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Entrevista con Carlos Tribiño, director del filme "El silencio del río":
"La obra auténtica no copia, acompaña la realidad." (2)

Pueblo en Línea  2015:04:23.15:36

 

Pueblo en Línea:

Los más jóvenes casi siempre son los que más sufren...

Carlos Tribiño:

Uno de los temas de "El silencio del río" es el duelo, específicamente el duelo no realizado, no cumplido, no cerrado. Es decir, el cuerpo que baja por el río perdió a sus seres queridos y ellos nunca pudieron encontrarlo ni cumplimentar ese duelo. Y esto es una de las cosas más fuertes que pasa en la sociedad atacada por este conflicto. El niño ha perdido a su padre. Sentimentalmente están unidos los dos: el cadáver de un campesino de 55 años y este niño. De alguna forma, sentimental y ficcional, son padre e hijo. El niño encierra el futuro de Colombia. ¿Qué va a pasar con nuestra sociedad? No necesariamente deberá ser una sociedad perfecta ni ajustada a nuestros deseos. Está incógnita está en la película. Eso es más importante que ofrecer una solución o una respuesta.

Pueblo en Línea:

La guerra se vuelve un negocio de los poderosos...

Carlos Tribiño:

Es una realidad compleja. Yo pienso, desde hace tiempo, que las víctimas de la guerra hay que comprenderlas, tanto al poderoso como al campesino. Para mi ninguno es culpable. Son simplemente el producto de una sociedad en la cual nacieron, se criaron y así son. Una persona que ataque a otra porque está armada y lleve a cabo una masacre, primero habría que comprender qué le pasó a esa persona para que llegara a hacer eso. Entonces, tanto a los poderosos como a las víctimas hay que comprenderlos en su contexto, en su situación y por qué hacen lo que hacen. El personaje de Alcídes se lo cuestiona en un momento de la película. Dice: ¿Qué les tuvo que pasar para que sean tan hijos de puta?

Pueblo en Línea:

Una de las contradicciones latentes en el filme es que esa lucha armada termina provocando la muerte, la miseria y el sufrimientos de aquellos a los que pretendía liberar de la muerte, la miseria y el sufrimiento…

Carlos Tribiño:

Los campesinos son los que no tienen voz. Nadie habla desde ellos ni por ellos. Lo que han hecho es quitarlos del medio. Si esa realidad no se muestra, entonces siempre hay un eterno retorno. Vuelve a suceder, una y otra vez porque nadie se da cuenta de qué les está pasando.

Pueblo en Línea:

¿Bajo que premisas trabajaste el rodaje?

Carlos Tribiño:

Durante el rodaje me dí cuenta del poder del actor y el poder que tiene el relato en sí mismo. Todo estaba al servicio de estos factores y no enfocado hacia una determinadas estética particular o a un discurso de autor que busca su propio lenguaje. A mi eso me tiene sin cuidado. Yo trabajo más para lo que está pasando, o sea, para la historia y para los personajes. Entonces durante el rodaje, muy al principio, me dí cuenta que tenía que poner la cámara en función de los personajes y no buscar movimientos de cámara que sean portadores de un lenguaje fílmico que yo esté explorando. Ubiqué la cámara para el personaje y para su entorno. Y eso tiene que ver mucho con el tempo y el ritmo de la película porque lo que me ofrecía la locación era lo que yo debía asumir como director. Por eso pienso que es una obra auténtica porque no copia, acompaña la realidad.

Pueblo en Línea:

¿En qué momento se encuentra el cine latinoamericano, específicamente el colombiano?

Carlos Tribiño:

Nuestra cinematografía está explorando. No tenemos industria ni tenemos por qué tenerla, pues la industria vuelve uniforme las expresiones y ahora mismo hay mucha variedad. No tengo nada en contra del cine de taquilla, que de alguna manera impulsa la industria para que también pueda ser posible el cine independiente. Me encanta el cine que se está haciendo en Latinoamérica. Por lo menos, en Colombia hay unas 10 películas realizadas en los últimos 5 años que tienen mucha calidad y contenido. Y esto está ocurriendo no sólo en mi país. En Ecuador, Argentina y en Bolivia, por ejemplo, se están filmando películas muy valiosas. Estamos en un momento de exploración y ojalá podamos mantenerlo.

Pueblo en Línea:

¿Y las coproducciones?

Carlos Tribiño:

"El silencio del río" es una coproducción con Uruguay y Francia. En Uruguay, por cierto, también se está haciendo buen cine. Apoyados por el programa Ibermedia se coproduce cada vez más. El fondo de producción de Ibermedia, que nosotros ganamos, exige una cuota de partipación de otros países iberoamericanos. Eso impulsa mucho el sistema de coproducción regional. En el pasado Festival de Cartagena, se exhibieron 3 coproducciones latinoamericanas.

Lo que es terrible es la distribución. Desafortunadamente esa es la parte que falta. Muchas exhibidoras solo quieren películas estilo Transformers porque son la que les garantiza la taquilla. No tienen la más mínima iniciativa cultural y humana de promover otro tipo de cine.

Siempre culpamos a la desafortunada realidad que provoca que la gente quiera ir al cine para enajenarse con banalidades que los desconecten por un rato, pero eso es mentira. Colombia aún necesita formar un público que tenga la paciencia, el interés y la consciencia de mirarse a sí mismos en otros estados.

Pueblo en Línea:

¿Afortunado de participar en la competencia oficial del 5to Festival de Cine de Pekín?

Carlos Tribiño:

Ha sido una gran sorpresa. Estrenar "El silencio del río" en el 5to Festival Internacional de Cine de Pekín me ha permitido conocer un país que, para casi todos nosotros, es un tanto mítico. Es importante el hecho de que en esta edición también participa una película mexicana. Nuestras realidades también se tienen que mostrar para de esta forma lograr comprendernos.

También es muy emocionante que en la competencia oficial estemos junto a Jean-Jacques Annaud, al que siempre he admirado, y que además formen parte del jurado cineastas como Luc Besson, Meirelles y Kim Ki-duk.

Pueblo en Línea:

Además de presentar "El silencio del río"… ¿Qué otros anhelos has podido cumplir en China?

Carlos Tribiño:

Siempre quise venir a comer a China y en Pekín he comido delicioso. Por cierto, también me ha impresionado la cantidad de monumentales edificios que, sin embargo, no desentonan entre sí.

Todo está muy bien planeado, a pesar del vertiginoso crecimiento. Tal vez detrás de este curioso fenómeno exista una consciencia estética superior que no se hace consciente..


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(Editor:Rosa Liu,Rocío Huang)

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