Por Ding Gang
Pekín, 16/09/2015(El Pueblo en Línea)- Zhang Qing, de 47 años, director general de la constructora Shanghai Group (SCG), dibujó un recorrido circular en el mapa de América Central y el Caribe. El punto de partida fue la República de Trinidad y Tobago. La ruta conecta algunos países insulares del área del Caribe, luego pasa por Miami, se extiende a México, Costa Rica, Colombia y el círculo se cierra en su mismo punto de partida: Trinidad y Tobago.
Zhang durante 20 años ha trabajado en la región, a 18.000 kilómetros de China. Tal vez existan pocos chinos que entiendan tan bien este lugar y como Zhang se atrevan a dibujar un círculo comercial dentro del área vecinal de Estados Unidos.
Zhang habla con fervor acerca de sus planes de desarrollo. Confía que los proyectos que Shanghai Group lleva a cabo podrán convertirse en una plataforma de desarrollo para el sector financiero y empresas de China. Miami es el centro logístico propuesto.
La ambición de Zhang no es inalcanzable. Él sabe profundamente que el desarrollo de China puede integrarse sin problemas en países de América Central y el Caribe. Esta relación también ofrecerá oportunidades para los Estados Unidos.
El Hospital Infantil Couva y el Centro de Entrenamiento en los que la constructora Shanghai Group participó son ejemplos convincentes.
El hospital infantil Couva, construído según normas internacionales, incorpora equipos médicos estadounidenses. Por ejemplo, camas de la firma Hill-Rom, líder en Estados Unidos, lámparas shadowless de la compañía alemana Maquet y aparatos de anestesia y electrocardiógrafo de la marca Mindray, fabricados en China.
Zhang explica que aunque Shanghai Group recibió el contrato del hospital, el diseño fue realizado por empresas de Estados Unidos. El equipamiento fue adquirido bajo requisito del gobierno de Trinidad y Tobago, pero con préstamos proporcionados por el gobierno chino. La tecnología médica dominante proviene de Estados Unidos, lo que demuestra la influencia estadounidense en la región, en cuanto a tecnología de salud.
En septiembre, los jefes de estado de China y Estados Unidos se reunirán en Washington. En la agenda, no hay tiempo para el tema del desarrollo de las empresas chinas en el Caribe, pues ellos tienen asuntos de mayor importancia que tratar.
A pesar de esto, espero que el presidente de Estados Unidos puedan disponer de tiempo para pensar en proyectos como el hospital de Couva y perciba que, en sus países vecinos, las empresas chinas también crean oportunidades para las empresas estadounidenses.
Como la globalización se complejiza, la dinámica de este proceso es que una de las partes ofrece oportunidades de desarrollo a la otra. Y la segunda,que en un momento fue la más beneficiada, al lograr su desarrollo, a su vez beneficia a la primera. Zhang y sus colegas pueden que no entiendan completamente la estrategia global de Estados Unidos, pero sí son conscientes de este claro principio.
Si bajo este enfoque, la administración de Obama está dispuesta a promover que las empresas estadounidenses participen en proyectos de desarrollo en Asia, este accionar generará resultados muy positivos para el desarrollo de dicha zona.
Incluso, de no poder hacerlo en la etapa actual, puede unirse a la iniciativa china "Un cinturón, una ruta". Es decir, compartir beneficios, y al mismo tiempo crean beneficios para otros.
Actualmente los factores políticos pesan más que los económicos e impiden que Estados Unidos tome tal decisión.
La actitud de Washington en relación al Banco Asiático de Inversiones para Infraestructura (BAII) lo único que logra es perder otra oportunidad de desarrollo global.
Asia necesita de Estados Unidos, al igual que el hospital Couva necesita
camas estadounidenses. Pero esto, no puede lograrse solamente vendiendo buques de guerra.