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El toque humano de la innovación tecnológica hecha en China

Por DIARIO DEL PUEBLO digital | el 12 de noviembre de 2025 | 13:35

Por Nicola Liberati

Visitantes observan a un perro robot desarrollado por Unitree Robotics durante la Exposición Internacional de la Industria de Edificios Inteligentes 2025, celebrada en el Centro de Convenciones y Exposiciones China Optics Valley de Wuhan, provincia de Hubei, 31 de octubre del 2025. (Foto: Wu Zhizhun/ Xinhua)

Los sistemas digitales están cada vez más integrados en la vida cotidiana, particularmente en China, donde están transformando la forma en que las personas viven, sienten y se relacionan entre sí.

Esta transformación digital no es solo una revolución tecnológica, sino también una reconfiguración profunda de las relaciones sociales y los valores culturales. La Cumbre de Wuzhen de la Conferencia Mundial de Internet ilustró esta transformación, mostrando cómo tecnologías —como la robótica y la realidad mixta aplicadas a la salud digital, la educación y los servicios públicos— se integran en la vida diaria.

Estos desarrollos destacan que el impacto de la tecnología va mucho más allá de la innovación técnica, afectando las bases emocionales y éticas de la existencia humana. La rápida innovación va acompañada de un creciente debate académico y público sobre sus implicaciones para el ser humano.

La filosofía ha demostrado durante mucho tiempo que las tecnologías nunca son neutrales. Cada invención remodela el horizonte de la experiencia humana, redefiniendo valores, relaciones y formas de percibir el mundo. Esta idea se ha vuelto cada vez más relevante a medida que las tecnologías digitales se expanden por todos los sectores de la sociedad. La cuestión central ya no es cómo mejorar los dispositivos a través de la eficiencia técnica o el crecimiento económico, sino cómo estos sistemas transforman la intimidad, el cuidado y los lazos sociales que sostienen a las comunidades. En ningún lugar se puede apreciar más que en China, donde la rápida innovación va acompañada de un creciente debate académico y público sobre sus implicaciones humanas.

Las tecnologías diseñadas para el cuidado de personas mayores, la compañía y el apoyo emocional demuestran cómo los sistemas digitales están transformando la vida diaria. Dichas tecnologías hacen mucho más que ayudar con las tareas rutinarias. Influyen en la manera en que las personas experimentan calor, atención y conexión en un mundo donde la presencia puede ser virtual y las relaciones cada vez están más mediadas por algoritmos. La creciente presencia de estos sistemas invita a reflexionar sobre cómo las sociedades redefinen el cuidado, el afecto y el bienestar bajo condiciones digitales.

La intimidad, antes vinculada a la proximidad física, ahora se co-crea mediante la interacción entre humanos y máquinas. Estas tecnologías, a través de su diseño interactivo, llevan calidez a los espacios digitales, asegurando que la conexión humana no se pierda a medida que la tecnología se vuelve más presente en la vida cotidiana.

Académicos y responsables de políticas están explorando diferentes maneras de comprender y guiar esta transformación. Un enfoque se basa en ideas y valores tradicionales, particularmente aquellos fundamentados en el pensamiento confuciano y taoísta, que enfatizan la armonía, el equilibrio y la responsabilidad mutua.Desde esta perspectiva, el desarrollo tecnológico debería ser guiado por valores culturales que promuevan la estabilidad social y el bienestar colectivo.

Los marcos éticos inspirados en estas tradiciones también pueden ayudar a garantizar que la innovación fortalezca la resiliencia en lugar de perturbarla. Por ejemplo, los investigadores están examinando cómo los sistemas de inteligencia artificial podrían diseñarse para reflejar principios morales consistentes con normas culturales establecidas.

Otro enfoque que también se basa en estas tradiciones, se mueve en una dirección más abierta y exploratoria. En lugar de dirigir el desarrollo tecnológico hacia metas predeterminadas, esta perspectiva se centra en lo que surge una vez que las tecnologías forman parte de la vida cotidiana. Se enfatiza la capacidad de respuesta y la atención a los cambios que generan los nuevos sistemas —cómo remodelan hábitos, emociones y estructuras sociales de maneras que no pueden ser completamente controladas.

Las tecnologías no son simplemente medios para implementar ideas existentes de una sociedad ideal; son fuerzas activas que revelan nuevas posibilidades y tensiones, transformando lo que las personas valoran y cómo se entienden a sí mismas. Los investigadores en esta línea de estudio analizan, por ejemplo, cómo la introducción de la inteligencia artificial altera el significado del trabajo, el cuidado o la intimidad en el momento en que las máquinas comienzan a realizar tareas que antes se consideraban exclusivamente humanas.

Esta apertura a los efectos imprevistos de la tecnología se extiende mucho más allá del laboratorio. En toda China, las colaboraciones interdisciplinarias están floreciendo, reuniendo a filósofos, ingenieros, diseñadores y estudiosos de la ciencia ficción para explorar cómo podría evolucionar la sociedad en respuesta al cambio tecnológico. Investigadores de todo el país están formando redes dinámicas que unen estos diversos campos.

Sus esfuerzos enfatizan la importancia de situar al ser humano en el centro de la innovación tecnológica, asegurando que el progreso no solo sea eficiente, sino también acorde con los valores culturales y las necesidades humanas. Al integrar calidez y empatía en el diseño tecnológico, garantizan que la innovación sirva al espíritu humano, no solo a la funcionalidad.

China no solo se orienta al desarrollo tecnológico, también busca una reflexión más profunda sobre los grandes cambios sociales que traen estas innovaciones. Al colocar al ser humano en el centro del progreso tecnológico, China asegura que el desarrollo avance con un toque y calidez humanos.

Este enfoque reconoce que la tecnología, cuando se aplica de manera reflexiva, puede mejorar la conexión humana en lugar de disminuirla, garantizando un futuro en el que el progreso y los valores humanos crezcan juntos.

El autor es profesor asociado en el Departamento de Filosofía de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, presidente de la Sociedad de Fenomenología y Medios (EE. UU.), editor asociado de Nature: Humanities and Social Sciences Communications y editor ejecutivo de New Techno-Humanities (Elsevier).

(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)