Las Artes Marciales ayudan a la formación de un hombre mejor
“Mi plan es continuar en China, superándome en Taijiquan”, asegura el maestro Castillo. (Foto: Archivo de Carlos Castillo)
Por Yasef Ananda Calderón
Pekín, 02/09/2014(El Pueblo en Línea)-Carlos Castillo es maestro en Artes Marciales, quinto dan en Taijiquan. Nació en Cuba, específicamente en San Juan y Martínez, un conocido pueblo tabacalero de Pinar del Río. Desde el 2001 reside en Wuhan, capital de Hubei. Su inicio en las artes marciales estuvo influenciado por las películas de Bruce Lee y las exhibiciones de Taijiquan en el Barrio Chino de La Habana. En la actualidad Gao Long -como se llama en mandarín-, es, dentro y fuera de China, un destacado exponente del estilo Chen de Taijiquan.
Aprovechando su visita a Pekín, con motivo de la reunión anual de cubanos residentes, Pueblo en Línea dialogó con el maestro Carlos Castillo sobre el Taijiquan y su vida en China.
No tiene hábito de hablar de sí mismo, por eso sonríe con frecuencia y se toma su tiempo -como si estuviera practicando Taijiquan- para elegir las palabras mas fieles.
CHINA 2001
¿Cuando llegas a China?
Llegué a China en septiembre del 2001. En esa época yo era guía de turismo en Cuba y mi empresa me envió a estudiar idioma chino. Por esa época no habían muchos guías que pudieran hablar chino. Desde el principio fue difícil, ya que llegué al aeropuerto de Pekín y la persona que debía recibirme se había ido de vacaciones para Cuba y no había informado de mi llegada.
Al llegar a Wuhan, me encontré en una ciudad inmensa, llena de mercados, tiendas y mucha gente por todas partes. Hacia donde quiera que miraba, veía aquellos caracteres, que para mi solo eran dibujitos sin significado. En aquella época, Wuhan tenía más de 8 millones de habitantes y creo que ninguno hablaba español, y muy pocos inglés. Era muy difícil comunicarse. Por otra parte, los chinos miraban a los extranjeros como especies raras. Por todas partes escuchaba "lao wai" "lao wai" (extranjero).
¿Cuáles fueron tus primeros desafíos culturales?
Comer. No habían restaurantes extranjeros. El primer mes lo pase a base de pan, salchichas y fangbianmian (fideos instantáneos). Fue gracias a una de nuestras profesoras de chino que comenzamos a entender como estaban confeccionados los platos, el tipo de carne o de vegetales que era. También nos enseñó como ordenar en los restaurantes, algo que en China es un arte. De nuestros profesores del primer semestre, ella era la única que hablaba inglés, los demás solamente hablaban el wuhanhua, que es el dialecto de la ciudad de Wuhan.
Otra cosa que me impactó mucho fue el tráfico. No habían semáforos y conducían como locos. Los peatones igual cruzaban la calle a su antojo. Después supe que eso se debe a la filosofía de "jianfengchazhen". A mi me daba miedo cruzar la calle. Al cabo de tres meses mi vida se hizo más fácil gracias a la ayuda de los estudiantes extranjeros más viejos y a los nuevos amigos chinos. Y sobretodo, cuando conocí a dos españoles que ya llevaban varios años viviendo en Wuhan.