BEIJING, 26 jul (Xinhua) -- Manila parece ser un jugador voluble en política internacional, toda vez que su reciente solicitud de arbitraje sobre el asunto del Mar Meridional de China no respeta en absoluto su consenso previo con China y viola lo que se había acordado.
En los últimos meses, Filipinas ha recurrido constantemente a maniobras unilaterales para generar publicidad y desenterrar apoyos para su reclamación sobre el Mar Meridional de China, a costa de los lazos Manila-Beijing y de la estabilidad regional.
La mochila de trucos de Manila incluye la acusación sin fundamentos de que China "intimida" en la zona, diseminando vergonzosamente este tipo de acusaciones injustificadas y tratando incansablemente de buscar el patrocinio de potencias externas.
Unos movimientos de este calibre, también encarnados por la obstinada solicitud de arbitraje de Manila, van en contra del espíritu de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (DOC, siglas en inglés), en la que las partes implicadas, incluida Filipinas, prometieron ejercer la autocontención y evitar la complicación del problema.
Vale la pena apuntar que la solicitud de arbitraje de Manila sobre el Mar Meridional de China no se sostiene ya que el caso básicamente gira en torno a la soberanía territorial sobre varias formaciones marítimas en el Mar Meridional de China, lo cual va más allá del alcance de la Convención de la ONU sobre la Ley Marítima bajo la que Manila inició el arbitraje.
China ha dejado claro que no aceptará ni se involucrará en estos procedimientos iniciados unilateralmente por Filipinas.
Ignorando la oposición de China y llevando el caso ante un tribunal internacional, la estratagema publicitaria de Manila está erosionando la confianza mutua entre ambos países, que ya se ha llevado un golpe después de una serie de provocaciones por la parte filipina con respecto al Mar Meridional de China.
China ha ejercido durante mucho tiempo la contención ante las varias provocaciones de Manila e insiste en que las disputas sobre el Mar Meridional de China se resolverán mediante conversaciones bilaterales entre los reclamantes, y que esta práctica se ha utilizado ampliamente en la resolución de disputas territoriales.
Los líderes filipinos pueden estar tentados a continuar estos atrevidos movimientos unilaterales sobre el Mar Meridional de China, dado que Washington le ha concedido respaldo tanto material como a través de declaraciones. Por ejemplo, el asistente del secretario de Estado para asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Daniel Russell, se prodigó en comentarios favorables sobre la petición de arbitraje de Manila.
No obstante, Manila debería darse cuenta de que incluso su más ferviente animador es improbable que vaya en su rescate si el juego se tuerce.
Es, pues, aconsejable que Manila detenga inmediatamente todas las provocaciones sobre el asunto del Mar Meridional de China y vuelva a la senda adecuada para resolver su disputa con China a través de conversaciones bilaterales.
En cuanto a Washington, su proclamada posición neutral con respecto a esta cuestión solo será convincente si deja de mimar a Manila y abandona todos los movimientos que ponen en riesgo la estabilidad regional.