Fuente:agencias
Missouri,EE.UU.,16/02/2017(El Pueblo en Línea)-Winston Churchill, líder en tiempos de guerra y uno de los políticos más influyentes del siglo XX, era también un apasionado de la ciencia y sentía una profunda curiosidad sobre la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre. Tal era su interés en la materia que en 1939, cuando Europa estaba al borde de la contienda, el exmandatario británico escribió un ensayo en el que exponía de forma razonable las condiciones necesarias para la vida en otros planetas y expresaba sus dudas de que nuestra errática civilización fuera la única en el Universo. El documento de once páginas fue probablemente escrito para ser publicado en el periódico londinense «News of the World» como una pieza de divulgación popular, pero nunca vio la luz. Después de permanecer décadas conservado en los archivos del US National Churchill Museum en Fulton, Missouri (EE.UU.), ha sido dado a conocer recientemente. Su contenido aparece resumido en la revista «Nature», en un comentario firmado por el astrofísico Mario Livio, autor de «La proporción áurea», quien asegura que el famoso primer ministro «razonaba como un científico», según ABC.
Churchill revisó su primer borrador acerca de la vida extraterrestre a finales de los años 50 para reflejar los cambios en el conocimiento y la terminología científica. Por ejemplo, el título pasó de «¿Estamos solos en el espacio?» a «¿Estamos solos en el Universo?». El texto mecanografiado se basa en el Principio de Copérnico que, generalizado, viene a decir que, dada la inmensidad del Universo, es difícil creer que los humanos sobre la Tierra sean algo único. Define la vida como la capacidad de «reproducirse y multiplicarse» y apunta que para su existencia son fundamentales ciertas condiciones, como la presencia de agua. No mucho ha cambiado desde entonces porque, como recuerda Livio, el líquido elemento «todavía hoy guía nuestra búsqueda de vida extraterrestre: en Marte, en las lunas de Saturno, en Júpiter o en planetas extrasolares».
Además, el político define lo que hoy se conoce como zona de habitabilidad, la estrecha región alrededor de un estrella que no es ni tan fría ni tan caliente, en la que puede existir agua líquida sobre la superficie de un planeta rocoso. Escribe que la vida puede sobrevivir en regiones «entre unos pocos grados de congelación y el punto de ebullición del agua», cómo la temperatura de la Tierra es fijada por su distancia al Sol y cómo un planeta puede retener su atmósfera.
(Web editor: Felipe Chen, Rocío Huang)