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ESPECIAL: Planta de celulosa ocasiona diferencias entre Uruguay y Argentina

Actualizado a las 22/06/2014 - 11:06
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Por Gerardo Laborde

MONTEVIDEO, 21 jun (Xinhua) -- La producción de celulosa de una planta finlandesa ubicada en la frontera entre Uruguay y Argentina, ha provocado que ambas naciones vuelvan a tener diferencias en sus relaciones, según analistas y la prensa local.

El presidente uruguayo, José Mujica, quien comenzó su mandato en 2010, desde ese año intentó "recomponer" las relaciones con el país vecino deterioradas en el lustro anterior, indicaron las fuentes.

Ahora, cuando faltan poco más de ocho meses para que concluya su gobierno, Mujica enfrenta una nueva fase de la crisis que comenzó en 2007 en el limítrofe río Uruguay.

En noviembre de ese año, la planta de celulosa Botnia, que hoy lleva el nombre de UPM, inició operaciones en la comunidad de Fray Bentos, localizada a 310 kilómetros al noroeste de Montevideo.

Un año antes (2006), Argentina presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una demanda contra Uruguay por el presunto impacto ambiental que iba a ocasionar la instalación de la planta.

Cuatro años después, la CIJ dictaminó en 2010 que la planta no contaminaba como denunció Argentina, aunque determinó que Uruguay incumplió un tratado bilateral exisitente al dejar de consultar con su vecino la instalación de la fábrica.

La planta siguió operando en medio de la incertidumbre, mientras que activistas del municipio de Gualeguaychú en la provincia de Entre Ríos (centro) bloquearon uno de los tres pasos fronterizos que a los dos países.

En junio de 2010, los mandatarios de ambas naciones se acercaron nuevamente mediante su agenda bilateral y dejaron atrás la "frialdad" que caracterizó el gobierno del mandatario uruguayo Tabaré Vázquez (2005-2010) y del argentino Néstor Kirchner (2003-2007).

Mujica y Fernández se comprometieron, entonces, a implementar un monitoreo del limítrofe río Uruguay y acordaron la cooperación en temas de energía, salud y defensa.

Según los analistas, la mayoría de acuerdos no se concretó, además de que Argentina impuso desde 2011 medidas proteccionistas que afectaron a Uruguay.

Lo más preocupante fue que no llegaron a ponerse de acuerdo sobre el impacto ambiental en la zona referida debido a diferencias de criterio.

Uruguay, por su parte, divulgó informes ambientales en apariencia acordes a estándares internacionales, mientras que Argentina argumentó niveles de contaminación en el río que divide ambas naciones.

A finales de 2012, Mujica declaró que "uno de los problemas más difíciles y penosos que tiene el gobierno, es lidiar con las dificultades que presenta Argentina".

En octubre del año pasado, Montevideo autorizó a la fábrica de celulosa elevar su producción de 1,1 millones de toneladas anuales a 1,2 millones.

En respuesta, Argentina amenazó con recurrir nuevamente ante el organismo internacinal con sede en La Haya, Holanda.

"Le mandamos a Uruguay dos mensajes, este es el tercero. Voy a esperar un par de días (antes de recurrir a la CIJ)", dijo en octubre el canciller argentino Héctor Timerman.

Argentina también pidió a Uruguay retirar el permiso de operación a la finlandesa UPM.

En respuesta, el mandatario Mujica comentó de manera lacónica que "el único que da ultimátum es Dios".

En abril pasado la historia se repitió, porque Uruguay anunció una nueva autorización a UPM de elevar la producción de celulosa, ahora a 1,3 millones de toneladas.

En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) de Argentina difundió que recurrirá nuevamente ante la CIJ, además de considerar la medida como una "ruptura unilateral" del "mecanismo de información y consulta previa" del río compartido.

La cancillería uruguaya manifestó su "sorpresa" y negó que la autorización viole el estatuto bilateral.

El canciller uruguayo, Luis Almagro, calificó esta misma semana como "despropósito" la eventual demanda argentina y recordó que UPM "está en los mejores estándares internacionales" a nivel ambiental.

"El problema original, del primer juicio, fue que no presentamos la comunicación correspondiente, pero ahora se hizo todo. Nos curamos en salud en presentar todo adecuadamente", argumentó.

Después de que Uruguay autorizó en octubre pasado elevar la producción de celulosa, el gobierno argentino prohibió los transbordos de sus exportaciones en puertos uruguayos.

Según Montevideo, la medida afectó de manera importante a los puertos nacionales y fue tomada como una represalia.

Se sumó, además, a la intensificación de "trabas" comerciales argentinas al ingreso de productos uruguayos.

En los próximos días se sabrá si los países del Río de la Plata superan sus diferencias a través del diálogo o lo hacen mediante un nuevo litigio ante la CIJ.

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