español>>Opinión

Las relaciones sino-latinoamericanas son intensas, dinámicas y atraviesan crecientes complejidades geopolíticas, según académico argentino

Por DIARIO DEL PUEBLO digital | el 30 de diciembre de 2025 | 10:12

En diciembre de 2025, el gobierno chino publicó su tercer Documento sobre la política de China hacia América Latina y el Caribe (en adelante, el “Documento”), que ha causado gran atención de la comunidad académica de los países latinoamericanos que investigan China. Eduardo Daniel Oviedo, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, profesor de la Universidad Nacional de Rosario en Argentina, e investigador visitante en el Programa de Visitas de Académicos Internacionales de Qilu, Universidad de Shandong, China, compartió con Diario del Pueblo digital sus opiniones sobre el Documento y las relaciones sino-latinoamericanas.

Eduardo Daniel Oviedo. (Foto prporcionada por el entrevistado)

Diario del Pueblo digital:

El 3º “Documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe” se publicó el 10 de diciembre de 2025. En el contexto de su campo de investigación, ¿qué parte de este documento le impresionó o le interesó más? ¿Por qué?

Eduardo Daniel Oviedo:

Este tercer Documento profundiza las áreas temáticas establecidas en los anteriores emitidos en 2008 y 2016, e incorpora nuevos contenidos de la política exterior china, como las cuatro iniciativas globales lanzadas en los últimos años.

Uno de los aspectos que me gustaría explorar más a fondo es la noción de “avanzar hacia una modernización global”, ya que ésta también implicaría la industrialización de América Latina y el Caribe. En este contexto, el desafío radica en avanzar hacia una “industrialización compartida”, que favorezca el crecimiento y desarrollo sostenibles tanto de la región como de China. Impulsar esta idea innovadora traería beneficios compartidos a la comunidad internacional.

Otro aspecto relevante es la propuesta de convocar una conferencia de diálogo entre las civilizaciones de China y Latinoamérica. Para mí, este punto cobra especial importancia, ya que plantea la necesidad de identificar quiénes representan a ambas civilizaciones, más allá de los Estados. En este sentido, el diálogo debería ser amplio e incluir a actores culturales latinoamericanos y chinos.

Diario del Pueblo digital:

El 24 de noviembre de 2016, el gobierno chino publicó su segundo “Documento sobre la Política hacia América Latina y el Caribe”, ya hace nueve años. El documento de 2016 propuso una nueva configuración de las relaciones China-ALC que consiste en “cinco en uno” (política, económica, cultural, asuntos internacionales, cooperación general y relaciones bilaterales).

El nuevo documento de 2025 propone sistemáticamente los Cinco Programas para Construir de la Mano la Comunidad de Futuro Compartido China-ALC (la solidaridad, el desarrollo, las civilizaciones, la paz y los pueblos).

En su opinión, ¿cuáles son las implicaciones estratégicas más profundas de este cambio de “cinco en uno” a “cinco programas”?

Eduardo Daniel Oviedo:

El documento actualiza los ámbitos político, económico-culturales, de seguridad y acción multilateral presentados en su versión anterior, y los sistematiza al vincularlos con las cuatro iniciativas chinas (seguridad, gobernanza, civilización y desarrollo global) más la Franja y la Ruta, que, a mi modo de ver, se enmarcan todas dentro de la Comunidad de Destino Humano. Esta última la he analizado en profundidad en mi último libro: “Relaciones Internacionales en Tiempos de Auge Chino y Declive Argentino”. Por supuesto, la intensidad actual del comercio chino-latinoamericanos refleja que los intercambios de bienes siguen siendo la base del vínculo con todos los países de la región. Sobre este fundamento se estructuran y desarrollan los demás ámbitos de la relación.

Diario del Pueblo digital:

El documento de 2025 añade contenido sobre “cooperación en protección medioambiental, respuesta al cambio climático y reducción de desastres naturales”, “economía digital” e “inteligencia artificial (IA)”. Las cooperaciones entre China y América Latina en áreas como el comercio electrónico transfronterizo, las comunicaciones 5G y las energías renovables han experimentado un crecimiento explosivo en los últimos dos años.

