Un nuevo lema para la planificación familiar recorre las redes sociales chinas. (Foto: Xinhua)
En el país más poblado del mundo, la maternidad no es un asunto privado. Durante mucho tiempo se consideró como una "tarea revolucionaria" y de interés nacional.
A principios de la década de 1980, se pintaron consignas en paredes y edificios.
Las familias que violan la política de un solo hijo eran calificados de "guerrilleras". Muchas veces tenían que esconderse para escapar de las enormes multas o de otras sanciones.
Tradicionalmente, en China el acto de perpetuar la sangre es visto como una virtud. Cuando en 1949 se funda la Nueva China, el país era muy pobre y subdesarrollado y el concepto "más población, más riqueza" fue totalmente aceptado. Entonces, la población creció de 540 millones a 830 millones en 1970.
Temerosos de que el crecimiento incontrolado ahogaría el desarrollo económico, a finales de 1970 China inició la estricta aplicación de la política del hijo único, sobre todo entre la población urbana.