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China cultiva un desarrollo espacial responsable, inclusivo y sostenible

Por DIARIO DEL PUEBLO digital | el 20 de diciembre de 2023 | 15:06

El cohete portador Gran Marcha-2C que transporta el satélite MISRSAT-2 despega del Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el noroeste de China, el 4 de diciembre de 2023. China ayudó a Egipto a lanzar y poner en órbita un satélite de teledetección desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan. (Xinhua/Wang Jiangbo)

Por Yasef Calderón

Naciones Unidas ha señalado que la colaboración espacial mundial ha permitido grandes logros científicos y tecnológicos, y en este siglo lo que se debe garantizar es que todos puedan beneficiarse del conocimiento adquirido porque “el espacio no solo ha cautivado la atención internacional, sino que ha ayudado a unir al mundo contra los desafíos comunes”.

En sintonía con este paradigma, el devenir del programa espacial chino ha estado vinculado a sus programas de cooperación con otros países, y a la aspiración de la comunidad internacional de promover un desarrollo espacial responsable, inclusivo y sostenible. China, que puso su primer satélite en órbita en 1970, ha logrado recortar su brecha dentro del sector espacial global mediante la activación de una potente constelación de satélites, el envío de 20 cosmonautas al espacio, la llegada de sus sondas a la Luna, el aterrizaje de su robot en Marte, disponer de su propia estación espacial, mantener pioneras investigaciones sobre el Sol, liderar un proyecto lunar internacional de gran calado, y muy pronto lanzar el telescopio espacial Xuntian.

Precisamente este mes, China ha vuelto a ser noticia al sumar a Egipto a su proyecto lunar. El 6 de diciembre, los dos países acordaron participar en el establecimiento de la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS, por sus siglas en inglés). Apenas una semana más tarde, los despachos noticiosos destacaban la exitosa prueba del cohete chino multifuncional y reutilizable ZQ-2 Y3, que con tres satélites comerciales a bordo, puso de relieve los avances del sector aeroespacial privado, y la buena salud del desarrollo espacial de la nación.

ILRS gana un nuevo miembro hacia el 2030

Firmado en Beijing, el acuerdo entre China y Egipto para la participación en el establecimiento de la ILRS reviste una alta importancia para fomentar una asociación estratégica integral entre ambos países. A partir de ahora, ambas partes cooperarán en la exploración lunar y del espacio profundo, el desarrollo y lanzamiento de naves espaciales, la construcción de infraestructura espacial, la recepción y aplicación de datos satelitales, la constelación de satélites de teledetección BRICS, la ciencia espacial y la observación astronómica. Con anterioridad, en junio de este año el Centro Egipcio de Ensamblaje, Integración y Pruebas de Satélites, completó con asistencia china las comprobaciones de aceptación. Asimismo, y financiado por China, el satélite MisrSat-2 fue lanzado por un cohete portador Gran Marcha-2C desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en la provincia de Gansu. Egipto utilizará el MisrSat-2 para monitorear sus recursos hídricos y parámetros de la agricultura. Para ambas naciones, este acercamiento se trata de un proyecto histórico de profunda cooperación en alta tecnología aeroespacial.

Cabe recordar que, en marzo del 2021, las autoridades chinas y rusas lanzaron oficialmente el programa de la ILRS. En junio de ese mismo año, se presentó la hoja de ruta conjunta, con miras al 2030. Hasta hoy, además de Egipto y Rusia, destacan entre los firmantes Sudáfrica, Azerbaiyán, Emiratos Árabes Unidos, la Organización de Cooperación Espacial Asia-Pacífico (APSCO) y el Instituto Nacional de Investigación Astronómica de Tailandia (NARIT). Por América Latina, Venezuela ha dado el paso al frente, mientras otros otros diez países y organizaciones del orbe negocian su pronta incorporación.

China también trabaja en misiones robóticas que se consideran precursoras de la ILRS, como las misiones Chang'e-6 (2024), la primera misión de retorno de muestras de la cara oculta de la Luna; la Chang'e-7 (2026), a desplegarse en el polo sur lunar, y la Chang'e-8 (2028), que investigará la factibilida de los recursos in situ y la tecnología de impresión 3D y el lanzamiento del satélite de retransmisión Queqiao-2 que estará al servicio de las misiones Chang'e. Para el 2040, en la segunda fase de la ILRS, el modelo básico de la estación de investigación experimentará recibirá mejoras que permita llevar a cabo investigaciones en el entorno espacial Sol-Tierra-Luna. En la tercera fase, la ILRS pasará a funcionar como base lunar multifuncional y orientada a la aplicación.

