Un antiguo sistema de cultivo de arroz y peces prospera con nueva vitalidad

Xu Guanhong captura peces criados en un arrozal en Qingtian en noviembre de 2024. [Foto de China Daily]

En el envase de los productos de arroz y pescado del agricultor Xu Guanhong, una serie de símbolos y códigos QR certifican su calidad.

Entre ellos se encuentra una etiqueta de Indicaciones Geográficas de Agroproductos, que marca la autenticidad de un sistema de cultivo único practicado en el condado Qingtian, provincia de Zhejiang, durante más de 1.000 años.

En los campos en terrazas de Qingtian, los peces y el arroz prosperan en un entorno simbiótico. Los peces controlan las plagas y fertilizan los arrozales, mientras que las plantas de arroz proporcionan sombra y hábitat a los peces.

Xu, exprofesor de física y nativo de Qingtian que ha vivido en el extranjero, afirmó que el sistema de cultivo de arroz y peces no es solo un método de cultivo, sino una forma de vida y una parte vital de su identidad cultural. "Siempre me ha encantado la textura tierna y el sabor fresco del pescado criado en Qingtian", afirmó. "Dondequiera que esté, siento una profunda conexión con mis raíces rurales".

En 2005, el sistema Qingtian fue designado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura como uno de los Sistemas de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial, el primero de su tipo en China.

"Cuando me enteré de la noticia, supe que tenía que hacer algo", recordó Xu, quien regresó a Qingtian desde Francia en 2006 y fundó una granja ecológica de cocultivo de peces y arroz en 2011.

Durante los primeros tres años, Xu sufrió pérdidas económicas debido a su falta de experiencia en el cultivo de arroz y la piscicultura. Sin embargo, un punto de inflexión llegó cuando sustituyó los alevines habituales por alevines más grandes.

"Los alevines pequeños son demasiado vulnerables a las condiciones de los arrozales", explicó Xu. "Los más grandes se adaptan mejor, lo que se traduce en mejores tasas de supervivencia y menores pérdidas. Se alimentan de plagas y malezas en los arrozales, lo que a su vez controla eficazmente los insectos y la vegetación indeseable".

Además, los alevines acortan el ciclo de producción, lo que permite cosechas más rápidas y una rentabilidad comercial más rápida, afirmó.

Gracias a la práctica y las mejoras técnicas a lo largo de los años, un solo mu (0,067 hectáreas) del campo de Xu puede producir ahora 350 kilogramos de arroz y 150 kilogramos de pescado al año, con una rentabilidad anual de más de 17.000 yuanes (2.390 dólares). Su granja se ha expandido de los 50 mu originales a 300 mu.

Xu también ha sido pionero en un enfoque que elimina el uso de labranza, herbicidas, fertilizantes y pesticidas, a la vez que garantiza un modelo estable y de alto rendimiento.

Sus esfuerzos recibieron un impulso significativo cuando tanto el arroz como el pescado producidos mediante el método de cultivo tradicional obtuvieron la denominación de origen. "La etiqueta IG es una 'tarjeta de presentación de oro'", afirmó Xu. "Genera confianza en el consumidor y añade más valor".

Este estatus, junto con las certificaciones ecológicas y orgánicas, le ha abierto las puertas a mercados premium, donde el arroz orgánico de Xu puede venderse hasta por 20 yuanes por kg.

Las autoridades locales también han introducido sistemas de trazabilidad y subsidios, lo que garantiza la credibilidad de la IG. En 2024, el sistema de cultivo de arroz y pescado cubría más de 70.000 mu en Qingtian, con un valor total de producción de 340 millones de yuanes.

Dacian Ciolos, excomisario europeo de agricultura, quien se encontraba en Qingtian para una conferencia sobre la cooperación entre China y la UE en materia de IG, declaró: «Este sistema de cocultivo rico en peces no solo es de gran interés desde el punto de vista de la cultura tradicional de esta región, sino también desde una perspectiva ambiental».

La coexistencia de ambas especies se alinea estrechamente con el creciente énfasis actual en la sostenibilidad ecológica, afirmó, y añadió que es notable que el sistema se haya mantenido durante tantos siglos.

Ciolos dijo que cree que los métodos de cultivo, que tienen valor tanto cultural como científico, merecen ser promovidos en todo el mundo como un ejemplo de agricultura sostenible.