BEIJING, 6 nov (Xinhua) -- No hay necesidad de preocuparse de que el esperado lanzamiento del trabajo en una zona de libre comercio complique el terreno comercial en Asia-Pacífico; por el contrario, elevará las esperanzas de una solución al actual dilema del "cuenco de espaguetis".
La atención ha alcanzado nuevas cotas ante la perspectiva de establecer la Zona de Libre Comercio de Asia-Pacífico (ZLCAP) en medio de la serie de encuentros de alto nivel que se han iniciado esta semana en Beijing, capital de China, con motivo del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). China tiene la esperanza de que uno de los resultados de las reuniones sea el comienzo del proceso de creación de la ZLCAP.
Aquellos que ven la medida como un desafío de China al Acuerdo Económico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, siglas en inglés) que se está negociando en la actualidad y anticipan que se produzcan luchas diplomáticas en torno a ello, hallarán que sus especulaciones son infundadas e innecesarias.
La zona de libre comercio ha sido durante mucho tiempo una aspiración común de las economías de la APEC, no un producto de los deseos propios de China.
La ZLCAP no es una idea nueva, ni tampoco algo que China pusiera sobre la mesa por primera vez. China sugirió que se realizara un estudio de viabilidad de la zona en febrero de este año, pero la propuesta de su creación data de 2004 y apareció escrita en la declaración de la reunión de líderes de la APEC de 2006.
Durante un encuentro anual de ministros de comercio de la APEC celebrado en mayo se reiteró la resolución de trazar un borrador de hoja de ruta para completar la ZLCAP este año.
La idea empezó a coger impulso a medida que los cada vez más numerosos acuerdos de comercio libre de la región dieron como resultado una creciente complejidad y costos para los exportadores e importadores. En su calidad de organizadora de las reuniones de la APEC de 2014, la determinación de China de promover que se den pasos concretos únicamente muestra sus esfuerzos por asumir una mayor parte de responsabilidad internacional, ya que se le ha pedido repetidamente que los haga.
El estancamiento en la ronda de conversaciones multilaterales sobre comercio global de Doha impulsó la proliferación de acuerdo de libre comercio (ALC) a menor escala en la región. Estos trajeron beneficios, pero también problemas: diferentes sistemas de tarificación, complicadas reglas de origen, discriminación comercial sobre países excluidos de los ALC, etc.
Ante esta situación, el entusiasmo de las economías de la APEC para integrar los variados y solapados acuerdos es comprensible.
El TPP y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés) forman asimismo parte de los esfuerzos por desenredar el "cuenco de espaguetis", pero cada uno de ellos engloba únicamente a algunas de las economías de la región.
Si alguien argumenta que un menor número de participantes haría las cosas más fáciles, está equivocado. Las negociaciones del TPP han permanecido paradas debido a las diferencias entre Estados Unidos y Japón en torno a las barreras comerciales para los productos agrícolas, mientras que el progreso en la RCEP es más lento de lo esperado a causa de las distintas fases de desarrollo y la falta de entendimiento en el tema de los impuestos arancelarios.
Si los líderes de la APEC alcanzan un consenso sobre la puesta en marcha de la ZLCAP durante las reuniones de la semana que viene, pondrán unos sólidos cimientos para la zona de libre comercio regional y enviarán una señal esperanzadora para el libre comercio global.
La ZLCAP ni compite con el TPP y la RCEP ni los contradice. Los éxitos logrados y las lecciones extraídas por éstos contribuirán al objetivo final de establecer una zona de libre comercio que beneficie a todas las economías de la APEC. Pueden coexistir y complementarse.
Por lo tanto, se debe reforzar el reparto de información y la interacción entre el TPP, la RCEP y otros acuerdos comerciales regionales. Nadie debe continuar utilizándolos para criticar a la ZLCAP, porque un mejor futuro del comercio en Asia-Pacífico exige que se pongan todas las cartas sobre la mesa y una mente abierta.