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¿Qué hay detrás de la campaña clandestina de desinformación del Pentágono contra la vacuna china?

Por Xinhua | el 22 de junio de 2024 | 11:06

Parece que, en el punto álgido de la pandemia de COVID-19, Estados Unidos estaba más centrado en lanzar un programa clandestino para desacreditar las vacunas chinas y otros insumos médicos que salvan vidas que en ayudar al mundo a luchar contra el mortal virus.

Una investigación reciente de Reuters ha descubierto que el Ejército estadounidense lanzó una campaña secreta de desinformación para desacreditar las vacunas chinas en Filipinas, una nación gravemente afectada por el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19.

La revelación ha provocado una condena generalizada del plan estadounidense por parte de expertos en salud pública. Incluso antiguos oficiales de los servicios de inteligencia estadounidenses han censurado la campaña de desinformación.

Lo que hizo el Pentágono "cruza una línea", dijo Greg Treverton, expresidente del Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos.

"ARRASTRAR A CHINA POR EL BARRO"

La vacuna de la farmacéutica china Sinovac contra la COVID-19, el único tipo disponible en Filipinas en plena pandemia, fue difamada repetidamente bajo el programa del Pentágono.

Reuters informó de que identificó al menos 300 cuentas en la red social X, antes Twitter, que coincidían con descripciones compartidas por exoficiales militares estadounidenses familiarizados con la operación de Filipinas.

Casi todas fueron creadas en el verano de 2020 y se centraban en el lema #Chinaangvirus, que significa "China es el virus" en tagalo, una de las principales lenguas de Filipinas.

"No lo veíamos desde el punto de vista de la salud pública. Estábamos mirando cómo podíamos arrastrar a China por el barro", declaró a Reuters un alto cargo militar implicado en el programa.

Debido a la campaña de desinformación, las tasas de vacunación en Filipinas siguieron siendo desastrosamente bajas. En junio de 2021, el entonces presidente filipino, Rodrigo Duterte, hizo un llamamiento por televisión a la población para que se vacunara.

En ese momento, solo unos 2,1 millones de los 114 millones de habitantes del país asiático estaban completamente vacunados, muy por debajo del objetivo de 70 millones para ese año.

"Más de 60.000 filipinos murieron, y muchos de ellos habrían sobrevivido de no ser por la campaña de desinformación contra la vacuna de Sinovac", afirmó en sus redes sociales el exportavoz presidencial filipino Harry Roque.

Cho-Chiong Tan, médico y profesor asociado del Instituto de Medicina de la Universidad del Extremo Oriente, dijo que el informe de Reuters "ha conmocionado a toda Filipinas".

"La acción maligna de Estados Unidos ha dañado gravemente la salud del pueblo filipino y ha obstaculizado los esfuerzos filipinos para luchar contra la COVID-19", dijo Tan, y añadió que la desconfianza y el pánico sobre la seguridad de la vacuna hicieron que algunas personas renunciaran a vacunarse, aumentando el riesgo de contraer el virus.

"Las prácticas de Estados Unidos no solo perjudicaron los intereses del pueblo filipino, sino que también pusieron en peligro la salud pública mundial y el bienestar de toda la humanidad", añadió.

"No creo que sea defendible. Estoy sumamente consternado, decepcionado y desilusionado al enterarme de que el Gobierno de Estados Unidos haría eso", dijo Daniel Lucey, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina Geisel de Dartmouth.

VACUNA SEGURA Y FIABLE

China se ha ganado el reconocimiento mundial por su lucha contra la pandemia, al proporcionar al mundo la vacuna de Sinovac contra la COVID-19 y otros bienes públicos.

Los estudios han demostrado la inmunogenicidad y seguridad de la vacuna de Sinovac, la cual ha sido autorizada para su uso en más de 60 países, regiones y organizaciones internacionales, afirmó la vocera de la farmacéutica china, Yuan Youwei.

