español>>Opinión

UNESCO no debe ser el juguete de Washington

Por Xinhua | el 01 de julio de 2023 | 10:02
UNESCO no debe ser el juguete de Washington
Imagen del 22 de mayo de 2023 de la 216ª sesión de la Junta Ejecutiva de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) celebrada en la sede de la UNESCO in París, Francia. (Cyril Bailleul/UNESCO/Handout via Xinhua)

EE. UU. se unirá por tercera vez a la UNESCO si los estados miembros lo aprueban durante su sesión extraordinaria del jueves al viernes.

Pocas dudas quedan de que esta es la manera normal en que EE. UU. trata a las organizaciones internacionales: con mucha arrogancia y demasiado poco respeto.

Durante las últimas décadas, Washington ha satisfecho cada uno de sus caprichos uniéndose a las instituciones y tratados internacionales, retirándose después.

Estados Unidos se retiró de la UNESCO en 1984 y 2017, además de anunciar su abandono del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU en 2018. Contribuyó a negociar el tratado nuclear con Irán y el Acuerdo sobre Cambio Climático de París, para después retirarse pese a la fuerte oposición global. Ahora Washington se ha reincorporado al pacto climático y está trabajando para reanudar el tratado nuclear.

Está más claro que el agua que EE. UU., la única superpotencia del mundo, se cree estar autorizado con el privilegio de situarse por encima de cualquier otro país en el mundo. Ninguna regla o norma internacional es lo suficientemente fuerte como para que Washington se tome en serio sus obligaciones globales como un país principal.

La verdad, simplemente, es que EE. UU. siempre acepta las leyes internacionales o percibe su pertenencia a grupos multilaterales de una manera selectiva. Defendiéndolos, si se adecúan a los intereses estadounidenses, y rechazándolos, en caso contrario. Y si las circunstancias cambiantes aconsejan un regreso, EE. UU. regresará sin el menor atisbo de vergüenza.

Ahora que EE. UU. solicita reingresar esta vez en la UNESCO, este principio mantenido durante tanto tiempo puede ayudar al mundo a comprender la lógica tras una decisión tal. Las declaraciones del secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, en este sentido, ofrecen algunas pistas de que el posible regreso de EE. UU. esta vez tiene que ver con China.

El pasado mes de marzo, Blinken pidió al Congreso de EE. UU. que aprobara 150 millones de dólares estadounidenses para unirse de nuevo a la agencia cultural de la ONU, argumentando que la ausencia norteamericana estaba permitiendo a China escribir las normas sobre inteligencia artificial.

"China, ahora mismo, es el primer contribuyente de la UNESCO. Eso conlleva mucho peso. Nosotros no estamos ni en la mesa", declaró Blinken.

El descarado comentario de Blinken preocupó al mundo: EE. UU. no regresa a la agencia de la ONU para mejorarla, o contribuir a resolver algunos de los problemas del mundo, sino para dominarla.

Las organizaciones internacionales, como ha dicho la portavoz del Ministerio Chino de Asuntos Exteriores, Mao Ning, son plataformas para la cooperación internacional, no campos de batalla donde se dirimen las confrontaciones geopolíticas.

"Si la intención de EE. UU. para regresar a la UNESCO es equilibrar y contener la influencia de China, solo levantará sospechas de que Estados Unidos aún sigue poniendo el lema 'América primero' por delante del interés público internacional", declaró Mao.

De ser admitido nuevamente esta vez, Washington debería demostrar su respeto a las normas internacionales, asumir su responsabilidad internacional, cumplir con sus obligaciones, como pagar las cuotas pendientes de tantos años a la UNESCO, apoyar el auténtico multilateralismo y promover la cooperación internacional.

Sin embargo, no puede esperarse que Washington corte con su pasado y asuma con honestidad sus obligaciones internacionales considerando su desastrosamente pobre historial y sus intenciones declaradas de seguir haciendo cálculos geopolíticos.

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)