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¿Cómo mantener una baja tasa de suicidios?

Actualizado a las 08/07/2014 - 17:25
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¿Cómo mantener una baja tasa de suicidios?
 
 
 
 
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Por Paul Yip

Pekín, 08/07/2014(El Pueblo en Línea)-A nivel global, el suicidio es un problema importante dentro del sistema de salud pública. Es la causa de 800.000 muertes prematuras en todo el mundo, según las últimas estadísticas.

En los 90, China tenía uno de los mayores índices de suicidio (23,2 por cada 100.000 habitantes). En esa década, cada año fueron registrados un estimado de 250.000 suicidios, lo que representa una cuarta parte de la cifra mundial. De hecho, el suicidio fue la quinta causa de muerte en China.

Durante ese período más mujeres que hombres cometieron suicidios. Una realidad drásticamente diferente a la relación 3:1 de suicidio entre hombres y mujeres en los países occidentales. Además, la tasa de suicidio en China fue sustancialmente más alta en las zonas rurales que en las ciudades, siendo los adultos mayores más propensos a cometerlo.

Tal vez el desequilibrio en la calidad de la asistencia médica y social entre zonas urbanas y rurales en China expone a los residentes no citadinos a un mayor riesgo de cometer suicidio. Aunque padecer enfermedades mentales es un detonante relativamente bajo en las causas de suicidios en China, la ayuda psiquiátrica y otros apoyos colaterales aún no son suficientes. El bajo estatus social de las mujeres chinas y las pocas oportunidades que tienen de cumplir sus sueños han sido alguna de las causas señaladas a la alta tasa de suicidio femenino, especialmente en el campo.

La buena noticia es que la tasa de suicidios en China ha disminuido significativamente por el acelerado desarrollo económico del país. La tasa de suicidio nacional promedio estimada ahora es 9,8 por cada 100.000 habitantes, casi un 60% menor que el 23,2 de la década de los 90. La urbanización y el crecimiento económico recientes han creado más educación y oportunidades de empleo para todos, especialmente para las mujeres rurales, reduciendo la desigualdad de género. También el control sobre la venta de plaguicidas, que mucha gente rural solía consumir para acabar con su vida, y la mejora en los servicios de salud ha contribuido a la disminución de la tasa de suicidios.

La experiencia China parece relacionarse con la teoría del suicidio aportada por el sociólogo francés Durkheim, que explica que el crecimiento económico identificado por la industrialización, urbanización y modernización conducen –generalmente- a un mayor nivel de anomia social y provoca una disminución del nivel de integración social como efecto directo del individualismo y el egoísmo. El efecto inmediato es el aumento de la tasa de suicidios. En China, sin embargo, estos factores podrían funcionar como escudos protectores contra el suicidio.

En busca de una vida mejor, un número creciente de mujeres están emigrando hacia las ciudades. La relocalización de un modelo rural a un modelo urbano les proporciona una vía de escape a las obligaciones familiares y las presiones de contraer matrimonios no deseados. Disponer de un empleo les proporciona los medios financieros para hacer carrera o decidir quien será su pareja. En el pasado, las mujeres chinas –frecuentemente- estaban atrapadas en una vida rutinaria en la que rara vez podían realizar sus metas personales. Pero hoy en día, ellas tienen más oportunidades para mejorar su nivel educacional y conseguir buenas oportunidades de empleo. Los tradicionales conflictos dentro de las familias chinas y las presiones sociales asociadas también han disminuido. El divorcio se ha ido aceptando gradualmente. La discriminación de género dentro del mercado laboral sigue siendo un importante problema social, que se patentiza en las diferencias en las condiciones de los contratos, los motivos de despido, las cifras salariales, la negación a ciertos beneficios sociales, el acoso sexual y las multas por violación de las leyes de planificación familiar. Pero, sin dudas, la situación es mejor de lo que era hace una década.

Pero simplemente mejorar el PIB no será suficiente para garantizar el bienestar de la población y mantener una tendencia a la baja en la tasa de suicidios. Todavía hay muchas zonas y regiones en China que esperan por disfrutar los frutos del desarrollo económico del país y las personas que allí viven son más propensas a cometer suicidios. El nivel de resiliencia de la juventud y la creciente disparidad entre los ricos y los pobres siguen siendo un motivo de preocupación. La incertidumbre acerca del crecimiento económico también ha causado considerable ansiedad entre el pueblo chino.

El rápido desarrollo socio-económico de cualquier país tiene sus costos. Por ejemplo, Corea del sur y Japón tienen un PIB alto, pero sus índices de suicidio están entre los más elevados dentro de los países de la OCDE. Los rápidos cambios socio-económicos podrían ser una fuente de sostenido estrés para el pueblo chino y una nueva causa de suicidios. Las investigaciones realizadas por el Centro para la investigación y prevención de suicidios, de la Universidad de Hong Kong muestran que las crecientes tasas de suicidio en algunos países del este y sudeste asiático podrían ser atribuidas a la crisis financiera de 1997-98. Del mismo modo, se puede achacar el aumento de suicidios en los países europeos y en los Estados Unidos a los efectos de la crisis financiera global del 2008-09.

No hay Salud sin salud mental, asegura la OMS. Los servicios de atención médica deben estar enfocados en prevenir que se cometa un suicidio y estar dispuestos a salvar a aquellos que intenten suicidarse. Se deben mejorar la disponibilidad y asequibilidad de los servicios psiquiátricos, y crear consciencia en la población sobre la depresión y riesgo de suicidio. Además, deben desarrollarse programas categorizados por áreas de riesgo para ayudar a los necesitados, como pueden ser los adultos mayores, los desempleados, los padres solteros, etc.

El gobierno debe tomar medidas para asegurar que el desarrollo económico beneficie a toda la población, y no a unos pocos. Mejorar la gobernanza es vital. Hay que trabajar más para seguir logrando que la tasa de suicidio en China siga en descenso. Toda vez que hay esperanza, los individuos tendrán el coraje y la capacidad para enfrentar las adversidades de la vida.

El autor es director del Centro de investigación y prevención del suicidio, de la Universidad de Hong Kong.  

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