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Joven zambiano persigue su sueño ferroviario en China
Cuando Michael Njovu, un joven zambiano de 26 años que cursa un posgrado en la provincia de Hunan, en el centro de China, se enteró del lanzamiento oficial del proyecto de revitalización del Ferrocarril Tanzania-Zambia (TAZARA, siglas en inglés) en su tierra natal, sintió que era como un llamado a la acción.
"Desde su construcción en la década de 1970, este ferrocarril ha sido vital para la exportación y el comercio de mercancías en Zambia", declaró Njovu, quien estudia una maestría en ingeniería de transporte en la Universidad del Sur Central.
"Durante su revitalización, también creará más empleos relacionados para la población local", destacó.
Una vez finalizada, la modernización del ferrocarril conectará las vías férreas, carreteras y puertos del sur y el este de África, impulsando la conectividad regional de infraestructuras.
Con el avance del proyecto, se espera que la capacidad anual de carga del ferrocarril alcance 2,4 millones de toneladas y el plazo de entrega pueda reducirse en casi dos tercios.
La obra se construyó inicialmente con préstamos sin intereses de China y se entregó oficialmente a los gobiernos de Tanzania y Zambia el 14 de julio de 1976. La línea va desde Dar es Salaam, en Tanzania, hasta su terminal en Nuevo Kapiri Mposhi, Zambia.
En el interior de la estación de Nuevo Kapiri Mposhi se alza un monumento que indica la longitud total de la vía férrea: 1.860,54369 kilómetros.
La cifra exacta refleja el esfuerzo de más de 50.000 ingenieros y obreros de la construcción chinos que, durante cinco años y ocho meses, trabajaron junto a sus colegas tanzanos y zambianos para completar la línea. Entre los participantes se encontraban exalumnos de la universidad de Njovu.
La Universidad del Sur Central se fundó en el año 2000 mediante la fusión de tres facultades, entre ellas el Instituto de Ferrocarriles de Changsha, una de las primeras instituciones chinas en formar profesionales para el proyecto TAZARA.
Un grupo de profesores y estudiantes del instituto fue enviado a África para apoyar la construcción del ferrocarril en la década de 1970. Realizaron más de 3.000 kilómetros de trabajo topográfico en zonas propensas a la malaria, midiendo rutas durante el día y calculando datos a la luz de lámparas de queroseno en chozas con techo de paja por la noche.
"Esta conmovedora historia y la avanzada tecnología científica de China me impulsaron a estudiar en China", expresó Njovu.
El programa universitario en el que está matriculado el joven está diseñado para ayudar a los países en desarrollo a desarrollar experiencia en tecnología ferroviaria de alta velocidad y unidades eléctricas múltiples (EMU, siglas en inglés).
Desde 2016, 243 estudiantes de más de 20 países, entre ellos Etiopía, Sierra Leona, Nigeria, Sudán y Ruanda, se han unido al programa. Hasta la fecha, 192 personas se han graduado y 51 continúan estudiando.
Según la universidad, alrededor del 90 por ciento de sus exalumnos africanos desde 1996 han regresado a sus países de origen para contribuir al desarrollo local, un camino que Njovu busca seguir.
Tras graduarse en 2026, Njovu planea llevar sus nuevos conocimientos a Zambia, donde un ferrocarril revitalizado demanda no solo un mayor transporte de mercancías, sino también una nueva generación de soñadores.
"Contribuir al desarrollo ferroviario de mi patria es mi sueño", aseguró Njovu. "Tengo la suerte de estar aquí aprendiendo técnicas avanzadas".