La vacuna de Sinovac es segura y eficaz para prevenir la enfermedad grave y la muerte por COVID-19, dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) a Xinhua en una declaración escrita.

"La desinformación, o la manipulación de la información con la intención de engañar y causar daño, es una importante amenaza para la salud hoy en día", advirtió el organismo sanitario con sede en Ginebra, Suiza.

Ramy Pulayd, filipino de 29 años, recordó que había recibido dos dosis de la vacuna de Sinovac contra la COVID-19 durante esa dura época.

Cuando el nuevo coronavirus causó trastornos generalizados en Filipinas, "China vino y nos echó una mano", dijo, y añadió que su hermano y su hermana también se vacunaron.

"Confiamos en China y en que sus vacunas son fiables", afirmó Pulayd.

De hecho, muchos países, especialmente aquellos en desarrollo, acogieron con satisfacción las vacunas chinas durante la pandemia. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, asistió personalmente a la entrega de las dosis de la vacuna en el aeropuerto de Belgrado, expresando su gratitud a China.

Mientras tanto, Estados Unidos no echó una mano a los países en desarrollo cuando necesitaban vacunas urgentemente.

"No hicimos un buen trabajo compartiendo vacunas con nuestros socios. Así que lo que nos quedó fue descalificar las de China", declaró a Reuters un alto cargo militar estadounidense directamente involucrado en la campaña.

MOTIVOS GEOPOLÍTICOS DE WASHINGTON QUEDAN EXPUESTOS

Muchos expertos han señalado que Estados Unidos intenta mantener su hegemonía y obstaculizar el desarrollo de China con narrativas falsas, manipulación de la opinión pública e innumerables mentiras.

La campaña estadounidense para desacreditar las vacunas de China no se basó en evidencia científica, sino más bien en motivos geopolíticos y la necesidad de obtener ganancias estratégicas.

Anna Malindog-Uy, vicepresidenta del Instituto de Estudios Estratégicos de Filipinas del Siglo Asiático, un grupo de expertos radicado en Manila, dijo a Xinhua que "la operación encubierta de Washington que socava los esfuerzos de Beijing para ayudar a Filipinas y a su pueblo a combatir la pandemia de COVID-19 plantea importantes preocupaciones y cuestiones éticas y estratégicas".

A ojos de la experta, "desacreditar las vacunas basándose en motivos geopolíticos y no en pruebas científicas socava el esfuerzo colectivo necesario para combatir una pandemia".

La propaganda clandestina contra China revela "una voluntad y acciones deliberadas por parte de Estados Unidos para manipular la opinión pública y las relaciones internacionales con el fin de obtener ganancias estratégicas y geopolíticas", dijo Malindog-Uy.

Y añadió que Estados Unidos también ha difundido desinformación para difamar a China en otros campos, como el del Mar Meridional de China, con el objetivo de sembrar discordia entre China y otros países.

"Se trata, en efecto, de una manifestación de la fijación estadounidense por la hegemonía global", expuso.

De hecho, con la campaña de desinformación no es la primera vez que el Tío Sam recurre a trucos sucios.

El pasado mes de marzo, Reuters informó de que el expresidente estadounidense Donald Trump autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 2019 a lanzar una campaña clandestina en las redes sociales chinas para poner a la opinión pública de China en contra de su Gobierno.

El Gobierno de Estados Unidos es el mayor propagador de desinformación, dijo el senador republicano Rand Paul.

Las medidas sucias de Washington tienen un costo para Filipinas. La vacunación es de gran importancia para la salud de millones de filipinos y Reuters informó de que la dificultad para vacunar a la población contribuyó a la peor tasa de mortalidad de la región.

En aras de sus beneficios egoístas, Washington nunca duda en sacrificar a un aliado. Como señaló el historiador británico-estadounidense Bernard Lewis en su libro "Notes on a Century: Reflections of a Middle East Historian", el verdadero problema de tener a los estadounidenses como aliados es que nunca se sabe cuándo se darán la vuelta y te apuñalarán por la espalda.

(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)