El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, advirtió hoy que hay una creciente y grave crisis de derechos humanos en Burundi que podría tener repercusiones regionales muy serias.
De acuerdo con una declaración emitida por su oficina, Al Hussein apeló el lunes por la noche al Consejo de Seguridad de la ONU para que explore todas las opciones posibles para evitar más actos de violencia, incluyendo el congelamiento de activos, las prohibiciones de viajes y otras medidas para detener la actual violencia y evitar un conflicto regional.
En un informe para el Consejo de Seguridad de la ONU, el funcionario dijo que Burundi se encuentra "en un momento crucial y extremadamente peligroso".
El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, emitió la semana pasada un ultimátum a los burundeses para que entreguen todas las armas y advirtió que quienes no lo hagan serán tratados como "enemigos de la nación".
"Frases como esta recuerdan el lenguaje que esta región ya ha escuchado antes y que no debería estar escuchando de nuevo. Podrían indicar la inminencia de una violencia mucho peor y más generalizada", dijo el alto comisionado.
De acuerdo con el funcionario de la ONU, en Burundi, y sobre todo en Buyumbura, ha habido un número creciente de asesinatos extrajudiciales documentados en los últimos meses, incluyendo múltiples asesinatos políticos.
El jefe de derechos humanos de la ONU dijo al Consejo de Seguridad que al menos 240 personas han muerto desde que comenzaron las protestas en abril y que ha habido cientos de casos de arrestos y detenciones arbitrarios sólo en el último mes en contra de la oposición, periodistas, defensores de derechos humanos y sus familias, personas que asisten a los funerales de los asesinados y habitantes de barrios considerados favorables a la oposición.
"Y para agravar aún más las cosas, se informó que grupos armados están reclutando en algunos campamentos para refugiados en países vecinos y que agentes del gobierno de Burundi también están presentes para identificar a opositores", dijo.
"Estos y otros signos de un repentino agravamiento de la regionalización de la crisis me lleva a enfatizar que los países que albergan campamentos tienen que asegurarse de protegerlos debidamente y de mantener su naturaleza civil", agregó.