El gigante asiático también aspira a tener seres humanos caminando en la Luna. De acuerdo a la Agencia Espacial Tripulada de China, antes del 2030 se enviará en dos vehículos de lanzamiento un módulo de aterrizaje a la superficie lunar y una nave espacial tripulada a la órbita lunar. Después del acoplamiento, los astronautas chinos a bordo de la nave espacial ingresarán al módulo de aterrizaje, que se utiliza para descender a la superficie de la Luna. Una vez allí, recolectarán muestras para después partir hacia la nave espacial que los llevará de regreso a China.

ZQ-2 Y3: grato resultado del poder satelital chino

Regresando al cohete chino multifuncional y reutilizable ZQ-2 Y3, que este mes elevó con éxito tres satélites comerciales a la órbita sincrónica del Sol (unos 460 kilómetros sobre la Tierra), destaca en su desempeño la madurez, estabilidad y fiabilidad de su tarea como instrumento portador. Los expertos han subrayado que este grato resultado dentro de la industria aeroespacial comercial se debe al fuerte sistema industrial de China, que hoy cuenta con categorías más completas y una capacidad de producción a gran escala, unido a la decida apertura del sector a la inversión privada.

Para el eficiente despliegue de proyectos dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta resulta imprescindible una efectiva y rápida conexión a Internet. La realidad actual es que hay muchos países miembros, principalmente ubicados en África y Asia Central, que necesitan mejorar sus prestaciones. Bajo este afán, el 28 de noviembre de este año, la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC) anunció que se había completado la instalación inicial del primer internet por satélite en órbita alta. Gracias a un lanzamiento de un grupo de satélites de comunicaciones de alto rendimiento, todo el territorio chino y áreas clave de los países participantes en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, disponen de una gran banda ancha y gran velocidad de transmisión, lo que facilita las descargas de vídeo y las videollamadas. Para finales del XIV Plan Quinquenal de China (2021-2025), se calcula que la capacidad total de los satélites de alto rendimiento de China superará los 500 Gbps (Gigabits por segundo).

Pero el actual emprendimiento satelital no se limita a las comunicaciones y al Internet. Se estima que dentro del marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China ya ha firmado más de un centenar de acuerdos de cooperación espacial. En relación con América Latina, hay que destacar que China desde el 2010 mantiene una estrecha cooperación satelital con Bolivia, una estación con Argentina que ha sido fundamental para garantizar el éxito de las misiones Chang'e-4 y Tianwen-1, y desarrollado un poderoso satélite de recursos terrestres con Brasil.

Turismo aeroespacial

Aspirando a verificar en el futuro su primer vuelo tripulado, la empresa china Space Transportation trabaja en un “cohete con alas” para ofrecer viajes suborbitales que conecten dos ubicaciones de nuestro planeta. El concepto de la tecnología del “cohete con alas” equilibra el punto de fabricación entre la alta velocidad de la gama de cohetes portadores que transportan satélites y un costo que esté más vinculado a los aviones tradicionales. Actualmente, Space Transportation prueba dos vehículos bautizados como Tianxing I y Tianxing II.

El programa espacial chino entroniza dentro de la revitalización de la nación y la reconfuguración de un eje sur-sur más cercano a las necesidades de los países que lo integran. Siguiendo una hoja de ruta que conecte con lo mejor de la cultura y valores tradicionales chinos, los nuevos bautizos fomentan renovados caminos desde lo sucesorio. Tianwen, la misión a Marte, significa “preguntas al cielo” (resurge de un poema de Qu Yuan del siglo IV a.C), Shenzhou es “nave divina”, la estación Tiangong refiere al “Palacio celestial” y el Zhurong que recorrió Marte invoca el poder de una criatura mitología asociada con la incadescencia y la luminosidad.

Como se indica en el libro blanco "El programa espacial de China: una perspectiva de 2021", publicado por la Oficina de Información del Consejo de Estado de la República Popular China, “en los próximos cinco años, China integrará la ciencia, la tecnología y las aplicaciones espaciales, al tiempo que perseguirá la nueva filosofía de desarrollo, construyendo un nuevo modelo de desarrollo y cumpliendo con los requisitos para un desarrollo de alta calidad, iniciando un nuevo viaje hacia la capacidad de ser una potencia espacial”.

Dentro del nuevo año que iniciará en breve -orientado hacia el desarrollo tecnológico de alto nivel- se espera que la industria espacial china contribuya aún más al crecimiento económico de calidad del país, al consenso y equilibrio mundial e implemente nuevos programas cooperativos en investigación y exploración del espacio ultraterrestre en provecho del ser humano.

(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)