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Jóvenes universitarios mexicanos conocen la verdadera China
Por Yasef Calderón, Zhao Jian
Como parte de los programas de intercambio cultural y vínculos pueblo a pueblo entre China y América Latina, un grupo de jóvenes universitarios mexicanos visitan Beijing, capital del gigante asiático.
Desde la distancia, imaginar la China contemporánea suele ser una tarea ardua, permeada de amarillismos y estereotipos que se amplifica en redes sociales a través del propio desconocimiento de aquellos que aseguran ser los “grandes conocedores” de China. Sin embargo, gracias a su espíritu emprendedor, estos jóvenes mexicanos han podido conocer el verdadero rostro de China.
Ivonne Vargas, estudiante de relaciones internacionales, jamás imaginó que el impacto fuera tan distinto. “Es la primera vez que estoy en China... y la verdad es que me interesa muchísimo, porque este país ha tenido muchos avances tecnológicos”, asegura Ivonne al Diario del Pueblo digital. “Es como venir a otro mundo... desde el aeropuerto te das cuenta del choque cultural porque ya nadie aquí utiliza tarjetas de crédito o dinero, todo es aplicaciones, es algo bastante fuerte”.
Por su parte, Ana Cristina Rodríguez confiesa que al principio le fue un “poquito difícil” entender las aplicaciones, principalmente Alipay y WeChat.
“Pero ya estando aquí es increíblemente conveniente porque incluso me ha pasado que salgo del dormitorio y no llevo la cartera, pero con el celular tengo acceso a todo... me puedo subir al metro, puedo comprarme algo de tomar, pedir un taxi. Eso me gustaría que fuera algo más común en México.”
“Además es un país tranquilo. Estoy enamorada de la cultura, de la gente, de la manera en que funciona la vida”, agrega Ivonne.
Durante este mes, de la mano de ex embajadores, académicos y jóvenes chinos, este grupo de estudiantes de la Universidad Autonóma de México se ha asomado a la medicina tradicional, la diversidad lingüística, las artes tradicionales, la economía y el desarrollo tecnológico y social con características chinas.
“Venir acá para ver cómo es la vida, y te encuentras que es completamente diferente, que es mejor mucho que la perspectiva que se tiene sobre China en América Latina”, asegura Ángel Clemente, estudiante de medicina. “La mayoría de los sitios están en función del desarrollo sostenible. Poder constatarlo mejora mucho la perspectiva que se tiene sobre la tecnología y el avance chino, y su contribución mundial”.
“En comparación con México, yo creo que el avance es extremadamente grande, el desarrollo se ve muy diferente”, recalca el futuro galeno.
Durante los recorridos por la capital china, se han adentrado en la sede tecnología de LI, fabricante de autos de nueva energía, las colecciones de diversos museos, instalaciones olímpicas ultramodernas y sitios históricos muy populares como Qianmen, Nanluoguxiang o el Templo de las Cinco Pagodas.
“Siempre he creído que los coches eléctricos son el futuro. En Ciudad de México ya han empezado a llegar los nuevos autos chinos porque tiene muy buena reputación”, señala Ana Cristina al Diario del Pueblo Digital. “Los coches chinos de hoy tienen calidad. Es un buen acierto de China para el mundo el hecho de ofrecerle prioridad al desarrollo de los coches eléctricos. Son muy convenientes para nuestros países.”
Una experiencia importante ha sido poder intercambiar ideas en el seminario de investigación sobre problemas globales y responsabilidad de los jóvenes, coordinado por la Fundación Educativa Qingai de Beijing, el Servicio de Voluntarios de Beijing y la Fundación de Desarrollo Rural de China.
“Para mí, que soy estudiante de relaciones internacionales, conocer acerca del desarrollo sostenible en zonas rurales de China fue muy importante. Me gustó el modelo que ellos sugirieron para erradicar la pobreza y la dependencia hacia países más grandes. Creo que podría aplicarse muy bien en América Latina”, sostuvo Ana Cristina.
De regreso a México, este grupo de entusiastas universitarios asegura que la verdadera China que han conocido les seguirá acompañando en sus pasos por la vida.
“Me gustaría ser uno de los puentes, poder contribuir a que la cultura, tanto mexicana como china, puedan crecer y enriquecerse mutuamente porque ambas tienen bastante que aportar”, afirma Ángel.
“Yo vivía con la idea de que China, a pesar de ser un país avanzado, tecnológica e industrialmente, era un país un poco cerrado socialmente, y aunque tenemos brechas culturales, me ha parecido todo lo contrario. Durante este viaje la gente ha sido muy abierta con nosotros... me encanta China”, reconoce Ana Cristina, con una gran sonrisa.