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Reflexiones a partir de las relaciones económicas y comerciales China-EE.UU en 2025: asumir las responsabilidades con acciones pragmáticas

Foto: VCG
Al repasar un año marcado por rápidos cambios en la dinámica internacional, las interacciones entre China y Estados Unidos en el ámbito económico y comercial han atraído de forma constante la atención mundial. Desde la “confrontación” hasta el “diálogo”, y desde un aparente punto muerto insuperable hasta el regreso a una vía de diálogo y negociación en condiciones de igualdad, las fluctuaciones en las relaciones económicas y comerciales entre China y EE.UU ofrecen valiosas enseñanzas sobre cómo estas dos grandes economías pueden gestionar eficazmente su relación y comprender con precisión las tendencias de la época.
Las relaciones internacionales nunca han sido un camino llano. Se requiere sabiduría y sentido de la responsabilidad para estabilizar el rumbo y controlar la situación general en medio de olas turbulentas. La visión estratégica de que “los detalles encajan cuando están alineados con el panorama general” resulta esencial. Centrarse en el interés global y actuar con responsabilidad ha sido el principio constante que guía el enfoque chino en la gestión de las relaciones entre China y Estados Unidos.
En un contexto en el que las tensiones económicas y comerciales perturban al mundo, la diplomacia entre jefes de Estado de China y EE.UU ha desempeñado un papel crucial como ancla, ajustando la dirección de las relaciones bilaterales. Ambos líderes mantienen una comunicación profunda y alcanzan consensos importantes que proporcionan orientación estratégica para gestionar las diferencias y resolver los problemas, aportando una valiosa dosis de certidumbre y estabilidad a un mundo marcado por la turbulencia.
Bajo la guía del consenso alcanzado por los líderes, los equipos de China y Estados Unidos han celebrado cinco rondas de consultas, acumulando gradualmente acuerdos y trabajando para resolver los asuntos pendientes. Un hecho se confirma una y otra vez: cualquier intento de simplificar las relaciones China-EE.UU reduciéndolas a un relato de “competencia” o incluso de “confrontación” supone una desviación y una lectura errónea de la realidad. Tales enfoques no solo no ayudan a resolver los problemas, sino que generan cuestiones nuevas y más graves tanto para ambos países como para el mundo.
Este año se cumple el 80.º aniversario de la victoria en la Guerra Mundial Antifascista. En aquella lucha decisiva que afectó al destino de la humanidad, China y Estados Unidos combatieron hombro con hombro, realizando contribuciones significativas a la defensa de la paz y la justicia y al rescate de la civilización humana en su momento más oscuro. Al mirar atrás a la historia, las lecciones son claras: por el bien de la responsabilidad compartida y del futuro común, China y Estados Unidos deben y pueden cooperar.
La importancia de la cooperación entre China y Estados Unidos continúa aumentando con el paso del tiempo. Las relaciones entre ambos países no solo influyen en el panorama estratégico global, sino que también afectan al pulso de la economía mundial y al bienestar de las personas en numerosos países. Las interacciones comerciales entre China y EE.UU muestran claramente los efectos de desbordamiento de su relación. Desde las líneas de producción en el Sudeste Asiático hasta los comerciantes en América Latina; desde los mercados financieros internacionales hasta las cadenas industriales y de suministro globales, cada cambio sutil en las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos genera ondas que se propagan por la economía mundial y resuenan rápidamente en todo el planeta.
Bajo esas ondas superficiales subyace una profunda pregunta sobre la dirección de nuestra época: ¿debemos acumular riesgos mediante la confrontación o forjar consensos a través del diálogo? ¿Debemos agravar las divisiones en medio de la turbulencia o buscar resultados de beneficio mutuo mediante la cooperación? Que China y Estados Unidos puedan gestionar bien su relación es una cuestión definitoria del siglo que ambos países deben responder, con implicaciones para el destino del mundo. Este juicio trascendental queda confirmado por la realidad.
En este momento histórico marcado por la agitación y el cambio, el mundo espera que China y Estados Unidos adopten decisiones responsables que impulsen la paz y el desarrollo globales. “El mundo actual se enfrenta a muchos problemas difíciles. China y Estados Unidos pueden asumir conjuntamente su responsabilidad como grandes países y trabajar juntos para lograr más cosas grandes y concretas en beneficio de nuestros dos países y del mundo entero”, respondió el presidente Xi Jinping a las expectativas del mundo con palabras directas. El presidente Donald Trump también señaló que ambos países pueden lograr muchas cosas importantes para el mundo. Como dos grandes naciones con amplios intereses comunes, China y Estados Unidos pueden beneficiarse mutuamente y beneficiar al mundo gestionando adecuadamente sus diferencias y centrándose en la cooperación.
China se atiene siempre al principio de responder a las preocupaciones de los pueblos y de perseguir los intereses generales de todos los países. Las Recomendaciones del Comité Central del Partido Comunista de China para la formulación del XV Plan Quinquenal de Desarrollo Económico y Social Nacional plantean claramente propuestas como “ampliar aún más la apertura de China al exterior”, “promover el desarrollo innovador del comercio” y “ampliar la cooperación en inversiones bidireccionales”. Esto abrirá oportunidades más amplias para la cooperación de beneficio mutuo entre China y la comunidad internacional, incluido Estados Unidos. Esperamos que la parte estadounidense se encuentre con la parte china a mitad de camino y adopte medidas prácticas para asumir las responsabilidades propias de una gran potencia y aportar mayor confianza en el desarrollo a la comunidad internacional.
Cuando China y Estados Unidos trabajan juntos, el mundo se siente tranquilo; cuando se enfrentan, el mundo queda inquieto. Las grandes potencias deben tener una visión acorde con su estatus y asumir las responsabilidades que les corresponden. Frente a nuevas situaciones y desafíos, ambas partes deberían priorizar los intereses de sus pueblos y el bienestar a largo plazo del mundo, abrir aún más las puertas, allanar el camino para una cooperación más amplia y enviar señales más firmes de estabilidad, inyectando conjuntamente más energía positiva en la respuesta mundial a los desafíos.
Zhong Sheng es la columna de comentarios internacionales de Diario del Pueblo.


