencia de 20.000 soldados en Venezuela, en respuesta a acusaciones lanzadas desde Washington.
"Cuba no tiene tropas en Venezuela, ni participa en operaciones de seguridad, pero se reserva el derecho a cooperar en materia militar y de inteligencia con ese país", afirmó entonces Fernández de Cossío.
También en mayo de 2002, el entonces presidente cubano Fidel Castro, calificó como "una mentira olímpica" las acusaciones de que en laboratorios cubanos se elaboraban armas biológicas como afirmó el subsecretario de Estado de Estados Unidos, John Bolton.
El entonces ex presidente estadounidense, Jimmy Carter, visitó La Habana junto a su esposa Rosalyn y recorrieron el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, institución que había sido blanco de las calumnias de George W. Bush.
Carter negó entonces que Cuba fabricara armas biológicas y señaló que consideraba que esas acusaciones no se hicieron "por casualidad", justo antes de su visita a Cuba, invitado por Castro.
La primera gran mentira elaborada en Washington contra la isla, apareció en diciembre de 1960, casi a los dos años justos del triunfo de la guerrilla encabezada por Castro para derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista.
La llamada Operación Peter Pan, gestionada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por siglas en inglés), la Iglesia Católica de Miami y varias organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en La Florida, sacó de Cuba a más de 14.000 niños entre seis y 12 años de edad.
Sin acompañantes, los pequeños habían sido entregados por sus padres a grupos de la Iglesia Católica para que los trasladaran a Miami y a España, luego de hacer circular la patraña de que el Gobierno iba a quitarles a sus hijos, privándoles de la patria potestad, para darles "adoctrinamiento comunista".
La historia evidencia que el uso de la mentira ha sido utilizado por Estados Unidos como un arma contra Cuba, respaldado ahora por las nuevas tecnologías, para tratar de promover un cambio en el sistema sociopolítico de la isla.