China y la Unión Europea (UE) pueden intensificar su cooperación sobre asuntos relacionados con la gobernanza mundial dentro del marco del Grupo de los Veinte (G-20), según varios expertos.
Líderes de las 20 principales economías globales se reunirán en su décima cumbre el domingo y el lunes en Antalya, ciudad costera en el suroeste de Turquía.
La cumbre llega en un momento en el que la economía mundial está enfrentando varios problemas como la desaceleración del crecimiento, las políticas diferenciadas, la transición y los cambios o la creciente incertidumbre.
Mientras tanto, el G-20, foro líder de la cooperación internacional que representa cerca del 80 por ciento del comercio global, ha entrado en un momento crucial para pasar de ser un mecanismo de gestión de riesgos a otro de administración económica a largo plazo.
FORO CENTRAL SOBRE GOBERNANZA MUNDIAL
Como plataforma de primer nivel para la cooperación económica global, el G-20 fue actualizado tras la crisis económica global de 2008 y sigue siendo un foro central para la cooperación en el contexto de la recuperación y un crecimiento lento a nivel mundial, dijo Thomas Renard, investigador del Instituto Egmont-Royal de Relaciones Internacionales con base en Bruselas.
Una opinión similar es compartida por Claudia Schmucker, jefa del programa "Globalización y Economía Mundial" del Consejo Alemán sobre Relaciones Internacionales.
"El G-20, pese a todas sus debilidades, es el foro de gobernanza mundial más importante para los asuntos económicos y financieros", dijo.
Al repasar el desarrollo del G-20, Schmucker señaló que el grupo ha logrado una serie de resultados positivos respecto a la gobernanza global en años recientes a través de la cooperación entre sus miembros.
Entre estos resultados, de la respuesta común a la crisis finaciera de 2008 y el apoyo provisto por China y otros países emergentes durante la crisis del euro, a acuerdos sobre la reforma de cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI), las reglas del mercado financiero y las reformas fiscales, según Schmucker.
"El debate sobre los desafíos globales entre países (o bloques) industrializados y emergentes, como ocurre con la UE y China, tiene un valor en sí mismo, porque la confianza y el entendimiento se construirán entre miembros a veces muy diferentes a través de las reuniones regulares del G-20. El grupo es el único foro donde esto es posible", comentó.
REFUERZO DE LA COOPERACION EN LA CUMBRE
En la inminente cumbre del G-20 en Antalya, afirmó Renard, se espera que la UE y China intensifiquen su cooperación en varios asuntos referentes a la gobernanza mundial.
"Las cuestiones económicas serán importantes, como siempre sucede en las reuniones del G-20. La UE y China tienen mucho que aportar al debate sobre crecimiento, comercio e inversión, por separado y juntas", puntualizó.
A su juicio, la UE y China han desarrollado sus propios "planes de inversión", el llamado Plan Juncker en Europa y varias iniciativas nacionales en China, además de los proyectos más internacionales de la Franja y la Ruta y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII).
"Muchos países de la UE se han unido ya al BAII, al tiempo que China ha anunciado que apoyará el Plan Juncker", precisó. "En general, es probable que China y la UE continúen explorando posibles vías para impulsar la cooperación y las inversiones cruzadas".
En este contexto, y en relación con las discusiones más amplias sobre la agenda multilateral, Renard consideró que la UE y China pueden establecer sus propios objetivos comerciales, que son distintos pero podrían llevar a un acuerdo bilateral sobre inversión.
En cuanto a las próximas conversaciones sobre el clima en París, Renard aseguró que el cambio climático será otro asunto central en la cumbre.
"El G-20 ofrece una oportunidad definitiva para pulir las posiciones y crear el apoyo político para una acuerdo climático ambicioso. En este contexto, hay grandes esperanzas de que China y los europeos puedan trabajar juntos hacia un buen pacto", anotó.
FUTURAS OPORTUNIDADES DE COOPERACION
Los expertos consideran que hay potencial en muchas áreas para que China y Europa sigan reforzando su coordinación y colaboración sobre la gobernación mundial en el futuro dentro del marco del G-20.
Tomando a China y Alemania como ejemplo, el embajador chino en ese país europeo, Shi Mingde, subrayó que los dos países, ambos miembros del G-20, tienen posturas comunes o similares sobre la administración económica internacional y los principales temas económicos mundiales, además de mantener una cooperación y coordinación estrechas.
"China y Alemania van a continuar potenciando la coordinación en política macroeonómica dentro del marco del G-20 y trabajando juntas para construir y mantener una economía mundial abierta, sí como para fomentar la instauración de un sistema de administración económica mundial más equitativo", dijo.
En opinión de Schmucker, China y Alemania podrían cooperar, sobre todo, en cuestiones como el cambio climático, las negociaciones de Doha y los reglamentos del mercado financiero.
"China está participando de forma muy activa y constructiva en las negociaciones de la conferencia sobre cambio climático que se celebrará en París. El clima es un tema al que Alemania siempre ha concedido importancia", afirmó.
Confió en que ambas partes amplíen este asunto tras la conferencia de París y también dentro del marco del G-20.
Otro ámbito importante son las conversaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Como uno de los grandes actores comerciales, China, junto con Alemania, pueden dar al organismo un importante impulso en los próximos dos años, dijo Schmucker.
"La canciller alemana, Angela Merkel, está también muy interesada en la aplicación y expansión de las normativas del mercado financiero, particlarmente para la banca en la sombra. Este es también un asunto importante para China", afirmó y, en este sentido, puntualizó, ambas partes pueden trabajar con éxito.
DESAFIOS QUE ENFRENTA EL G-20
Respecto a los desafíos que enfrenta el G-20, Schmucker indicó que el grupo ya se ha convertido en una comunidad de intereses que persigue la meta de un crecimiento fuerte, equilibrado y sostenible de la economía mundial.
Sin embargo, "los intereses nacionales de los Estados miembros pasan nuevamente al primer plano cuando disminuye la crisis financiera", añadió.
Gu Xuewu, director del Centro para Estudios Globales de la Universidad de Bonn en Alemania, señaló que a fin de lograr una mejor cooperación, los países del G-20 deben superar un "obstáculo estructural".
"Los principales miembros del G-20 están divididos en dos grupos: el BRICS y los siete países industrializados. Los dos grupos tienen diferentes demandas. No es difícil para ellos encontrar metas comunes abstractas, pero muy posiblemente avanzarán por vías separadas en cómo obtener los objetivos," expuso.
Gu consideró que la construcción de "puentes" es necesaria para romper esta contradicción estructural, argumentando que China y Alemania tienen la capacidad de ayudar a construirlos y deben concentrar sus esfuerzos para hallar los lugares correctos.
"Creo que muchos retos que los países emergentes e industrializados están encarando son los mismos. Uno de los temas más grandes es cómo promover el empleo, especialmente para las mujeres. Todos los miembros del G-20 están enfrentando los mismos desafíos al respecto", subrayó.
A su juicio, China y Alemania, que ostentarán la presidencia rotatoria del G-20 en 2016 y 2017, respectivamente, tienen gran potencial para cooperar a la hora de unir a los países en desarrollo y los desarrollados para superar la contradicción estructural de la diferenciación de grupos y lograr una situación de beneficio recíproco.