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ALC podrá evaluar directamente los beneficios de la BRI, más allá de críticas de terceros países
Por Enrique Dussel Peters
Con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, siglas en inglés), propuesta en 2013 por el presidente de China, Xi Jinping, el país asiático puso en marcha un proyecto de globalización con características chinas y alternativo al proyecto de globalización que, desde finales de la década de 1940 y a través de múltiples instituciones resultantes de las reuniones de Bretton Woods, se ha venido desarrollado bajo la hegemonía estadounidense.
La BRI, como institución coordinadora y "paraguas" de múltiples otras iniciativas de desarrollo y seguridad, y bajo el lema de una "comunidad global con un futuro compartido para la humanidad", se fundamenta en la propia experiencia china desde finales de la década de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, periodo conocido como de "reforma y apertura", bajo el objetivo de la interconectividad que se traduce, en muchos casos, en proyectos de infraestructura; estos han sido críticos en los últimos 50 años para comprender el espectacular desarrollo socioeconómico y en la calidad de vida de la propia población china y para comprender la erradicación de su pobreza absoluta.
Desde esta perspectiva, los proyectos de infraestructura, en aras de llegar al 99 por ciento de la población (y no al 1 por ciento beneficiado por procesos de liberalización del comercio, servicios y capitales bajo la globalización imperante actual) son de enorme relevancia para los países en vías de desarrollo y de América Latina y el Caribe (ALC).
¿Cuáles han sido algunos de los efectos de la BRI en ALC? Son tres los aspectos más resaltables. Por una parte, el comercio de ALC con China aumentó en un 59 por ciento durante el periodo 2013-2021 (y en un 84 por ciento las importaciones de ALC provenientes de China).
Por otro lado, en el ámbito de las inversiones chinas, estas representaron anualmente en promedio 12.800 millones de dólares entre 2013 y 2022. Por último, los proyectos de infraestructura también han ido en aumento desde 2013 y representaron en promedio anual 8.400 millones de dólares durante 2013-2022. Estos proyectos de infraestructura han sido muy significativos desde una perspectiva latinoamericana para cerrar brechas ante la demanda de su población.
Desde una perspectiva cualitativa, los proyectos de infraestructura de China en ALC son de particular relevancia, no solo por su cantidad (228 hasta 2022) y el empleo generado (casi 180.000 puestos de trabajo), sino particularmente por su impacto cualitativo. Recientemente, por ejemplo, para el caso de México, los 33 proyectos de infraestructura realizados se han concentrado en el Tren Maya, la renovación de la línea 1 del Metro y otros medios masivos de transporte que serán utilizados por cientos de millones de personas al año.
Es decir, los proyectos de infraestructura tendrán un efecto en la cotidianidad y en la calidad de vida de la población de México, en este caso, que podrá evaluar directamente los beneficios, más allá de críticas de terceros países.
El impacto de la BRI en ALC no se circunscribe solo a la socioeconomía: más de 50 Institutos Confucio en la región y proyectos de cooperación sobre cultura, educación, academia y tecnología, entre otros, y en el marco del Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)-China o vía acuerdos bilaterales reflejan el boom entre ALC y China; el creciente reconocimiento diplomático de países de ALC y varios tratados de libre comercio también reflejan el significativo desempeño entre ambas partes.
Este desempeño, sin embargo, no ha estado exento de retos. La confrontación entre Estados Unidos y China y el abierto chantaje, en algunos casos, por parte de Estados Unidos hacia países de ALC para no permitir la presencia de empresas chinas (en inversiones e infraestructura) ha generado tensiones sociopolíticas crecientes en ALC.
De igual forma, es significativo que la BRI mejore su calidad, después de 10 años, y amerite de una detallada y puntual evaluación para mejorar la cooperación entre ALC y China.
Por último, considerando la enorme riqueza del Foro CELAC-China y el amplio portafolio de instrumentos propuestos por China en los diversos Programas de Acción desde 2015, bien valdría la pena monitorear las demandas de ALC y las ofertas priorizadas por China.
Más allá de lo anterior, todo indica que la cooperación y relación entre ALC y China continuará profundizándose en el futuro y bajo el marco de la BRI. Las propuestas globales y hacia ALC por parte de China permiten una muy amplia cooperación con ALC según las necesidades regionales y nacionales.
Nos parecen particularmente relevantes los efectos directos de la creciente presencia china en ALC en la calidad de vida de la población latinoamericana, también con impactos positivos en la percepción de la población con respecto a China.
Las "nuevas relaciones triangulares", es decir, reconociendo la importancia de China, Estados Unidos y la propia ALC, no debieran generar relaciones excluyentes según los intereses regionales de ALC y sus respectivos países. La presencia china en ALC responde a necesidades y demandas específicas de la región, con notables diferencias entre subregiones y países, más allá de las críticas de terceros.
El pragmatismo y la visión de largo plazo de la BRI en ALC permite que los respectivos países concentren la cooperación específica en aras de reducir la pobreza, llevar a cabo proyectos de infraestructura, la transferencia de tecnología y/o la cooperación académica, entre muchos otros rubros. La cooperación bilateral, desde esta perspectiva, es prometedora a largo plazo y la BRI permite institucionalizar estos esfuerzos comunes.
(Enrique Dussel Peters es profesor del Posgrado en Economía y Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM y de la Red Académica de América Latina y el Caribe, México)