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Gobierno de Bolivia decide mantener subvención a combustibles
El Gobierno de Bolivia decidió mantener, por ahora, la subvención a los hidrocarburos y postergar cualquier decisión sobre su eliminación, en un momento en que la economía sigue bajo presión y persisten interrogantes sobre el rumbo fiscal del país.
El ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, afirmó este martes, en una rueda de prensa conjunta con el presidente Rodrigo Paz Pereira, que "no hay que apurarse" y que cualquier ajuste deberá aplicarse "paso a paso" para preservar la estabilidad y evitar impactos sobre los hogares más vulnerables.
La postura del Ejecutivo llega mientras la administración de Paz Pereira evalúa un paquete más amplio de medidas económicas, que incluye la reducción del gasto público, la revisión del Presupuesto General del Estado de 2026 y la eliminación de cuatro impuestos, con el objetivo de reactivar la inversión y aliviar la carga financiera de las empresas.
Espinoza reiteró que el Gobierno debe "preparar el camino" antes de modificar políticas sensibles para la mayoría de los bolivianos, como la subvención a los combustibles o el tipo de cambio del dólar.
El gasto estatal en subvenciones a los carburantes se ha disparado en los últimos cuatro años. Según el Ministerio de Economía, Bolivia pasó de destinar 627 millones de dólares en 2020 a más de 2.400 millones de dólares en 2024, un incremento que presiona las finanzas públicas y limita la capacidad del Estado para sostener el esquema vigente.
Datos de la Fundación Jubileo indican que el país produce solo el 40 por ciento de la gasolina que consume, mientras que el restante 60 por ciento debe importarse. En el caso del diésel, la dependencia es aún mayor: el 90 por ciento del consumo proviene del exterior.
Bolivia mantiene desde el 2004 un precio interno congelado de 3,72 bolivianos (0,53 dólares) por litro de diésel y 3,74 bolivianos (0,54 dólares) por litro de gasolina especial.
Según cifras del Ministerio de Economía, el Estado gasta alrededor de 60 millones de dólares semanales para sostener el subsidio, un incentivo que ha favorecido el contrabando hacia Perú, Brasil, Chile y Argentina, donde el litro de combustible se vende aproximadamente a un dólar.


