Sostuvo que en el presidencialismo previsto en la Constitución, no basta la pérdida de mayoría parlamentaria para separar un presidente, es necesario que haya crimen de responsabilidad, que "no lo hubo".
"No es legítimo como dicen apartar un presidente por 'el conjunto de la obra', eso sólo puede hacerlo el pueblo en las urnas", apuntó.
Caracterizó las reformas de los derechos sociales y la privatización del patrimonio público propuesta por el gobierno interino como "amenazas" a los intereses populares.
El resultado electoral de 2014 fue un golpe a las pretensiones conservadoras, dijo, recordando que los derrotados intentaron rechazar el resultado porque "querían el poder a cualquier precio e hicieron de todo para desestabilizarme a mí y a mi gobierno".
"Hubo la afirmación de 'cuanto peor mejor', sin importar las consecuencias para toda la población. La posibilidad del 'impeachment' se convirtió en pauta central política y periodística apenas dos meses después de mi reelección", afirmó.
Dijo que la búsqueda de reequilibrio fiscal encontró enormes dificultades en el Congreso en 2015, durante la presidencia de Eduardo Cunha en la Cámara de Diputados.
Denunció que el proceso de "impeachment" fue abierto por Cunha después de que el Partido de los Trabajadores (PT) se negara a defenderlo en el proceso contra él en el Consejo de Etica.
"Fue creado el deseado ambiente de inestabilidad política. Sin esas acciones Brasil estaría mucho mejor política, económica y fiscal. Querían aprovechar la crisis económica, porque sabían que superada sepultaría sus pretensiones de acceso al poder", dijo.
A ellos se sumó el interés de los que querían terminar con las investigaciones anticorrupción sobre la clase política realizadas por la Operación Lava Jato (lavadero), y aseguró que su gobierno dio plena libertad para la actuación de los fiscales y la Policía Federal.
Todos saben que no se enriqueció en el ejercicio de cargos públicos y que siempre actuó con absoluta probidad, expresó.
"Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de un verdadero golpe de Estado", subrayó.
Señaló que la edición de los decretos de crédito suplementario cuestionados siguieron todas las reglas establecidas por ley, no afectaron en nada la meta fiscal, y que el Tribunal de Cuentas de la Unión aprobó las cuentas de todos los presidentes que editaron decretos similares.
Con relación a la denuncia del llamado "pedaleo fiscal", insistió en que los atrasos en el pago a instituciones financieras públicas no representan operaciones de crédito.
Dijo que si bien se afirma que el proceso de "impeachment" es legítimo por haber cumplido los procesos legales, es necesario también que el contenido de la condena sea justo.
"No hay respeto al debido proceso legal cuando los juzgadores adelantan su voto antes de la defensa, que no será escuchada, la forma es apenas para dar legitimidad a lo que es ilegítimo por esencia", enfatizó.
"Me preguntaron por qué no renunciaba, jamás lo haría porque tengo compromiso con el estado democrático de derecho. Reconozco la traición, las agresiones verbales y el prejuicio (de sus adversarios) me sorprendieron, pero fueron siempre superados por la disposición de lucha de millones de brasileños", dijo.
Tras afirmar que no cometió ningún crimen de responsabilidad, en el momento más emotivo de su discurso, al borde del llanto, recordó las torturas sufridas durante la dictadura militar.