¿Cómo evalúa el papel de estas “nuevas áreas” de cooperación para complementar y modernizar los modelos económicos y comerciales tradicionales entre China y América Latina (como los recursos energéticos y la infraestructura)? ¿Podría explicar los resultados reales con ejemplos concretos de cooperación?

Eduardo Daniel Oviedo:

Desde Sudamérica, cuando hablamos del modelo económico entre China y la región, se piensa en la posibilidad de revertir el esquema centro-periferia, el extractivismo y la desindustrialización que han sido provocados por las estructuras productivas tanto de China como de los países latinoamericanos. Incluso, varios países presentan déficits comerciales. Afortunadamente, el documento reconoce estas problemáticas y propone “abordar adecuadamente las fricciones comerciales para promover un desarrollo sano y equilibrado, así como la diversificación estructural del comercio entre China y ALC”.

Las “nuevas áreas” reflejan realidades emergentes que surgen de la evolución de la economía global, como la inteligencia artificial. Estas “nuevas áreas” amplían las “avenidas” por donde fluyen las relaciones chino-latinoamericanas, abriendo nuevas oportunidades para los actores económicos tanto de la región como de China.

Diario del Pueblo digital:

El proceso de cooperación entre China y América Latina también es un diálogo sobre filosofías de desarrollo. El nuevo documento de 2025 también enfatiza que “en el marco de la Iniciativa para el Desarrollo Global (IDG), China está dispuesta a seguir compartiendo las oportunidades de desarrollo que ofrece la modernización china”.

En su opinión, ¿qué dimensiones de la modernización china interesan más a los académicos latinoamericanos? ¿Y qué inspiraciones puede ofrecer la modernización china para promover el desarrollo en América Latina?

Eduardo Daniel Oviedo:

Prefiero hablar de modernización en China antes de modernización china, ya que la modernización es un proceso histórico iniciado en Europa, tempranamente en el siglo XVII, que luego se expandió al resto del mundo. Desde el siglo XIX, China ha atravesado diversos intentos de modernización y logró consolidar exitosamente este proceso bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino desde 1949. América Latina y el Caribe también buscan “anclar” la modernización en la región, y en ese sentido la experiencia china resulta especialmente relevante.

China era un país periférico que consiguió ascender al estatus de gran potencia a través de un proceso continuo de modernización, basado principalmente en un modelo productivo-exportador de bienes industriales. Esto demuestra que los países de ALC también pueden mejorar su posición en la estratificación económica mundial y “saltar” desde la periferia hacia el centro, tal como lo ha hecho China. Desde esta perspectiva, el tipo de modernización, el rol del Partido Comunista Chino como líder y ejecutor del proceso, y la persistencia en sostenerlo en el tiempo son aspectos de la experiencia china que merecen ser considerados en ALC.

Esto no implica copiar ni el modelo de modernización ni el régimen político chinos. Por el contrario, la mayoría de los países de ALC enfrenta la necesidad (y al mismo tiempo la dificultad) de llevar adelante procesos de modernización bajo regímenes democráticos.

Para revertir esta situación, se requiere un consenso amplio sobre qué tipo de modernización se desea, quién debe liderarla, la constancia en su implementación y una política exterior coherente con dicho objetivo. En cualquier caso, China constituye un ejemplo claro de cómo es posible avanzar desde una economía eminentemente agraria y periférica hacia una economía industrializada y central.

Diario del Pueblo digital:

El nuevo documento, bajo el “Programa de las civilizaciones”, propone cooperaciones en múltiples áreas, como educación, cultura, deportes, medios de comunicación, centros de investigación, becas gubernamentales, oportunidades de formación en China y centros de idioma chino y habilidades profesionales.

