De internet a las misiones espaciales, China aceleró la innovación científica en 2016 para cumplir el objetivo de convertirse en una nación innovadora para 2020.
Gracias a los sistemas móviles de banda ancha desarrollados por científicos chinos, internet se ha vuelto asequible para más gente en 2016. Al terminar noviembre, China contaba con un total de 730 millones de usuarios móviles de 4G y cerca de 300 millones de abonados a la banda ancha.
En junio, el nuevo supercomputador de China, el Sunway-TaihuLight, fue nombrado el más rápido del mundo en una conferencia internacional de supercomputación en Alemania y ya se usa en meteorología, aviación y medicina.
China también ha obtenido progresos en otros sectores, entre ellos, la investigación del mar profundo y los vuelos espaciales.
En enero, un sumergible no tripulado, el Qianlong-2, completó su primera inmersión en el suroeste del océano Índico y es ahora capaz de sumergirse hasta 4.500 metros de profundidad.
En agosto, el sumergible no tripulado Haidou-1 alcanzó una profundidad de 10.767 metros en la fosa de las Marianas, un nuevo récord chino. China es el tercer país, después de Japón y Estados Unidos, con sumergibles capaces de alcanzar profundidades de más de 10.000 metros.
En el campo del vuelo espacial, la nave Shenzhou-11 se lanzó el 17 de octubre y se acopló dos días después al primer laboratorio espacial chino, el Tiangong-2, donde dos astronautas vivieron durante 30 días, lo que supone otro récord de China.
Estos éxitos fueron posibles por el gran apoyo del gobierno.
El presupuesto para las ciencias naturales nacionales se situó en 24.800 millones de yuanes (3.600 millones de dólares) en 2016, un incremento del 11,9 por ciento frente al año anterior.
China ha iniciado su desarrollo impulsado por la innovación y está preparada para dar pasos más grandes en el futuro.
"Se están mejorando gradualmente la investigación básica y la influencia internacional", señaló Tian Gang, profesor de la escuela de ciencias matemáticas de la Universidad de Peking.