Por Patrick Mattimore
Pekín, 03/08/2015(El Pueblo en Línea)- La palabra "phubbing" se refiere a un fenómeno psicológico que ocurre cuando usted ignora a la persona que está a su lado para engancharse en lo que pasa dentro de su teléfono inteligente. Se forma con la unión de dos palabras phone (teléfono) y snubbing (despreciar). Es decir, despreciar a los otros a favor de la relación con tu teléfono. Muchos creen que estos dispositivos se han convertido en una parte tan esencial de nuestras vidas que han empezado a amenazar nuestra sana vida social.
El triste fenómeno se produce cuando dos o más personas en un entorno social determinado comienzan a interactuar con su teléfono móvil (s) y se olvidan de interactuar con los presentes. Todos hemos visto o experimentado este comportamiento, que se hace crónica cuando nos descubrimos en la fase de peatones distraídos inmersos en el teléfono y tan desconectados de la realidad que cruzamos la calle automáticamente, sin consciencia del contexto inmediato, las regulaciones vigentes y sus peligros.
En el 2012, un equipo de filólogos fueron los primeros en acuñar en el Diccionario de Macquarie la palabra "phubbing" como una forma, dicen, de ayudar a tomar consciencia sobre este creciente problema social y, al mismo tiempo, ayudar a la compañía a vender copias y suscripciones de su nuevo diccionario.
¿Pero es el "phubbing" un reflejo de un mundo donde cada vez más el arte de la conversación directa y la experiencia real está desapareciendo? ¿Es el
"phubbing" algo que asumimos con despectiva actitud hacia el otro, es decir, como cuando vemos a alguien y le escupimos delante -algo tan común en China- sin la capacidad cognitiva para registrarlo conscientemente?
Los psicólogos que estudian el comportamiento humano están muy interesados en situaciones como el "phubbing". Por otra parte, los sociólogos indagan en este fenómeno como el catalizador de un nuevo orden de relaciones sociales.
A primera vista, parece sin duda que el acto de ignorar a otros seres humanos en entornos sociales propicios a la comunicación y la interrelación, y más aún, el gusto por anular a compañeros familiares o amigos para concentrarse en un dispositivo es algo antisocial y muy perjudicial.
Un análisis más profundo sugiere que el generalizado "phubber" de ahora, pudiera ser una continuación de otras benignas actividades "phubber", puestas en marcha mucho antes de la omniprensencia de los teléfonos inteligentes.
Por ejemplo, un grupo de personas asisten al cine juntos y sin embargo, cuando se inicia la película cada uno se sumerge en su experiencia individual. También es cierto que también esas mismas personas, una vez que termina la función, discuten juntos la película y a diferencia del "phubber" radical, comparten una experiencia común, en la cual influyen y son influídos.
También ha venido ocurriendo que familias que durante años se reunen para ver juntos la televisión, han ido perdido la capacidad de relacionarse y aunque comparten el mismo espacio y el mismo estímulo, no intercambian.
Mientras que los psicólogos han debatido por años las virtudes y los defectos de la caja tonta,el consenso general parece ser que como otras conductas como el juego o los bares, consumir televisión no está mal si se hace con moderación, control y condiciones apropiadas.
Por ejemplo, una familia o amigos pueden estar cenando juntos y todos estar comprobando si tienen nuevos mensajes o estar chateando con amistades. Nadie en el grupo se verá notablemente afectado, pues en realidad seguimos socializando desde un nivel micro a un macro, simutáneamente.
Sin embargo, más bien que demonizar el fenómeno "phubbing", probablemente deberíamos arribar a una conclusión similar a comportamientos potencialmente dañinos: el "phubbing" no nos hará daño siempre y cuando logremos controlar la intensidad y el contexto donde lo practiquemos.
El autor enseñó psicología durante muchos años en California y fue colaborador del China Daily. Ahora es columnista sobre temas de psicología para la Gacetade Phuket en Phuket, Tailandia, donde reside actualmente.
(Editor:Elena G.,Rocío Huang)