Ge Tian, la ex esposa de Liu Xiang, llora a su llegada al aeropuerto de Pekín en la medianoche del jueves, después de que se hiciera público su divorcio del vallista retirado, el 25 de junio de 2015.
Otro importante contribuyente a la alta tasa puede ser que el nuevo sistema legal facilita mucho e proceso de divorcio. Después de su revisión en 2003, el nuevo reglamento de registro matrimonial de China simplificó los procedimientos de divorcio y redujo su coste, lo que provocó un alza en la tasa de divorcios en 2004, con 1,665 millones parejas que decidieron divorciarse ese año.
Además, la aparición del falso divorcio en los últimos años a cambio de más beneficios como una compensación por demolición, más propiedades o para eludir las deudas del esposo también pueden justificar la creciente tasa de divorcios. Las estadísticas muestran que en Nanjing se divorciaron 14.574 parejas más en 2010 que en el año anterior, después de que entrara en vigor la restricción de compra de vivienda en 2010, normativa que limitaba el número de viviendas que puede comprar una pareja.
Además, la gente con mentalidad moderna tiene altas expectativas y más exigencias para el matrimonio, pero no desarrollan habilidades para suplir el problema de comunicación existentes entre mujeres y hombres, según el libro “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”. Este libro afirma que las mujeres son cada vez más independientes financieramente y la sociedad también se está volviendo cada vez más tolerante con los divorciados. Muchas parejas infelices deciden divorciarse para darle una segunda oportunidad a la felicidad.
El aumento constante de la tasa de divorcio no es algo exclusivo de China. Datos publicados por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón a comienzos de 2015 demuestran que la tasa de divorcios en el país era de 1.77, o 1.77 de cada 1.000 parejas, ocupando el sexto lugar, y justo por delante de Italia, con una proporción de 0.91 por cada 1.000 parejas. Los otros seis países son Rusia, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia con una tasa de divorcio de 4.5, 3.6, 2.19, 2.05 y 1,97 respectivamente.
Es más, una tasa de divorcio alta no significa necesariamente que las personas con mentalidad moderna pierden la fe en el matrimonio ya que muchas optan por casarse de nuevo, aunque los gobiernos rara vez hacer un seguimiento a la tasa segundas o terceras nupcias.