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El agua, fuente de vida, debe ser gestionada por los Estados

Actualizado a las 06/09/2015 - 09:27
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SANTIAGO, 5 sep (Xinhua) - ¿Será el agua un bien nacional de uso público en Chile?, es una pregunta que no ha tenido respuesta desde 1981 cuando el régimen militar estableció la norma que no ha podido ser removida.

En sus códigos Civil y de Aguas, el Estado reconoce al recurso hídrico como un "Bien Nacional de Uso Público", pero en la vigente Constitución de 1980, que fue establecida por el gobierno de Augusto Pinochet, admite el derecho de uso de particulares para los ríos y cursos subterráneos.

En el país hay un fuerte movimiento social, integrado por ambientalistas y defensores del agua, que exige resolver la disociación normativa del país sobre el agua y avanzar en una Reforma Constitucional que la establezca como un bien nacional de uso público.

La presidenta Michelle Bachelet ha anunciado un proyecto que modificaría el Código de Aguas, orientado a dotar al Estado de más instrumentos para controlar el uso del agua.

Actualmente, si hay disponibilidad del agua, el Estado no puede negarse a la solicitud de derechos de agua que realizan los privados, salvo que la cuenca haya sido declarada agotada, que se afecten derechos de terceros, o se haya decretado reserva de caudales.

Desde 1981, el régimen militar entregó esos derechos a privados en forma gratuita y a perpetuidad y sin tener un control efectivo sobre el uso del recurso natural.

En el Programa de Gobierno de Bachelet, se plantea "establecer una nueva relación con nuestros recursos naturales, fuente de nuestra riqueza, donde el eje esté en aprovecharlos adecuadamente y no en agotarlos".

Señala también que "el Estado, sobre la base de criterios de sustentabilidad, jugará un rol decisivo respecto de nuestros recursos naturales y su relación con actores privados y públicos".

Asimismo, proclama que "el agua es clave y la Nueva Constitución reconocerá las aguas como bien nacional de uso público", lo cual exige resolver la disociación normativa que existe en el país y avanzar en una reforma para establecer el agua como "un bien nacional de uso público".

En los casi dos años de la administración de la mandataria no se ha enviado al parlamento aun algún proyecto de ley para cumplir con esa promesa del programa oficial.

Por su ausencia o por sus excesos, el agua es un serio problema no sólo en Chile o América Latina, sino también en el resto del mundo. Según organizaciones internacionales, solamente un 2,5 por ciento del agua que hay en planeta es dulce y potable, mientras que en los últimos 85 años se la triplicado la población.

El calentamiento global, el que ya nadie niega, traerá consecuencias que antes eran impredecibles, como el aumento de los mares y la consecuente desaparición de ciudades costeras; una probable crisis provocada por la falta de agua potable; y la creciente contaminación del mundo.

A ello se suman la sequía y los calores que secan ríos y evaporan el agua de las presas, el derretimiento de la nieve de las montañas, el malgasto del agua potable y los cambios climáticos, que producirían tormentas, inundaciones y deslaves.

En Chile, el gobierno estudia una fórmula que obligue a las empresas mineras a informar sobre las fuentes hídricas que encuentren en sus operaciones y a requerir permisos para su uso temporal, los cuales serán denegados si afectan la sustentabilidad del acuífero o los derechos de terceros.

De dicha norma solamente se exceptúan los pirquineros (mineros individuales), por constituir actividades de subsistencia económica.

Así, se busca poner fin a un privilegio de la gran minería y que imposibilita que el gobierno tenga control sobre el agua que se extrae y utiliza en las operaciones para extraer los minerales en las regiones del norte y centro del país.

El problema del agua es universal porque sus causas son similares en todos los países y también podría tener soluciones globales. A nivel mundial, no hay conciencia de que el hombre ha sido el principal causante de la escasez de agua ni que eso podría generar epidemias y conflictos sociales.

Estos temas fueron debatidos en la Semana del Agua en Latinoamérica 2015, celebrada en Viña del Mar (Chile) en marzo pasado y en el séptimo Foro Mundial del Agua en Corea del Sur entre los días 12 y 17 de abril.

Allí se debatieron los ejes estratégicos en la esfera hídrica, como la Seguridad Hídrica, Agua para el Desarrollo y la Prosperidad, Agua para la Sostenibilidad, y los mecanismos factibles de implementación para proteger ese recurso natural.

Asimismo, se reafirmó el criterio de que el agua es esencial para el desarrollo sostenible, así como un elemento vital para la calidad de vida y las actividades económicas clave, como la energía, la producción de alimentos, minería y agricultura.

Igualmente, se reiteró que el agua, como fuente de vida, es un recurso escaso que debe ser gestionado con propiedad y con visiones a largo plazo por parte de los Estados.

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