Desde su punto de vista, ¿En qué sentido la Iniciativa para la Civilización Global (ICG) de China puede ayudar a consolidar las bases de apoyo social y público para las relaciones entre China y América Latina? ¿Qué papel desempeñará en la eliminación de las diferencias de percepción entre las sociedades latinoamericanas respecto a la cooperación entre China y América Latina?

Eduardo Daniel Oviedo:

Tanto la Iniciativa para la Civiización Global como la Comunidad de Destino Humano se basa en el principio de “encontrar la armonía en la diversidad”. Incluso, ambas iniciativas también están fundadas en “buscar un terreno común dejando de lado las diferencias existentes”. Estos principios constituyen puntos de partida para alcanzar el mutuo entendimiento, sin eliminar las diferencias que surgen del pluralismo de ideas que existe en todas las sociedades.

Lo que sí resulta especialmente relevante de la Iniciativa de Civilización Global, es que plantea la necesidad de superar el diálogo estrictamente interestatal para incorporar el intercambio a nivel de las sociedades civiles. En este sentido, es fundamental promover el diálogo entre cultos, escuelas de pensamiento filosófico y actores culturales en general, con el objetivo de avanzar en una comprensión mutua más profunda y ampliar los puentes de contacto en el diálogo chino-latinoamericano. Este enfoque también contribuye a mejorar la comprensión de las acciones recíprocas.

Diario del Pueblo digital:

El “Programa de la paz” de los “Cinco Programas” es una nueva incorporación clave al documento para 2025 y representa la implementación de la Iniciativa para la Seguridad Global (ISG). Propone explícitamente profundizar la cooperación en áreas de seguridad no tradicionales como la ciberseguridad, el control de drogas y la lucha contra la corrupción, a la vez que apoya la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y la Declaración de los Estados Miembros del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe.

Considerando las necesidades de seguridad de América Latina y las bases de la cooperación entre China y América Latina, ¿cuáles son los objetivos específicos y la importancia práctica de la ISG y de este programa de la paz?

Eduardo Daniel Oviedo:

El Programa de Paz planteado en el documento está directamente vinculado a la seguridad y, cuando se aborda la seguridad, se trata de un tema particularmente sensible, condicionado por las orientaciones externas de los Estados, las tensiones internacionales y la geopolítica. No obstante, existen áreas de convergencia claras. La lucha contra el narcotráfico, la no proliferación de armas de destrucción masiva y la cooperación en materia de aplicación de la ley y justicia son temas ineludibles, en los cuales es posible avanzar de manera inclusiva con la participación de todos los países de la región.

Diario del Pueblo digital:

¿Cómo evalúa los logros de las relaciones y la cooperación entre China y América Latina en 2025? ¿Cuáles son sus expectativas para su desarrollo futuro?

Eduardo Daniel Oviedo:

En líneas generales, la relación chino-latinoamericana en 2025 se mantuvo estable y multifacética, con énfasis sostenido en el diálogo político, el comercio, la inversión y la diplomacia multilateral, aunque también condicionada por las tensiones entre China y Estados Unidos. Los resultados, con avances y retrocesos, pueden evaluarse en los planos económico, político y social.

En el ámbito económico, el mercado chino continuó ofreciendo sinergias relevantes para los productos primarios latinoamericanos, y la región latinoamericana ha sido importante para que los productos industriales chinos accedan a mercado en el actual contexto proteccionista de los países desarrollados. Desde el punto de vista político, las relaciones se desarrollaron de manera regular, con énfasis en los vínculos bilaterales y, en el plano multilateral, a través del diálogo China-CELAC. En el plano social, los vínculos continuaron expandiéndose de manera favorable, como lo evidencian la apertura de la ruta aérea entre Shanghái y Buenos Aires, la exención de visado para pasaportes de algunos países sudamericanos y el fortalecimiento de las relaciones subnacionales. En síntesis, se trata de una relación intensa, dinámica y atravesada por crecientes complejidades geopolíticas.

(Entrevista y edición: Wu Sixuan, Diario del Pueblo)

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)