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Pablo Rovetta, analista uruguayo:“me gustaría contribuir con mi pequeño grano de arena, a un mayor entendimiento y conocimiento entre China y los países hispanohablantes”
Pablo Rovetta. (Foto proporcionada por el entrevistado) |
Por Yasef Calderón y Wu Sixuan
En su casi medio siglo de relación directa con China, el analista uruguayo en temas de China Pablo Rovetta ha sido partícipe de grandes momentos históricos y testigo, desde el inicio de la reforma y apertura, de los cambios trascendentales que ha experimentado el gigante asiático.
“China es un país con una historia milenaria y fascinante, que en las últimas décadas, además, se ha desarrollado de forma muy veloz y ha experimentado y lo sigue haciendo de forma continua con muchos cambios”, asegura Rovetta al Diario del Pueblo digital.
Ligado a China desde los 17 años, también como traductor y periodista se considera un eterno aprendiz sobre la cultura y la sociedad chinas.
“No hay un solo día en el cual no aprenda algo nuevo, o me dé cuenta de que estaba equivocado en lo que pensaba que sabía”, precisa.
En China, Rovetta ha celebrado muchas Fiestas de la Primavera y ha participado en celebraciones tradicionales. Más que un consumado sinólogo, prefiere definirse como un hombre que está “relativamente familiarizado con el idioma chino, la forma de hablar, de pensar, de actuar del pueblo chino, los protocolos y costumbres del país”.
Su padre, Vicente Rovetta, tenía una librería y editorial en Montevideo dedicada, entre otras cosas, a la distribución de publicaciones chinas en Uruguay y otros países del Cono Sur.
Un 7 de julio de 1975, junto a sus padres y su hermana Laura, el joven Pablo Rovetta aterrizó en el aeropuerto «La Capital» de Beijing.
“Yo estudié en China entre 1975 y 1982, y en esos años el país no estaba tan desarrollado como en la actualidad. Entonces la vida diaria en una universidad no era fácil ni cómoda”, recuerda Rovetta. “Pude ser testigo de cómo, a pesar de esas dificultades, eran muy buenos estudiantes; empezaban a estudiar apenas se levantaban a las seis de la mañana, y terminaban la jornada a las nueve de la noche en las bibliotecas”.
Hoy en día, un buen número de centros educativos como la Universidad de Tsinghua -donde Rovetta se graduó de informática- son referencia mundial dentro de los ranking de evaluación docente.
Nacido en Montevideo, en 1958, como buen “oriental” sabe tomarse unos minutos para pensar sobre cómo ven los uruguayos a China. El autor de libros como “Los años setenta en China” sugiere algunas nociones: “muy lejano”, “desconocido” o algo así.
“Creo modestamente que compartimos con China el amor por nuestra patria, el orgullo de sentirnos uruguayos, como también lo sienten los chinos por su país”, señala Rovetta al Diario del Pueblo digital. “Nuestra población es menor que la de algún barrio de Beijing….y a pesar de las enormes diferencias históricas tenemos en común el amor por la familia, la costumbre de celebrar cosas en grupos, alrededor de una mesa con muchos tipos de comida...”
“Desde que llegué China en 1975 me di cuenta de que al pueblo chino le gusta mucho el fútbol, y eso es otra cosa que tenemos en común”, añade.
A pesar de que ha ejercido la traducción literaria, prefiere traducir ciencias sociales. Actualmente, trabaja en la edición de un libro del ex embajador Huang Zhiliang, uno de los pioneros en los contactos entre China y América Latina.
“China nos lleva una gran ventaja en cuanto al tema de las traducciones de obras literarias. Mientras que en la República Popular China se han traducido decenas de obras de escritores uruguayos, y cientos de trabajos de escritores de habla hispana, lamentablemente en nuestro mundo son aún muy pocas, relativamente, las obras chinas traducidas al español”, subraya Rovetta. “Uruguay, y los países de habla hispana, creo que deben hacer más esfuerzos para que sus ciudadanos puedan tener acceso a obras clásicas y modernas de la literatura china”.
Este año se celebra el 35º aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Uruguay, y el 10º aniversario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, empeño global que evalúa como “una buena iniciativa para promover relaciones directas y multilaterales de todo tipo”.
“El mundo multipolar en el que vivimos necesita infraestructuras y canales de comunicación para que los contactos entre los diferentes pueblos del mundo puedan ser más directos y ágiles, para así impulsar el desarrollo económico, y consecuentemente el social, y así mejorar los niveles de vida de la población”, reconoce.
A juicio de Rovetta, los hechos han demostrado que en los últimos 35 años- desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y Uruguay-, y en especial desde la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, se ha incrementado y diversificado las relaciones bilaterales.
“Esto no sólo incluye a las relaciones comerciales -China es desde hace años el principal socio comercial de Uruguay- sino también a aspectos como el deporte, la ciencia y la tecnología, la educación y un largo etcétera”.
Por sus diversos trabajos y contribuciones a las relaciones hispano-chinas, este destaco analista uruguayo recibió en el año 2016 la Encomienda de la Orden del Mérito Civil de S.M. Felipe VI, Rey de España. Y en el 2017, le fue otorgado el Premio del China Club Spain (la organización más importante de residentes chinos en España).
“Uruguay y los países de habla hispana tienen mucho que aprender no sólo de la cultura y civilización chinas sino también de otras regiones del mundo”, manifiesta Rovetta. E insiste en que hay muchas cosas que le gustaría compartir sobre China con iberoamérica.
“El desconocimiento que existe en nuestro mundo sobre China es muy grande y me gustaría, cuando ya he llegado al otoño-invierno de mi vida, contribuir con mi pequeño grano de arena, a un mayor entendimiento y conocimiento entre nuestros dos mundos. Cuanto más conocimiento y comprensión exista, menores o más fáciles serán los problemas a resolver”, concluyó.