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Latinoamérica y China tienen gran potencial en cooperación en biodiversidad agrícola, afirma experto de CIMMYT
Alberto Chassagne y dos estudiantes chinas. (Foto: cortesía)
Por Liu Xuxia
Los países latinoamericanos y China tienen un gran potencial de cooperación en el uso de tecnologías avanzadas para proteger la biodiversidad agrícola. Ahora tienen una oportunidad preciosa para profundizar la cooperación entre las dos partes, indicó Alberto Chassagne, curador del Banco de Germoplasma de Maíz del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en entrevista exclusiva con el Diario del Pueblo digital.
La biodiversidad abarca tanto las ricas diferencias entre las especies como los diversos tipos dentro de ellas. En la agricultura, promover el cultivo de diversas variedades de cultivos, como el maíz y el trigo, es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola sostenible.
Chassagne, con 27 años de experiencia en sistemas de semillas de maíz, mejoramiento de maíz, agronomía y extensión agrícola, señaló al Diario del Pueblo digital que la iniciativa de China en cooperar con los países latinoamericanos en la conservación de la biodiversidad, mediante el uso de alta tecnología es muy valorada por el CIMMYT.
Los pequeños agricultores son los custodios de la diversidad in situ y necesitan tecnología para lograr mejoras cosechas. Se puede mantener la diversidad, y a la vez obtener ganancias de los cultivos con tecnología avanzada. Por ejemplo, el uso de maquinaria agrícola desarrollada para pequeñas parcelas, que a la vez aseguren el manejo sostenible del suelo, afirmó Chassagne.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, fundado en 1966, es uno de los 16 centros internacionales de investigación agrícola del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional. Es una organización internacional, sin fines de lucro, dedicada a la investigación y capacitación agrícola.
Con sede en El Badán, México, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo utiliza la ciencia y la tecnología agrícolas para abordar los desafíos alimentarios y ambientales que enfrenta la humanidad en el futuro.
Chassagne considera que “la ciencia desarrollada por CIMMYT y sus colaboradores tiene un impacto global; cerca del 50% del maíz y 70% del trigo cultivado en todo el mundo puede atribuirse al germoplasma del CIMMYT.”
Las innovaciones en el mejoramiento de maíz realizadas por el CIMMYT producen variedades de maíz resilientes al clima y nutricionalmente enriquecidas para agricultores y consumidores. Para ello ha incorporado en su programa global de mejoramiento genético de maíz, el mejoramiento continuo de sus procesos, selección asistida por marcadores moleculares, tecnología de dobles haploides, estaciones de selección para patógenos específicos como MLN e insectos como FAW.
Las técnicas de IA y ML, cada vez más potentes, están abriendo interesantes oportunidades para mejorar la vigilancia, el seguimiento y la alerta temprana de las amenazas de enfermedades.
Hablando de la cooperación pragmática con el gigante asiático, Chassagne afirmó que, desde 1974, CIMMYT ha establecido relaciones de cooperación con numerosas instituciones chinas de investigación agrícola, introduciendo e intercambiando recursos de germoplasma y desarrollando conjuntamente variedades de alta calidad aptas para el cultivo en China. En 1997, se estableció la Oficina del CIMMYT en la parte continental de China. Y en 2016, CIMMYT recibió el Premio de Cooperación Internacional en Ciencia y Tecnología, que otorga China.
“Se estima que a lo largo de 50 años esta colaboración ha adicionado 10,7 millones de toneladas de trigo a la producción china y que el germoplasma de CIMMYT se ha sembrado en más de un millón de hectáreas de ese país”, detalló el científico mexicano.
“En relación con el maíz y la conservación de la biodiversidad, tenemos excelentes oportunidad de profundizar la relación”, agregó.
La provincia china de Liaoning, conocida como la "Cuna del Maíz", es una región ideal para el cultivo de este ancentral alimento. En 2024, Chassagne fue invitado a esas tierras para realizar una visita de campo y recorrido por varios institutos de investigación y universidades. A su paso, quedó impresionado por los logros de China en la integración de la investigación y la industria agrícolas.
“El viaje a Liaoning fue enriquecedor en experiencias y conocimientos, pude observar un pueblo con disciplina, organización y proyectos pensados con objetivos a largo plazo. La conexión de la producción agrícola con la industria les permite darle valor agregado a la materia prima (el maíz), no sólo para el consumo fresco sino para su procesamiento para el consumo local, regional y con potencial internacional”, aseguró Chassagne.
De cara al futuro, Chassagne espera seguir fortaleciendo la cooperación con China en áreas como el mejoramiento conjunto, el desarrollo de talento y la modernización tecnológica, y espera que más jóvenes investigadores chinos visiten México para intercambiar y estudiar. Por su parte, sus socios chinos han expresado un gran interés en el banco de germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo y en la conservación de la diversidad del maíz. Chassagne entiende que este interés pronto se debe convertir en nuevos acuerdos concretos de cooperación.
"Estamos dispuestos a trabajar con nuestros homólogos chinos para contribuir en una mayor medida a la seguridad alimentaria mundial y a la conservación de la biodiversidad agrícola", concluyó.