Retiran un tumor de 2 kilos de la cara de una joven sudafricana |
Fuente:agencias
Sudáfrica,16/09/2015(El Pueblo en Línea)-Tambu Makinzi no sabía lo que le estaba pasando. En 2011, tan solo doce meses después de dar a luz a su hija, empezó a tener un dolor de cabeza tremendo. Primero, una cefalea normal, cuyo foco parecía estar justo detrás de su ojo izquierdo. Pero poco a poco la molestia fue saliendo de su cráneo e instalándose en su cara. Su rostro latía y el calvario era insoportable. Una hinchazón fue dominando su cara. Hasta que los médicos le dieron la terrible noticia: padecía un condrosarcoma.
Según la OMS, el condrosarcoma es un tumor maligno mixto que aparece en el tejido cartilaginoso. Suele aparecer en costillas, en la pelvis o en el fémur. Y casi siempre se presenta en hombres ancianos. Todas características que Tambu no presentaba: ella era una joven de 27 años que tenía la mala suerte de padecer este problema justo en los huesos de la cara.
Los médicos de su país de origen, Sudáfrica, la dieron semanas de vida. A pesar del tratamiento de quimioterapia y de radioterapia a la que la sometieron, y de las sucesivas operaciones, fueron incapaces de curarla. La única esperanza que le quedaba a Tambu era viajar a Londres y ponerse en manos del profesor Iain Hutchison, un cirujano maxilofacial experto en casos de extrema gravedad.
Y eso fue lo que hizo. Tras viajar 6.000 kilómetros se presentó en la consulta del médico, presidente de una ONG llamada ‘Saving Faces’. Pocas veces Hutchison había visto un rostro igual: el tumor pesaba dos kilos, había ocupado por completo el espacio en el que debía estar el ojo izquierdo y había anulado por completo el sentido del olfato de la paciente.
Pero no era un caso imposible. El equipo de Hutchison, formado por un neurocirujano, un ortodoncista, un cirujano plástico y un oncólogo, trataron gratis a a Tambu en el hospital de St. Bartholomew de la capital británcia. La primera operación consistió en remover por completo el tumor. Era tan grande que se podía ver el cerebro a través del hueco que dejó.
La siguiente vez que entró en quirófano, Tambu recibió un autotransplante de piel. Parte de la epidermis de su pierna fue colocada en la cara, para tapar el hueco dejado por el tumor. Tras dos operaciones, os galenos consiguieron que el implante fuera aceptado por el cuerpo de la paciente. Y aunque no pudieron recuperar su ojo izquierdo, sí que pudieron salvar su ojo derecho. Gracias a todo el tratamiento, la hija de Tambu podrá ver la cara de su madre libre de la enfermedad.