El paro de servicios al que convocaron hoy jueves los gremios del transporte en la Argentina se cumplió con alto acatamiento entre las 4 y las 7 de la mañana (0700 a 1000 GMT), lo que derivó en inconvenientes para usuarios de trenes, colectivos, subterráneos y aviones.
Los efectos de la medida de fuerza, organizada por demandas salariales, se extendieron igualmente hasta bien entrada la mañana, a pesar de su duración de tres horas, como consecuencia de la lenta normalización de los servicios.
Los organizadores -alineados con la Confederación General del Trabajo (CGT) que lidera el camionero Hugo Moyano- sostuvieron que "el paro fue total", mientras que el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández rechazó la medida.
"Quedó claro que fue un paro contra los trabajadores que menos ganan", planteó el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo.
El funcionario, a través de un comunicado, sostuvo que los huelguistas "no solo perjudicaron a los trabajadores que se vieron impedidos de ir a trabajar muy temprano (el jueves) sino que además perjudicaron a los que volvían de trabajar a la noche (del miércoles) y se encontraron con este paro".
"Hay una dirigencia sindical que es parte del problema y no de la solución, es parte del pasado y no del futuro que imaginamos el conjunto de los argentinos", fustigó el funcionario.
Que agregó: "Todos los dirigentes debemos trabajar para que ningún argentino pierda el trabajo y sostener el empleo en un mundo en el que hay retracción económica".
Más temprano, el secretario general del Sindicato de Maquinistas Ferroviarios, Omar Maturano, aseguró estar "contento" porque el paro del transporte tuvo un acatamiento del orden del 100 por ciento y reclamó que el Gobierno exima del pago del Impuesto a las Ganancias el aguinaldo y se autorice el pago de un bono de fin de año de 5.000 pesos (582 dólares norteamericanos).
A su tiempo, el titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, también destacó que la protesta tuvo una adhesión total y exigió que las autoridades nacionales apliquen cambios en el tributo que pagan los trabajadores del sector aerocomercial.
Asimismo, justificó la medida de fuerza porque se desarrolló "para darle visibilidad al reclamo (de los trabajadores), porque incluso ya hay jubilados afectados por (la aplicación del Impuesto a las) Ganancias", aunque admitió que se trata de "un tema bastante complicado" porque el Gobierno parece "no tener respuesta".
A la medida de fuerza adhirieron un total de 20 sindicatos en los que se encuentran afiliados los conductores de colectivos, micros de media y larga distancia, trenes, aviones, barcos, camiones transportadores de caudales, bebidas, alimentos y recolectores de residuos.
Los huelguistas reclaman se les abone antes de la finalización del año un "bono" de 4.000 (unos 467 dólares norteamericanos) para compensar a los trabajadores del sector el deterioro de sus ingresos como consecuencia de la inflación que supera el 40 por ciento anual, según estudios privados; y, profundos cambios en el "impuesto al trabajo", como se denomina aquí al tributo a las ganancias.
Pese a los anuncios y advertencias realizadas por las organizaciones obreras que desarrollaron la huelga, desde las primeras luces de la mañana fue posible advertir en las más importantes zonas de concentración de los transportes de pasajeros en esta capital y en el resto del país, largas filas de usuarios que aguardan que las prestaciones se regularicen.
Por su parte, Juan Carlos Schmid, secretario general del sindicato de Dragado y Balizamiento, además de integrante de la conducción de la CGT, en diálogo telefónico con esta agencia consideró que "el paro fue total" y señaló que "si bien ha finalizado, los compañeros que comiencen con sus tareas a laborales en el transcurso del día pararán tres horas para realizar asambleas en los lugares de trabajo".
En el caso de esta Capital, la medida de fuerza provocó que miles de particulares decidieran ir a sus lugares de trabajo en sus vehículos, por lo que el tránsito se vio colapsado en las principales arterias.
A ello se sumó un corte de luz que determinó que, una vez reestablecido el servicio, dos de las seis líneas del subterráneo de esta capital volvieran a quedar sin operaciones.
Para el diario La Nación, distante del Gobierno, el cese de actividades "fue total" durante las tres horas en que se lo dispuso, mientras que para Clarín, "el paro del transporte se sintió fuerte".