Se espera que el cambio de actitud de los Países Bajos influya en toda Europa

Foto de archivo: VCG

El ministro de Asuntos Económicos de los Países Bajos, Micky Adriaansens, anunció el miércoles la suspensión de la intervención administrativa contra Nexperia. El ministro describió la medida como un gesto de buena voluntad y se comprometió a continuar el diálogo constructivo con el gobierno chino en el próximo período.

Más tarde ese mismo día, el Ministerio de Comercio de China respondió, celebrando la decisión neerlandesa de suspender la orden administrativa. China considera esto un primer paso en la dirección correcta para resolver adecuadamente el problema, pero señaló que aún existe una brecha para abordar la causa fundamental de la interrupción de la cadena de suministro global de semiconductores: la revocación total de la orden administrativa. China espera que los Países Bajos continúen demostrando una sincera voluntad de cooperar y propongan soluciones genuinamente constructivas.

El 30 de septiembre, el gobierno neerlandés, alegando motivos de seguridad nacional, congeló durante un año el control de la empresa china Wingtech Technology sobre Nexperia. La medida provocó una conmoción en la cadena de suministro automotriz global, generando una escasez de chips que afectó a fabricantes de automóviles en Estados Unidos, Europa y Japón, con la paralización temporal de las líneas de producción de algunos modelos de vehículos.

La última declaración de los Países Bajos indica que el gobierno neerlandés está devolviendo el control de Nexperia a la empresa china. Esto refleja un retorno a la toma de decisiones racionales ante las presiones del mundo real. También envía una señal positiva, poco común, a la cadena de suministro global.

El impacto del caso Nexperia va mucho más allá de la resolución de una disputa corporativa transfronteriza. Sus implicaciones positivas pueden manifestarse en cuatro niveles:

Primero, la gobernanza de la cadena de suministro podría pasar de la politización a la profesionalización. Los hechos demuestran que los chips básicos no son tan escasos como las máquinas de litografía de alta gama; son esenciales para los sistemas automotrices, de electrodomésticos e industriales a nivel mundial. La suspensión neerlandesa indica que la lógica industrial comienza a imponerse a los impulsos políticos.

En segundo lugar, Europa podría profundizar su reflexión sobre la "exageración del riesgo". La medida neerlandesa podría convertirse en un momento simbólico que impulse una reevaluación de las políticas dentro de la UE. Se espera que más gobiernos y empresas comprendan que sobrevalorar a China solo les hace perder mercado e iniciativa.

En tercer lugar, China y Europa podrían definir con mayor claridad los límites entre cooperación y competencia en el sector de los semiconductores. Este caso demuestra que, en la cadena industrial fundamental de los chips, ambas partes aún cuentan con un amplio e irremplazable margen de cooperación.

En cuarto lugar, la cadena industrial global podría obtener un valioso elemento positivo. En un período de gran tensión en la cadena industrial global, cualquier paso hacia la desescalada puede tener un efecto multiplicador. La suspensión neerlandesa también ofrece a otros países una opción no confrontativa para gestionar disputas similares.

En resumen, la suspensión neerlandesa de la intervención en Nexperia puede parecer una decisión administrativa de carácter técnico o procedimental, pero en realidad se trata de un cambio de política altamente simbólico. En una era de creciente tensión geopolítica y creciente desconfianza económica, todo país dispuesto a frenar y retomar el diálogo merece reconocimiento. En la era de los semiconductores, ningún país puede alcanzar la seguridad por sí solo; solo con cadenas de suministro estables la economía global puede lograr una seguridad real. No se trata de ganadores ni perdedores: el mundo necesita más tomadores de decisiones racionales.