BEIJING, 28 may (Xinhua) -- La disputa entre China y Estados Unidos sobre la seguridad cibernética no debería convertirse en una grieta que socave la cooperación entre ambas partes en otras cuestiones de interés común.
La mayor y la segunda mayor economías del mundo han llegado a un consenso para construir un nuevo tipo de relaciones entre potencias, en las que la cooperación y la búsqueda de resultados positivos deben convertirse en la corriente principal a pesar de las diferencias existentes.
Estados Unidos necesita el apoyo de China para estabilizar la situación en la Península Coreana, luchar contra el cambio climático a nivel mundial y unirse a la lucha contra el terrorismo en todo el mundo. Por otra parte, China seguirá siendo un mercado prometedor para los empresarios estadounidenses.
En el lado chino, Estados Unidos no es sólo un socio comercial importante, sino también un combatiente acérrimo contra el terrorismo. El papel de EEUU en la eliminación del terrorismo a escala mundial se ha vuelto especialmente importante para China ahora, cuando ha quedado expuesta a peligrosos ataques terroristas en los últimos meses.
En este punto, se debe construir más confianza con respecto al intercambio de información y la seguridad cibernética para luchar contra el enemigo común de los dos países, en lugar de sembrar la semilla de desconfianza.
En una escala más amplia, si ambas partes pueden hallar más puntos en común y alcanzar un mayor consenso sobre una serie de otros temas, las relaciones sino-estadounidenses podrían llegar a ser un modelo de coexistencia pacífica entre un país industrializado y uno de los principales países en vías de desarrollo, o entre una superpotencia y un país en ascenso pacífico -un ejemplo que será útil para las relaciones entre países en la historia.
Sin embargo, aunque China ha mostrado su disposición a actuar de manera constructiva, Estados Unidos se ha mostrado escéptico sobre las intenciones de China y ha lanzado acusaciones falsas en contra de China en un número de áreas.
Estados Unidos ha presentado acusaciones infundadas de espionaje cibernético comercial contra cinco oficiales militares chinos, a pesar de su propio registro de errores en vigilancia; ha culpado a las políticas étnicas de Beijing y ha aludido a la represión religiosa en China cuando los terroristas atacaron a civiles. Mientras tanto, afirma que no toma posiciones ni parte sobre la cuestión de la soberanía territorial de China, pero su política de "reequilibrio a Asia" en realidad le ha convertido en un "país detrás de la cortina" en una serie de disputas en los mares Meridional y Oriental de China.
Vale la pena señalar que una China estable y pacífica y la paz y la estabilidad en Asia corresponden a los intereses de Estados Unidos. Es aconsejable que Washington se abstenga de dar nuevos pasos erróneos contra China y construya más confianza en más áreas.